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«Se está perdiendo una tradición única en el mundo, la danza española»
Antonio Márquez, bailarín y coreógrafo
- Su presencia, cada dos años más o menos, ya es habitual en San Sebastián. ¿Qué programa trae en esta ocasión?
- Es un espectáculo que se abre con un clásico nuestro El sombrero de tres picos, la obra de Manuel Falla basada en La pícara molinera. Luego vendrá El Bolero de Maurice Ravel, un espectáculo prácticamente nuevo, con 22 bailarines. En Farruca, tenemos como bailarín invitado a Currillo con el objetivo de demostrar que es posible unir, -no hablo de fusión-, la danza clásica y el flamenco. Es armonioso, sincronizado y con un resultado igual, pero cada uno con su propia personalidad. Yo, como bailarín me puedo adaptar a todo el mundo, por algo he dado tantas clases desde pequeño de flamenco, clásico, contemporáneo. No es cuestión de duende, genio o don, sólo hay que hablar de artistas y de trabajo.
- ¿Habrá su habitual Fin de fiesta?
- Por supuesto. Nunca me harto de bailar, a pesar de que el espectáculo dura dos horas. Si el público donostiarra quiere seguir, tendrá su propina.
- ¿Cómo se presta la música de El Bolero de Ravel para adaptarla a la danza española?
- Tiene un ritmo impresionante. Su increscendo permite crear tres momentos diferentes. La primera parte es más contemporánea, recreando movimientos clásicos y neoclásicos, pero siempre manteniendo la danza española. Luego ésta será la protagonista, para concluir con el flamenco.
- Parece que se entusiasma más hablando de El Bolero que de El sombrero de tres picos.
- Es que en el Kursaal se va a poder ver prácticamente un estreno mundial. Casi nadie la ha visto y me encanta. En cambio, El sombrero de tres picos se ha convertido en un clásico de nuestro repertorio ya que con él inauguramos el Teatro Real de Madrid en 1995. El montaje tiene ahora menos bailarines, porque en ese estreno eran más de cuarenta y resulta muy difícil mantener un cuerpo de baile tan grande.
- ¿Qué requisitos necesita para crear una coreografía?
- Sobre todo lucidez. Necesito estar descansado mentalmente y la época más creadora suele ser después de una intensa gira en la que sólo he bailado. En la danza actual hay creaciones muy repetitivas porque son de una misma persona que ha recibido muchos encargos para un año porque está de moda. Es dificilísimo mantener el nivel. Yo me tomo mi tiempo de creación y sigo en mi línea.
- ¿Y cuál es esa línea?
- Sigo los pasos de María Emma o Antonio. Una escuela clásica, pero actualizada. Los sentimientos son muy importantes, pero también la evolución del bailarín. Todos los festivales me piden producciones nuevas para cada edición y eso es imposible. Un espectáculo hay que rodarlo y el público debe tener la posibilidad de ver todas las obras de un artista para entenderlo. Si no se da esa circunstancia es como ver la tercera parte de La guerra de las galaxias sin haber visto las dos primeras. Cada uno tiene sus transiciones.
- ¿Es difícil mantener una compañía estable de danza española?
- Sí. Mi compañía es más o menos estable, con algunos añadidos según el proyecto. Suelo invitar a jóvenes bailarines a que den clases conmigo, para crear mi propia cantera, pero es muy complicado que estén disponibles luego para algunas coreografías. Tenemos la suerte de que somos la compañía residente del Teatro de Villaviciosa. Es pequeño, pero suficiente para hacer mi trabajo diario y para mantener la unidad de la compañía. En general, lo tenemos muy complicado.
- ¿Tan mal está la danza española?
- Creo que el problema se encuentra en que se está perdiendo una tradición; la escuela de danza española es única en el mundo. Ahora todo es flamenco, cuando realmente es una rama de la danza. Hay que apoyar esa cultura. Creo que el problema está en la base, en el mal planteamiento de la educación. Los profesores de los conservatorios y escuelas oficiales no suelen proceder de los escenarios sino que sólo tienen un título.
- Tiene 41 años. ¿Cómo se mantiene tan estupendo?
- Con mucho esfuerzo, empezando a trabajar a las diez de la mañana y hasta que acabe. Algunos a mi edad ya están retirados y a otros les cuesta salir al escenario. Casos como el de Antonio Gades hay muy pocos.
BIOGRAFÍA
Nació en Sevilla en 1963.
Inició sus estudios con los profesores María Martín y Paco Torres.
Se incorpora al Ballet Nacional en 1982, donde llegó a ser primer bailarín.
Constituye su propia compañía en 1995.
Entre otros premios ha recibido el Nureyev y el Nacional de Danza.
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