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Alegre ballet en el Kursaal
«La opereta es apta para todos los públicos», asegura el coreógrafo checo Zdenek Prokes
Anoche dirigió al ballet del Brno en el Kursaal, un auditorio que le sorprendió por sus dimensiones. «Desde 1992 hemos actuado en más de 20 ciudades españolas, donde los teatros son más pequeños que los de Praga. Pero este auditorio es más grande, nos hace sentir como en casa», afirmaba pocas horas antes de la representación Prokes, un acérrimo defensor de la opereta. La que dirigió anoche, La viuda alegre de Franz Lehar -con libreto de Víctor Leon y Leo Stein-, está considerada la obra más representativa de la opereta, un género que tiene una gran ventaja para el coreógrafo: llega a todo el público. «Es como la zarzuela en España, se entiende fácil. En un repertorio con obras dramáticas, hay que incluir piezas más alegres aptas para todo tipo de público».
Zdenek Prokes lo ha comprobado en Brno, una ciudad de cerca de medio millón de habitantes donde el público «es muy conservador y le gusta lo de siempre». Como director del Ballet del Teatro Nacional ha apostado por piezas clásicas y neoclásicas, «y para cosas modernas invito a compañías de fuera. Las que me gustan, claro, porque algunos ballets modernos son pura forma y en el fondo, no tienen nada que contar».
Consciente de la dificultad de atraer al público joven al mundo de la danza, Prokes, que es también profesor de la Academia de Artes Escénicas Janácek, cree que es mejor seguir representando El lago de los cisnes, «que es conocida y de calidad, a montar obras de danzas clásica y música rock, por ejemplo». Lo cual no es óbice para que defienda otros géneros, como el musical, en los que trabajó hace años como coreógrafo y que está viviendo un gran auge en su país, como sucede en España. «En Praga hay más de veinte musicales, muchos protagonizados por cantantes famosos y estrellas del país. Hace años que no se vivía semejante boom. Y la verdad es que muchos ellos son buenos», afirma Prokes, para quien la mezcla de expresiones artísticas, tan en boga hoy día, es lícita «siempre que tenga lógica y algo que transmitir». En el fondo, lo que le atrae de su trabajo, que ha sido representado por toda Europa y Japón, es «que me emocione, emocione a mis bailarines y al público».
La misma emoción que le transmiten Víctor Ullate y, sobre todo, Nacho Duato, «lo mejores coreógrafos que tenéis aquí. Son como mis cincuenta bailarines, que deben tener, además de buena técnica, mucha personalidad en escena».
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