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Anna Karenina a lo grande
Adolfo Yebra lo tiene claro: "Este ballet va a ser un hito en Bilbao". No es para menos. Estamos hablando de Anna Karenina, que llega mañana al Euskalduna de mano del Eifman Ballet Theatre, considerada como la mejor compañía de ballet de Rusia hoy día. Son palabras mayores. Por eso Adolfo Yebra, presidente de la Asociación Bilbao Ballet Elkartea (ABBE), no puede más que esperar con ganas y con una pizquita de nervios la puesta en escena de este ballet que promete calidad, emoción y espectáculo: los ingredientes habituales en los montajes del coreógrafo Boris Eifman. "Este ballet es difícil de contratar porque tiene el calendario completo", destaca Yebra. "Cuando me llamaron para proponerlo ni me lo pensé", añade.
Así, quien mañana se acomode en una de las butacas del Palacio Euskalduna podrá disfutar de una obra que reúne el genio de Eifman y el buen saber hacer de su ballet sazonados con una selección musical de Tchaikovsky. Además, el coreógrafo ruso ha sabido dotar al ballet de una escenografía espectacular, llena de efectos, y de un dramatismo como el que se merece una obra tan visceral como es Anna Karenina. La novela de Tolstoi adquiere más fuerza aún si cabe de la mano de Eifman.
Para Yebra tres son los genios de la coreografía que han revolucionado la danza: Petipa, Balanchine y Boris Eifman. Eifman fundó su propia compañía en 1977 rompiendo con las estrictas reglas del academicismo ruso. Su trabajo se caracteriza por resistirse a las corrientes y a las modas para imponer su forma de expresarse, personal y apasionada. "Eifman tiene claro que el ballet es un concepto visual, como lo son el cine y el teatro. Y él busca la manera de unificar esas artes visuales y acoplarlas al ballet pero sin perder para nada el academicismo", afirma. "El estilo clásico ruso no lo pierde nunca", destaca. Hoy, con su compañía ha conseguido los premios más importantes, tal y como asegura el presidente de ABBE. De hecho, el Ayuntamiento de San Petesburgo puso a su disposición el Centro Coreográfico, donde se forjan sus mejores creaciones. Además, todos los años Eifman estrena una obra en el New York City Center.
"Los bailarines son espléndidos, de pura escuela rusa, pero bailando al ritmo infernal de Boris Eifman", resalta Yebra. "Hay que tener mucho amor a la danza para estar en su compañía", añade destacando su dureza y nivel de exigencia.
Bilbao además tendrá la suerte de disfrutar de este ballet en el espectacular formato en el que originalmente lo concibió el coreógrafo ruso. "Eifman piensa en grande y para ello necesita los grandes escenarios, con medios", afirma Yebra. Así, el potente escenario del Euskalduna acogerá una escenografía impactante, llena de efectos y que en ocasiones llegará a acoger hasta a sesenta bailarines. "Es apabullante. Algo que muy pocas compañías hacen", añade.
Dramatismo y emoción
Todo un espectáculo
Adolfo Yebra asegura que los espectadores se van a asombrar mucho ante esta obra. "A partir de mañana la gente va a hablar de Anna Karenina", resalta. "Pero no quiero desvelar cosas. Esto es como esas películas en las que te dicen que no cuentes el final. Todos sabemos cuál es el final de Anna Karenina pero es impresionante cómo lo resuelve Boris Eifman", apostilla sonriendo. Y es que, el dramatismo, la emoción van a estar presente en todos y cada uno de los minutos de este montaje que ofrece desde la delicadeza del baile en punta hasta la espectacularidad de la recreación de un carnaval en Venecia.
Por otra parte, mañana, sobre las tablas de Euskalduna va a haber un pequeño futuro valor autóctono: un niño de la escuela de Andoni Aresti que interpretará al hijo de Anna Karenina. "Entre tanto ruso tendremos un artista bilbaino", ríe Yebra.
