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«Prometí que mi sobrina Haizea bailaría, y lo he cumplido»
Isabel Verdini, compañía de bailarines con discapacidad intelectual
-¿Qué sintieron al saber que les habían concedido la medalla al mérito ciudadano?
-Estaba trabajando y me llamó el concejal Arrúe para decirme que nos habían concedido la medalla. No era consciente de lo que me estaba pasando, me pitaban los oídos, una sensación de ganas de llorar, de emoción. Colgué el teléfono y empecé a llorar. Estamos muy contentos y muy emocionados.
-¿Cómo se inició su proyecto?
-Estaba trabajando y me llamó el concejal Arrúe para decirme que nos habían concedido la medalla. No era consciente de lo que me estaba pasando, me pitaban los oídos, una sensación de ganas de llorar, de emoción. Colgué el teléfono y empecé a llorar. Estamos muy contentos y muy emocionados.
-¿Cómo se inició su proyecto?
-Yo quería ser bailarina y me fui al Instituto de Teatro
y Danza de Barcelona. Durante ese año nació mi sobrina Haizea, que
tiene síndrome de Down. Desde entonces desvié mi carrera artística,
empecé a investigar la danza y la discapacidad, y poco a poco fui
formándome. Cuando acabé la carrera comencé a dar clases aquí. Empecé
con mi sobrina y tres niñas más. Ahora somos 30. Le hice una promesa a
mi hermana cuando nació la niña. Cuando mi cuñado me dijo que tenía
síndrome de Down les dije 'no importa, yo os prometo que esta niña
bailará'. Me miraron como si estuviera loca porque además era
hipotónica, tenía la musculatura muy mal. Hoy estoy muy contenta por
haber cumplido mi promesa. Y encima he arrastrado a muchos niños por
detrás, 30 chavales a quienes estamos ayudando a mejorar su calidad de
vida, a que su yo personal sea más importante que nada y a quitarles
todos los miedos que tienen.
-No sólo eso, sino que buscan como objetivo final la profesionalización, que la danza sea algo que les sirva para ganarse la vida...
-Estamos luchando para conseguirlo porque, claro, empecé
con ellas cuando tenían 3 años pero ahora ya tienen 18 años, y queremos
profesionalizarlas, que la danza sea una salida laboral. No se ha hecho
nunca pero eso no quiere decir que no se pueda, porque el espectáculo
que tenemos es muy bueno y nos están llamando de muchos sitios para ir
a representarlo. Cuando en alguna ocasión nos han cerrado puertas,
hemos seguido trabajando. Hoy en día ya vamos entrando mejor, la gente
valora el trabajo de nuestro grupo. Y para las bailarinas es todo un
aliciente porque van teniendo un dinerito de las actuaciones. No es
mucho, porque no ganamos mucho, pero ellas cobran -ni yo ni mi marido
lo hacemos- y los profesionales de luces y los músicos también son
retribuidos por su trabajo. A las niñas les hace mucha ilusión.
-¿Cuántos espectáculos han realizado en estos 15 años?
-En el último año hemos hecho 15-20 espectáculos diferentes en teatros y casas de cultura.
-¿Están preparando algo ahora?
-Ahora estamos haciendo algo muy bonito para el 21 de
febrero en el Kursaal, con la Orquesta Sinfónica de Euskadi y el Orfeón
Donostiarra. En abril actuaremos en el ciclo de Derechos Humanos y este
año también haremos una función en el Victoria Eugenia.
-¿De quién se va a acordar cuando reciba la medalla?
-De mi sobrina... (la emoción le impide continuar la entrevista).
Isabel Verdini en el polideportivo de Manteo. [USOZ]
MEDALLAS AL MÉRITO CIUDADANO DATOS
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