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«Prefiero que el público llore o se ría conmigo a tener un trofeo en casa»
Alicia Amatriain, bailarina principal del Ballet de Stuttgart
Siempre tuvo claro que iba a dedicarse a la danza, desde su primer contacto con este arte a la corta edad de 4 años. Durante el periodo de 1985 a 1994, se formó en el Conservatorio de Donostia-San Sebastián, bajo la supervisión de Peter Brown. A los 14 años, ingresó en la Escuela de John Cranko en Stuttgart. En 1998, ingresó en el Ballet de Stuttgart como meritoria, pasando posteriormente al cuerpo de baile, a la categoría de demi-solista para ser elevada directamente al rango de Bailarina Principal, en 2002. Para su debut en la máxima categoría de la compañía, Alicia Amatriain bailó el rol de Tatiana del ballet Onegin de John Cranko. Algunos coreógrafos han creado papeles especialmente para ella. Entre ellos, destaca el deprotagonista de Lulu, creado por Christian Spuck, en 2003. Por su interpretación, fue aclamada por la crítica especializada como una «bailarina excepcional de la temporada 2003-2004». En febrero de 2006, Alicia Amatriain, bailarina principal del Ballet de Stuttgart, recibió el premio alemán de baile Futuro 2006. Dos meses después, se alzó con el Premio Revelación 2006 de la Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa. El miércoles ofrecerá junto con Igor Yebra una representación de El lago de los cisnes con el Ballet Nacional de Lituania, en el Palacio Euskalduna de Bilbao (20.30 horas). Será la segunda actuación en España de la bailarina donostiarra.
- ¿Qué alicientes tiene 'El lago de los cisnes' del Ballet Nacional de Lituania con el que va a actuar en Bilbao?
-
En realidad, es una producción rusa, muy fiel al original. Sin duda, El
lago de los cisnes es uno de los ballets más característicos. Es como
si fuese el top de los ballets clásicos. Un amante del ballet tiene que
ver cualquier Lago, sea de quien sea.
- Tiene como partenaire a Igor Yebra en el rol de Príncipe Siegfried, ¿ha trabajado antes con él? ¿Qué destacaría de él?
-
Sólo hemos podido ensayar cuatro días en Stuttgart. La verdad es que
tengo ganas de hacer el espectáculo ya y ver cómo sale todo en escena.
Igor tiene mucha personalidad, carácter. Antes de preparar este Lago,
no lo conocía personalmente. Es un partenaire fantástico y todo el
mundo sabe lo buen bailarín que es. Pero, sobre todo, yo destacaría su
personalidad.
- El año pasado fue la primera vez que actuó
profesionalmente en San Sebastián y ahora, en Bilbao. ¿Hay una presión
diferente al actuar en casa?
- Va a ser la primera vez que actúe
en Bilbao. Es especial porque, hasta que el año pasado actué en San
Sebastián, había estado esperando durante mucho tiempo actuar allí,
algo así como unos diez años. Además, tener entre el público a la
familia es, en cierta manera, lo peor, porque me pongo mucho más
nerviosa. Les quiero tanto que me pongo nerviosísima.
- Lleva casi media vida formándose y trabajando en Stuttgart, ¿siente diferencias entre el público vasco y el alemán?
-
El público de Alemania me conoce, me ha visto crecer como persona y
como bailarina. Allí no me conocen. De lo que recibí el año pasado, me
pareció un público fantástico. Para mí, bailar en San Sebastián fue el
momento más especial de mi carrera, porque sabía y sentía que, entre el
público, estaba la gente que me quería.
- Forma parte del Ballet
de Stuttgart desde hace nueve años. Ha ascendido por toda la jerarquía
de la compañía, desde el cuerpo de baile hasta Bailarina Principal.
¿Qué características destacaría del Ballet de Stuttgart?