La parte musical es otra de las grandes bazas de este ballet, ya que cuenta con piezas de Tchaikovsky. "La música no se compuso para este ballet, sino que Eifman recorrió la obra del compositor y buscó los temas adecuados para ir acoplándolos a cada uno de los pasajes", asegura Yebra. Así, los bailarines danzarán al ritmo de piezas como Serenata para cuerdas, Sinfonía Patética, Fantasía sinfónica Tempestad o la Obertura fantástica Romeo y Julieta.
De este modo, el atractivo de una música reconocida y reconocible por el público se suma al título de este ballet que es muy popular por la novela de Tolstoi y por las versiones que se han llevado al cine. "Es un título que pensamos que tendría gancho y efectivamente, la gente ha respondido", explica Yebra.
Este ballet ya se ha representado en el Teatro Victoria Eugenia de Donostia y ha contado con el beneplácito absoluto del público. "En Donostia están emocionados con lo que acaban de ver", apostilla el presidente de ABBE. Y eso es siempre una buena tarjeta de presentación. Sin embargo, el público que asistió a la puesta en escena de la capital guipuzcoana presenció una versión en un formato mucho más pequeño que el que mañana se va a poder disfrutar en el Euskalduna, por cuestiones de dimensiones del escenario. Ahora ya sólo queda embelesarse por la grandiosidad de Anna Karenina y de Eifman, una experiencia que Yebra destaca que se disfruta también perfectamente desde las zonas altas de Euskaduna, desde las que se percibe todo el dibujo de la coreografía.
"El que presencie mañana este ballet se va a quedar enganchado", destaca el presidente de ABBE. "Querrá más de esto, pero tener más como esto es muy difícil", concluye sonriendo.
La Asociación Bilbao Ballet Elkartea, tres años trabajando por la danza
Ha organizado ya tres ediciones del espectáculo 'Los vascos y la danza' y está preparando la cuarta.
L. Gondra
bilbao. La Asociación Bilbao Ballet Elkartea cumplirá en febrero tres años. Lo que nació con el objetivo de traer a la villa grandes ballets, se ha consolidado dentro de la vida cultural de Bizkaia. Tal y como explica su presidente, Adolfo Yebra, esta entidad ha traído a nuestros escenarios obras muy destacadas, como El lago de los cisnes de la mano del Ballet Nacional de Lituania, con Igor Yebra y Alicia Amatriain al frente, y con una importante escenografía.
Entre otros montajes que han conseguido acercar a la villa, destacan las tres galas Los vascos y la danza que ya han puesto en marcha. "En estos espectáculos hemos traído a los más grandes bailarines vascos que tenemos fuera. Nos falta Lucía Lacarra, a la que estamos tratando de conseguir para la cuarta gala", explica Yebra.
"Nos han dicho algunos operadores que lo que nosotros hacemos con Los vascos y la danza no se puede hacer en Europa, aunque sea sólo por el coste de las figuras que vienen", asegura Yebra. "La suerte que nosotros tenemos es que si le dices a un bailarín de aquí que venga y que le van a ver sus amigos y su familia, vienen aunque sea a precio reducido porque tienen la ilusión de actuar en su tierra", explica. "Y eso lo conseguimos gracias a nuestra gente", enfatiza.
Adolfo Yebra tiene claros cuáles son los objetivos de su labor: "Yo siempre he querido que se vea que el ballet no es solo Igor Yebra, mi hijo. Igor es un afortunado dentro del mundo de la danza; es un chico que triunfa en todo el mundo. Pero hay otros Igores y hay otras Lucías y esos son los que queremos que vea la gente aquí".
Ahora, esta entidad tiene intención de seguir trabajando para programar en Bilbao la mejor danza. Así, entre los retos de esta entidad, están por ejemplo, traer Espartaco, con Igor Yebra al frente, lo que sería "la culminación", según palabras del presidente de ABBE, o Iván el Terrible que ya se vio en Moscú.
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