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Ángel Corella: «Este espectáculo es una forma bonita de decir adiós al público de San Sebastián»

El violinista Ara Malikian y la Orquesta en el Tejado acompañan al intérprete madrileño en su cuarta actuación en el auditorio del Kursaal
Egilea
Iratxe de Arantzibia
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
San Sebastián
Mota
Elkarrizketa
Data
2014/11/23
Lotura
Diario Vasco

Los veinte minutos de aplausos con los que se despidió del American Ballet Theatre (ABT) en el Metropolitan de Nueva York hace dos años cerraron la brillante etapa de diecisiete años gracias a la que Ángel Corella (Madrid, 1975) se convirtió en una estrella internacional. Fue una noche 'bittersweet' -agridulce- que se tornó más agria cuando el artista concentró sus energías en intentar insuflar el último hálito de vida al fallido Corella Ballet-Castilla León (2008-2011), después rebautizado como Barcelona Ballet (2012-2013). Lejos de ese amargor, las noches de Corella en San Sebastián se cuentan por éxitos, desde su primera actuación con el Ballet de Víctor Ullate en 1993, en el Teatro Victoria Eugenia, cuando aún no había alcanzado la mayoría de edad. El Auditorio del Kursaal acogió sus triunfos con el recital de Ainhoa Arteta a punto de dar a luz (2000), la 'Suite Corsario' (2006) y 'La Bayadère' (2009) con su extinta compañía. Recientemente nombrado director artístico del Pennsylvania Ballet, Ángel Corella actúa por última vez en San Sebastián, mañana, en un espectáculo 'inusual' junto al violinista Ara Malikian y la Orquesta en el Tejado.

- Amenaza con colgar las zapatillas en los teatros del Canal de Madrid, el 4 de enero.

- Ya se acabó. Cuando uno ve que no puede ofrecer al público el tipo de bailarín que ha sido, lo mejor es dejar el paso libre a la gente nueva que viene. Cuando dejé el Metropolitan de Nueva York, prácticamente todas las críticas decían que lo dejé al mismo nivel con el que entré. Siempre he tenido terror a salir a un escenario siendo una sombra de lo que fui, quiero despedirme del público en mi mejor momento, de la mejor forma y creo que este espectáculo es de la mejor forma que podía hacerlo. Si me subo al escenario, será algo muy puntual, porque mantener la dirección de una compañía en su nivel óptimo es un trabajo que requiere estar al 100%. He bailado muchísimo más de lo que hubiese esperado nunca. He tenido una carrera más que buena y que feliz. He tenido tantísima suerte que me retiro sin acritud y con mucha alegría. Y con un futuro muy esperanzador en el Pennsylvania Ballet.

- Será la quinta y última vez que actúe en San Sebastián, ¿cómo le recibe el público de aquí?

- Siempre me ha respondido con extremo cariño. Al finalizar los espectáculos, suele haber mucha gente esperando para pedir un autógrafo. San Sebastián es el París de España, una de las ciudades más bellas que tenemos en nuestro país. Ésta va a ser de las últimas veces, por no decir la última, en la que me van a poder ver bailar y es una forma bonita de decir adiós al público de San Sebastián. No sé si por el exterior cerca del mar gracias al que se palpa su energía, todos los espectáculos en el auditorio del Kursaal siempre han sido noches muy especiales. Recuerdo cuando Ainhoa Arteta estaba a punto de tener a su primera hija. Aquella fue una noche espectacular, porque todo salió impecable. No había tenido un espectáculo tan bordado desde hacía mucho tiempo. Cada vez que he actuado en San Sebastián, he estado muy relajado porque el público es siempre tan receptivo que hace esforzarte más y salir a darlo todo.

- Será la quinta y última vez que actúe en San Sebastián, ¿cómo le recibe el público de aquí?

- Primero que, por el precio de una entrada, están viendo a dos artistas de nivel internacional que, en nuestras respectivas modalidades, estamos reconocidos mundialmente. Es algo inusual contar en una misma actuación con bailarines y músicos tocando música de Tchaikovsky, de Arvo Pärt, y composiciones hechas específicamente para este espectáculo por Ara Malikian y Humberto Armas. Hay muchísima energía en el escenario, con piezas clásicas, neoclásicas y un poco más contemporáneas. Casi hacemos a los violinistas bailar y nosotros ponemos nuestro cuerpo al servicio de la música. El público va a poder disfrutar de danza clásica a grandísimo nivel y de grandes músicos. Espero que en San Sebastián, el público también termine en pie como en toda la gira.

- Música en directo y danza, ¿es una buena combinación?

- Lo bueno es que este espectáculo atrae al público de música que sigue a Ara Malikian y a la Orquesta en el Tejado y al de la danza que sigue a Ángel Corella y a los bailarines que quedan del Barcelona Ballet. Al juntarse ambos tipos de públicos, hay personas que descubren otros mundos. Ara tiene un carácter mucho más reservado y tímido, pero es un verdadero animal de escena. Tenemos mucha similitud en nuestra forma de interpretación y de conexión con el público. La forma de tocar de Ara es un espectáculo: salta, gira, hace de todo; la capacidad técnica que tiene con el violín se une a su capacidad interpretativa. Hoy en día se está olvidando qué es la danza y el espectáculo en sí y se ha convertido en una especie de Olimpiadas, para ver quién puede saltar más, girar más, etcétera. El público siempre reacciona a eso pero tiene que haber algo detrás que llegue, que pueda hacer que el espectador no sólo recuerde quién ha saltado más alto sino esa sensación de que le han hecho soñar.

Ángel Corella: «Este espectáculo es una forma bonita de decir adiós al público de San Sebastián»

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