-
Personalidad. Tenemos técnica, partenaires, limpieza... De siempre, la
personalidad de los bailarines ha sido una característica del Ballet de
Stuttgart. Somos una familia, una compañía que siempre está junta. Sin
duda, la personalidad y la calidad.
- Como bailarina, ¿qué tipo de roles se adecúan a sus características?
-
Soy más una bailarina lírica que la típica de los 32 fouettés. No le he
dado importancia a convertirme en una máquina bailando sino a ser una
persona. Me encantan los roles dramáticos como Tatiana de Onegin,
Julieta de Romeo y Julieta, Margarite Gautier de La dama de las
camelias. Bailar Quijote, El lago de los cisnes o la Bayadère es otra
cosa, pero, definitivamente, me quedo con los roles dramáticos.
-
El año pasado fue excepcional para usted: Premio Futuro 2006 en Essen y
Premio Revelación en Gipuzkoa. ¿Cuál fue más especial, el galardón
alemán o el de su tierra?
- Los dos fueron especiales. Ser
reconocida en Alemania no me lo esperaba para nada. Respecto al Premio
Revelación de Gipuzkoa, cuando me enteré en casa, lo primero que hice
fue llorar. Era una manera especial de que se acordasen de mí. Cada
galardón fue muy especial en su terreno. No les doy importancia a los
premios, aunque sí los considero un halago. Prefiero que el público
llore conmigo o que se ría, a tener un trofeo en casa.
-
Precisamente, este año, sus primeros profesores, Peter Brown y Águeda
Sarasua recogían el reconocimiento de la Asociación de Profesionales de
Gipuzkoa, por su aportación a la danza. ¿Qué le inculcaron a usted?
-
Puedo decir que Peter y Águeda me dieron la mejor base. Aquí, en
Alemania, me limpiaron y me hicieron lo que soy ahora. Peter y Águeda
aceptaron que me daban la base y que no podían hacer más por mí. Fueron
lo suficientemente honestos como para aceptar que no podían darme más,
así que vine a Stuttgart.
- Forma parte de la larga lista de
bailarines vascos en el 'exilio'. A su parecer, ¿cuáles son las causas
de la diáspora de intérpretes vascos?
- En primer lugar, creo
que los bailarines vascos lo llevamos en la sangre. Lo peor es que
todos nos tenemos que ir fuera. Ahora, al final, Ángel [Corella,
bailarín principal del American Ballet Theatre] va a estrenar una
compañía clásica en España. En el único sitio donde se ha reconocido
nuestro talento es fuera. No sé exactamente de dónde viene el problema,
porque no estoy muy en contacto con España.
- Después de este
'Lago' en Bilbao, se anuncia su participación en la segunda gala de
'Los vascos y la danza', en el mes de junio. ¿Qué va a bailar?
-
Aún no estoy segura de qué voy a bailar, pero sí sé que actuaré junto a
Jason Reilly. Creo que una de las dos piezas será Le grand pas de deux
de Christian Spuck, una obra cómica. Adoro bailarlo; es durísimo, pero
disfruto mucho escuchando al público reírse. Eso será el 11 y 12 de
junio, en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
Alicia Amatriain nació en Donostia hace 26 años.
Formación y
carrera profesional: Estudió en el Conservatorio Superior de Danza
(1985- 1994) con Peter Brown. Completó su formación en la Escuela de
John Cranko en Stuttgart (1994- 1998), año en el que entró en el Ballet
de Stuttgart. Ascendió dentro de la jerarquía de la compañía,
saltándose el rango de solista, al acceder directamente de demi-
solista a principal, en 2002.
Premio Futuro 2006 en Essen (Alemania) y Premio Revelación 2006 (Asociación de Profesionales de Danza de Gipuzkoa).
Próximas
actuaciones en el País Vasco: El lago de los cisnes con Igor Yebra,
Auditorio del Palacio Euskalduna (Bilbao), 16 de mayo; 2ª Gala Los
vascos y la danza, Auditorio del Palacio Euskalduna (Bilbao), 11 y 12
de junio.
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