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«Más que un ballet, un espectáculo»
El Centro Andaluz de Danza reunió ayer sobre el escenario del Kursaal a Dalí, García Lorca y Falla. Su montaje, que homenajea a Dalí, se repite hoy a las 20 horas.
Basado en el flamenco aunque aliñado con esencias contemporáneas, el montaje de El Sombrero de Tres Picos y El Café de Chinitas llega al Kursaal fruto del esfuerzo conjunto realizado por los cuatro festivales más importantes de España: la Quincena Musical, El festival de Granada, el de Santander y el Festival Castell de Peralada, donde se estrenó este espectáculo del que José Antonio Ruiz es el responsable de la coreografía y la dirección artística.
«El Sombrero de Tres Picos de Falla -basado en las aventuras de del corregidor que intenta seducir a la molinera- es la obra clave de la danza española, una mezcla de nuestro folklore», subrayó José Antonio Ruiz, que también interpreta en el montaje al corregidor, «un personaje lleno de matices».
Estrenada originalmente en Zeigfeld Theatre de Nueva York en 1949, Dalí pintó los telones, se encargó de la escenografía y el vestuario de El Sombrero de Tres Picos retomando el trabajo que en su día realizó Picasso. Treinta años antes, el pintor malagueño había realizado el mismo encargo a petición de los ballets rusos.
«Chispa, virtuosismo e interpretación» se dan la mano en la representación de la obra de Manuel de Falla a la que Dalí aportó su visión y su código surrealista particular. Una percepción que la diseñadora de vestuario Yvonne Blake se encarga ahora de actualizar y reconstruir. Fruto de la particular visión de Salvador Dalí, las ventanas, los árboles y sacos de harina vuelan por el escenario del Kursaal adelantándose así a los movimientos de los bailarines. «Para nosotros es una satisfacción personal y artística formar parte de este espectáculo», confesaba la bailarina Úrsula López.
El miedo a la sexualidad, la libertad y la tolerancia que protagoniza El Café de Chinitas, basado en las canciones populares de García Lorca, centra la segunda parte del espectáculo del Centro Andaluz de Danza. «Las coreografías, la música y las luces son espectaculares», destacó Lluis Danés, director en escena de El Café de Chinitas. «Es un espectáculo que entra por los ojos. Una historia de miedo a la sexualidad que habla del conflicto que tuvieron en su juventud Lorca y Dalí, cuando el poeta invitó al pintor a la homosexualidad y éste le rechazó. Dalí es el miedo a lo femenino y Lorca era la femineidad personificada», añadió Danés. «En mi opinión, El Café de Chinitas es un espacio donde se reúnen en el tiempo dos amigos que dejaron de serlo. El diseño de los telones y la escenografía que hizo Dalí de esta obra era su forma de redimirse por el rechazo a Lorca».
Música actualizada
Flamenco, bulería, tango, rumba y soleá se alternan en esta pieza de Lorca armonizada por el pianista Chano Domínguez. «El Café de Chinitas tiene algo entre la tradición y la transgresión. Hay guitarra eléctrica y teclados. La música está actualizada», señaló Chano Domínguez, quien destacó «la fuerte interacción que se da entre la música y el baile».
Tras su paso por los festivales de Santander, Castell de Peralada y ahora la Quincena donostiarra, José Antonio Ruiz destacó las «grandes expectativas que tenemos con este montaje. En Santander, la representación fue brillante».
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