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Hemen zaude: Hasiera Hemeroteka «Si improvisamos en la cocina, en el amor, ¿por qué no cuando bailamos»

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«Si improvisamos en la cocina, en el amor, ¿por qué no cuando bailamos»

Helena Golab, Coreógrafa

Egilea
Begoña del Teso
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Albistea
Data
2003/11/26

- Apareció usted por la pista de baile en el más absoluto estilo chica de Almodóvar: gafas grandes, camisa de lunares, pantalones anchos, plataformones. Y parecía que su cuerpo fuera cubista, cada parte iba a su aire...



- Me encanta explorar mi cuerpo cuando bailo. Y en 12 horas, las que duró el maratón, tienes tiempo para sentir cada partícula de tí misma. Y para comprobar que tu cuerpo expresa cada tipo de música con maneras y estilos diferentes. Por otro lado, en la escuela de Amsterdam en la que he estudiado danza con profesores como David Zambrano, he aprendido mil historias. Por ejemplo, el suelo no es sólo esa superficie plana en la que caes o te recuestas. Se puede bailar en, desde y con él. Proyectarte, volar, usarlo como punto de apoyo. Por lo demás, en nuestra School for New Dance Developement, a la que volveré pronto, exploramos las mil interconexiones entre la mente y el cuerpo, reflexionamos sobre la grandiosidad de acciones tan simples como puede ser el mismo caminar. Y por supuesto, desarrollamos el arte de la improvisación. Uno de mis maestros me dijo una vez, ¿no improvisas tú en la cocina, en el amor o con tus 'papeles' de emigrante polaca? Pues hazlo cuando sientas la música, hazlo al bailar».



- Hablemos de Polonia. Se diría un país triste...



- Hombre, motivos para serlo y estarlo hemos tenido y nos han dado. Todo el mundo ha intentado machacarnos. Ahora estamos en un momento bonito, de cambio, a las puertas de la Unión Europea. En realidad, ¿qué quieres?, a veces se me ocurre que vascos y polacos nos parecemos bastante. Sobre todo los polacos de las minas. Nuestras minas y vuestro Norte. Trabajamos a tope pero cuando estamos de fiesta, estamos de fiesta.



- Ha viajado mucho, ¿cómo se siente aquí, cómo nos siente?



- Cuando llegué, francamente, 'flipé'. En Amsterdam la gente es abierta, te saluda, tal y cual, pero se preocupa mucho del dinero. Cada cual paga lo suyo. Aquí, yo quería pagar y no me dejaban. Siempre me decían «ya harás la próxima ronda». Dicen que sois fríos, secos, al principio. A mí no me importa porque, con el tiempo, vuestras relaciones, vuestra amistad, son muy de verdad.

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