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Adiós a Maite Eguiguren

Buzón

Egilea
José Luis Ansorena
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
Errenteria
Mota
Iritzia
Data
2003/05/28

Nacida en San Sebastián en 1939, de una familia modesta, fue el gran compositor y coreógrafo vitoriano José Uruñuela, profesor en San Sebastián, quien vio en ella a sus nueve años a una futura estrella de la danza. Solicitó a su familia autorización para trazar sobre Maite un plan especial de educación. Obtenida la venia, le inculcó una vida casera, rodeándole de medios muy personales.



Contrató una profesora particular para ella, lo que supuso el abandono de la asistencia a la escuela. Recibía clases de solfeo de un componente de la Schola Cantorum y piano de Julio Ugarte y del mismo José Uruñuela. De cuantas alumnas educó Uruñuela en la danza, Maite era su predilecta y un pedazo de su corazón.



Dadas las excelentes cualidades naturales de Maite, y el sistema particular de preparación al que le sometió su maestro, pronto destacó entre sus compañeras. Ella supo corresponder con generosidad a las atenciones recibidas y en muchos aspectos se convirtió en la ayuda que Uruñuela necesitaba.



Al cumplir los 20 años, Maite fue impulsada por su maestro a ampliar sus estudios de Danza y así lo hizo, participando desde 1959 a 1963 en los cursos de verano de la Academia Musical Chigiana de Siena y obteniendo en 1962 el premio FP Chigi Saracini por la coreografía y en 1964 el Diploma de Honor de perfeccionamiento en la danza.



En octubre de 1962 Maite trasladó su residencia a Roma en calidad de asistente de los maestros Sakharoff (Alexandre y Clotilde). Casada en 1964 con Mario Filomarino, tuvieron dos hijos, Nerea e Iker. En 1971 se dedicó al estudio de la danza moderna.



Todos los veranos regresaba a San Sebastián y en 1987 volvió definitivamente a su tierra, instalándose en Errenteria, donde ocupó una plaza como profesora de danza en el Conservatorio Municipal y en Ereintza Dantza Taldea. La gran correspondencia de agradecimiento y afecto que Maite había manifestado hacia su tutor artístico, hizo que José Uruñuela legase en ella en testamento todos sus bienes muebles.



Consciente del tesoro musical depositado en su vivienda, al fin en 1980 optó por ceder en depósito a Eresbil, el Archivo Vasco de la Música, la importante biblioteca y las obras editadas e inéditas de José Uruñuela. Ésta es a grandes rasgos la Maite Eguiguren que yo he conocido y adorado y que ahora la retengo en el dolorido recuerdo de su trágico accidente.

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