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Aprendiendo a bailar
El bailarín donostiarra Urtzi Aranburu ha impartido el apartado de clásico. Por oficio o por afición, la danza reúne a dos centenares de estudiantes en los cursos de Arteleku
Todos ellos han coincidido estos días en el cursillo
navideño realizado por la Asociación de Profesionales de Danza de
Gipuzkoa, en Arteleku. Organizar esta actividad para completar la
formación de alumnos y profesores fue uno de los motivos impulsores de
la creación de la entidad asociativa. En la primera edición, en 1983,
impartió las clases Carmen Roche. Este año, el donostiarra Urtzi
Aranburu, ex solista de Nederlands Dans Theater, ha sido el responsable
del apartado clásico, mientras que Ángela Rodríguez, de contemporáneo, y
Rebeca Falcón, de jazz. Durante cinco días, desde las 9 de la mañana
hasta las 20.30 horas, se han juntado estudiantes de danza para recibir
sus clases en estos estilos.
Adictos al curso
Los hay verdaderos adictos al cursillo, como Hodei
Iriarte y Amaia Elizaran, apuntados a las tres disciplinas. También se
encuentra quien gusta de comparar estilos como Irati Alonso, inscrita en
contemporáneo y jazz, aunque Amaia Leiza se decantó por el clásico. La
mayoría lleva ya muchas ediciones recibiendo estos cursos. Sin embargo,
son diversos los puntos de aprendizaje que resaltan. «Aprender a
amoldarte a diferentes profesores, enriquecer nuestra técnica y
experiencia, y ¡cómo no! disfrutar bailando», valora Leiza. «Cosas
generales como puede ser no mirarte al espejo o tratar de respirar
mientras bailas; nunca cosas que tengan que ver con la técnica», asegura
Iriarte. «El estilo que trae cada profesor, las diferentes técnicas que
imparte -resalta Elizaran- te permiten aprender nuevo vocabulario y
acostumbrar al cuerpo y a la mente a sacar adelante todo lo que en tan
poco tiempo se nos propone».
Concluido el cursillo, es el momento de hacer balance.
«Ha sido intenso, de mucha 'caña', con muy buenos profesores», comenta
Amaia Elizaran, estudiante de 4º de danza contemporánea en el Real
Conservatorio Profesional de Danza 'Mariemma' de Madrid. Coincide en la
apreciación Hodei Iriarte, también compañero de centro de estudios,
aunque orientado a la rama clásica. Todo son parabienes hacia la labor
de Urtzi Aranburu como profesor: «Ofrece unas clases muy divertidas,
además ha sabido conectar con nosotros y, a la vez, nos ha sacado todo
lo posible», explica Amaia Leiza, estudiante del Conservatorio
Profesional de Danza 'Carmen Amaya'; «Urtzi transmite tranquilidad y se
disfruta muchísimo en sus clases», añade Elizaran. En el campo
contemporáneo, también Ángela Rodríguez ha concitado buenos comentarios:
«Claridad en lo que pedía, en unas clases de técnica Limón», define
Elizaran.
La mayoría de los alumnos comenzaron su formación a una
corta edad: 4 años Amaia Elizaran, 4, Amaia Leiza y Hodei Iriarte. Para
Irati Alonso, la afición llegó más tarde, a los 10 u 11 años. Tanto
ambas Amaia como Hodei tienen claro su objetivo: «convertirme en
profesional». Para Alonso, su camino es diferente: «La danza es sólo
hobby, por desgracia». Independientemente hacia dónde se dirijan sus
pasos, lo que sí tienen claro los cuatro es que volverán a encontrarse
en el aula de Arteleku, en el próximo cursillo. «Repetiré, como todos
los años. Además es un reencuentro», aseguran. La próxima cita, del 26
al 30 de abril, en el mismo escenario, y quién sabe si todos ellos más
cerca de cumplir su sueño profesional.
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