«Mis padres me apoyan en todo»

Por ello, lejos de arrepentirse de que un día su madre se empeñara en hacerle bailar, se siente orgulloso de poder hacer lo que realmente le gusta. «Al principio no me apetecía demasiado comenzar con el ballet por el 'qué dirán' pero, gracias a Dios, no he tenido ningún problema en ese aspecto», confiesa este joven alumno del Conservatorio municipal de Danza José Uruñuela. Es más, cuando se le pregunta si se siente identificado con el cinematográfico Billy Elliot, Oier responde sin titubeos: «Para nada. Mis padres siempre me han apoyado en todo.

Lo mismo ocurre con sus amigos y compañeros. Y es que, aunque no comparte con ellos su pasión por el fútbol, el baloncesto o el tenis, «paso largos ratos conversando con ellos e incluso han venido a verme a alguna actuación», relata.

A pesar de su juventud -tiene tan sólo 16 años-, Oier tiene muy claro hacia dónde quiere dirigir sus pasos profesionales en un futuro no muy lejano. «Me quedan dos años para terminar el grado medio y, entonces, continuaré mi aprendizaje en Madrid, en una de las mejores escuelas de España». ¿Su gran ilusión? Dedicarse profesionalmente a la danza y llegar a bailar algún día como su gran referente, el bailarín ruso Mikhail Baryshnikov.