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Alsasua celebra Santa Águeda a lo grande
Así, desde primeras horas de la mañana los 34 quintos comenzaron una cuestación popular para financiar los festejos. Reconocerlos era fácil. Vestidos de riguroso blanco, los mozos llevaban cruzado sobre el pecho dos pañuelos y otros dos colgados del cuello, uno blanco por delante y otro verde, el color de esta mártir siciliana. Para protegerse del frío, un kaiku y txapela . También lucían, y es el único día, el palo de Santa Águeda, una peculiar vara de mando realizada con madera de gorosti (acebo) sobre el que se disponen lazadas de cintas, sobre todo rojas, verdes y blancas, así como seis cintas de seda, normalmente bordadas aunque cada vez se ven mas pintadas.
Ayer también era importante una bandeja de plata que los quintos extendían diciendo "dinero para los quintos", otros "unas monedicas", y otros nada, ya que se entendía fácil. Así, al abordaje de viandantes y vehículos, estuvieron toda la mañana. Según explicaron, los vecinos fueron generosos. Habrá que esperar hasta hoy para saber el dinero obtenido. A éste se añadirá el recaudado la víspera por las quintas, que cantando las coplas de la santa, pidieron dinero por las casas extendiendo sábanas para alcanzar las monedas que se lanzaban desde ventanas y balcones.
Mientras los quintos pedían, el rey, Javier Etxeberria, se encargaba de custodiar el dinero que iba a parar a las sacas de un burro y el segundo rey, Iñaki Gorrotxategi, acompañado de los txistularis, acudía a casa de las quintas a recoger las tortas. Se trata de unos roscos de pan adornados con dulces que son otros de las principales fuentes de ingresos para sufragar estos festejos que se prolongarán hasta el sábado con descanso el jueves. En el ritual de entrega se baila una jota y una porrusalda , a la que se unen familiares y amigos. Después se fueron llevando a empresas y establecimientos. A cambio, les dieron una media de 50 a 100 euros aunque en un centro comercial, y acompañados de las cámaras, fueron 300 euros.
La cuestación se prolongó hasta las cinco de la tarde, con una
comida-merienda para reponer fuerzas. Después llegó el turno de los zortzikos , la gizon dantza
que no falta en los festejos de la villa y muy unida a esta fiesta ya
que es en Santa Águeda cuando se aprende. De ello se encarga desde 1968
Luis Mari Lopez de Goikoetxiea, quien enseñó este baile a su quinta.
Precisamente, aquellos jóvenes este 2007 cumplen 60 años y también lo
celebraron. "Entonces fuimos 19 quintos y hoy nos hemos juntado 50"
recordaba. Con ellos no faltaron los txistularis Cristóbal Lanz y
Josetxo Urizar, para este último eran sus bodas de oro acompañando a
los quintos. Del mismo modo, otras quintas, las de los 50 años y la de
los 25, también lo celebraron a lo grande y otros que sin coincidir con
una fecha redonda, lo festejan todos los años. Otras quintas más
jóvenes lo harán el próximo sábado.
85 miembros de la quinta de 1982 se reunieron para las bodas de plata de su fiesta
Otra quinta que celebró de una manera especial la fiesta de Santa Águeda fue la de 1982, que ayer se volvió a juntar después de 25 años.
Eran 71 chicos y 69 féminas nacidos entre noviembre de 1962 y diciembre de 1963. Acudieron 85, quienes luciendo un pañuelo verde anudado al cuello, vivieron una intensa jornada. Comenzó con un lunch en el Gure Etxea, donde estos días se exponen 400 fotografías de aquella Santa Águeda. Después, misa y entrega floral en el cementerio por los quintos fallecidos. Tras la foto de rigor, no faltó un zortziko con Juan Pablo Urizar y Satur Leoz al txistu. Después comida, baile, zortzikos en la plaza y cena. Muchos volverán a juntarse el sábado.
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