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Andra Mari Dantza Taldea mira al futuro

Andra Mari Dantza Taldea, uno de los colectivos más enraizados en Galdakao, culminó ayer los actos de su sexagésimo aniversario con un espectáculo en el que rindió homenaje a su pasado sin perder de vista el futuro
Egilea
Ander Goyoaga
Komunikabidea
Deia
Mota
Erreportajea
Data
2015/11/22
Lotura
Deia

Varias generaciones de dantzaris pusieron ayer el colofón a los actos del 60 aniversario de Andra Mari Dantza Taldea, una agrupación con un enorme arraigo en Galdakao y que durante el último mes se ha dado su particular homenaje para disfrute de los galdakoztarras. Bajo el título Atzoko, gaurko eta biharko Andra Mari el frontón de Kurtze fue el lugar escogido para poner el broche a un generoso programa por el que en el último mes han pasado Kepa Junkera, Benito Lertxundi, Erramun Martikorena o Brian Finnegan.

Antes de que arrancase este evento tres generaciones de dantzaris charlaron con DEIA en torno a la evolución de una agrupación con la que comparten un bagaje de muchos años e incluso han recorrido medio mundo.

Las últimas semanas han sido especialmente intensas para Andra Mari Dantza Taldea habida cuenta de que ayer tenían su prueba de fuego. La sede de esta agrupación en la calle Juan Sebastián Elkano ha bullido actividad durante varias semanas con la vista puesta en esa jornada. Allí se han encontrado estos días, entre otros, Mikel Molina, de 21 años; Mikel Goitia, de 46 años; y Kepa Artetxe, de 76 años, tres dantzaris con una experiencia muy diferente con respecto al grupo.

“Está siendo bastante exigente todo lo que rodea al aniversario, llevamos semanas sin parar”, explicaba Artetxe en uno de los ensayos previos al acto final. No es desde luego el primer aniversario por todo lo alto que vive, ya que es uno de los fundadores de la agrupación. “Quienes comenzamos éramos aspirantes a entrar en Acción Católica, empezó como un entretenimiento para los jóvenes. Sabino Larrea y Amantzi Meabe colaboraron mucho en el surgimiento y al principio ensayábamos en el pasillo entre la sacristía y la sede de Acción Católica. Luego llegaron muchos otros dantzaris y el grupo fue creciendo. No tuvimos problemas en organizar nuestros actos, aunque siempre nos obligaban a poner algún distintivo español en las banderas del grupo y nos advertían que ojito con lo que exhibíamos”, recuerda.

La agrupación fue creciendo paulatinamente y gracias a un pequeño premio en un sorteo de lotería se pudo comprar su local de Juan Sebastián Elkano. Desde hace más de 40 años es el lugar de reunión de este grupo, un local por el que han pasado varias generaciones de galdakoztarras. En el txoko de esta sede, Mikel Goitia, de 46 años, explica su experiencia de más de dos décadas bailando con Andra Mari. “Soy dantzari desde los 7 años, aunque al principio bailaba en Bakio. En Andra Mari llevo media vida y creo que es un grupo especial. Lo que más destacaría es la seriedad con la que se trabaja y el amor a Euskal Herria, dos valores que nos han transmitido los veteranos. Somos conscientes de lo que podemos dar y trabajamos duro para lograrlo”, explica.

Esta afición ocupa muchas horas de su tiempo libre, aunque lo que le aporta compensa con creces ese sacrificio. “Enseño a un grupo de niños muy jóvenes y en los últimos 22 años he estado en todas las giras, salvo en una por Portugal. Bailar con Andra Mari me ha servido para trabar amistad con muchos dantzaris tanto de este como de otros grupos de Euskal Herria”, explica. Entre los múltiples viajes que ha realizado, se queda con una salida a Lituania a mediados de los 90 y el Jaialdi de Boise en 2005. Durante el último verano Andra Mari ha viajado a Rumanía; uno de los integrantes de esta expedición ha sido Mikel Molina. El contexto en el que comenzó a bailar poco tiene que ver con los inicios de Artetxe y compañía, aunque ya empieza a atesorar un buen puñado de experiencias de la mano de la agrupación. “Soy dantzari desde los 8 años y entré en Andra Mari porque vinieron a la ikastola buscando dantzaris jóvenes. He practicado diferentes deportes, aunque los he ido dejando y al final me he quedado solo con las danzas, que es lo que más me ha convencido”, explica.

Según indica, muchos de los jóvenes que comenzaron junto a él lo han ido dejando a lo largo de los años. En todo caso, la cantera no es por el momento un problema para Andra Mari. “Tenemos varios grupos de niños y de momento no tenemos problemas, menos aún con las niñas, que siempre se animan con más facilidad”, añade Goitia. Aunque Artetxe considera que el grupo y la danza en general ha vivido tiempos mejores, durante la jornada de ayer quedó patente que Andra Mari conserva un poder de convocatoria sobresaliente. Varios centenares de personas pudieron disfrutar de un espectáculo en el que se representaron danzas de diferentes zonas de Euskal Herria y que evidenció las décadas de experiencia que atesora la agrupación.

Una imagen del espectáculo ‘Atzoko, gaurko eta biharko Andra Mari’, ofrecido ayer en el frontón de Kurtze.

Una imagen del espectáculo ‘Atzoko, gaurko eta biharko Andra Mari’, ofrecido ayer en el frontón de Kurtze. (A.G.)

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