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«Luché por bailar bien para salir de la pobreza»
Cristina Hoyos presenta 'Tierra adentro', un espectáculo de baile, cante y teatro basado en las tragedias y alegrías de un pueblo minero
-El cante y el baile como expresión del pueblo llano. ¿En eso consiste 'Tierra adentro'?
-Yo creo que todas las artes nacen de la marginación, del trabajo, de la pobreza. Son los 'quejíos' del flamenco. Los mineros de La Unión, de Linares y de otros pueblos andaluces cantaban al entrar en la mina porque era su manera de expresar el esfuerzo, de acordarse de los que habían muerto en ella.
-O sea, que el flamenco no es una cosa de señoritos.
-No, la verdad que no. Bueno, ahora hay muchos cantaores y mucha gente que baila que no proceden de familias pobres, porque el flamenco está ya muy desarrollado. Aunque sí pienso que ha salido, que ha nacido, de la gente con pocos recursos.
-Como sus padres.
-No teníamos nada. Cuando empecé, quise superarme y luché por bailar bien para salir de la pobreza. Yo sabía que si mejoraba, en vez de ser una chica de conjunto, sería algo más. Se lo debía a mi familia, deseaba recompensarles con una mayor calidad de vida, para mí y para ellos.
-En la época en que empezó, ¿era una buena forma de mejorar socialmente?
-Los artistas éramos entonces muy pobres. El flamenco estaba mal visto. El que podía estudiar, estudiaba. Y si sus padres tenían un negocio, pues se dedicaba a él. No tenían ese interés por el arte como profesión. Mis hermanas eran bordadoras, otras trabajaban en una fábrica. Yo salí de eso a fuerza de mejorar. Pensaba que si le gustaba a la gente, un día podría tener un piso propio, cualquiera de esas cosas a las que todo el mundo aspira.
La salud, en orden
-Se dice mucho que no hay que olvidar de dónde se viene. Pero, ¿es posible cuando se ha triunfado en todo el mundo?
-Por supuesto que es posible. No hay que olvidar tus raíces. Yo sigo viendo a la gente del barrio donde nací y crecí, tengo amigas de cuando empecé a bailar. Yo me acerco mucho al pueblo y me siento cerca de él. Si no lo hiciera, perdería mi inspiración. Que yo viva bien ahora no quiere decir que no me informe de todas las necesidades que tienen los demás.
-Y usted, que es sevillana por los cuatro costados, ¿qué ha aprendido de sus viajes por el mundo?
-Yo estuve aprendiendo a leer y escribir en el colegio hasta los 12 años. A los 13 ya estaba bailando, y a los 16 ya era profesional. Para mí, la universidad ha sido la vida. Soy muy sevillana pero también me siento ciudadana del mundo. He ido a muchos museos y a muchos sitios para aprender. Pero cuando ya has estado varias veces en ellos, lo que te interesa es conocer a la gente y aprender de ella.
-¿Y qué se aprende?
-Que no sólo lo mío es bueno, sino que en todas partes hay cosas positivas. Se aprende a transigir, a ser tolerante, a saber apreciar tus cosas y las de los demás. Me he interesado por el folclore de los lugares que he visitado, por su teatro, por su comida..
-¿Qué plato le ha gustado más?
-Me gustan las cosas naturales, no muy cocinadas, como las ensaladas, en especial la griega, con ese quesito que le ponen. También me gusta la cocina japonesa, con los pastelitos que hacen con el pescado crudo. O el bacalao al pil-pil. Tengo un amigo en Sevilla que lo hace muy bien.
-Después de cuarenta años sobre el escenario, ¿no tiene ganas de descansar?
-La verdad es que no trabajamos demasiado, porque no hay mucho trabajo, ni para mí para el resto de mis compañeros. Hay mucha más competencia ahora que cuando yo hice la compañía. Ya no se hacen las giras de antes, tan pesadas y de tantos meses. Así que tengo mucho tiempo para relajarme. Tengo buena salud, me hago mis revisiones de mi operaciópn de cáncer de mama y ahora mismo todo va en orden. Después de cuarenta años no he perdido la ilusión.
-¿Dónde desconecta?
-Tengo una casita frente al mar, en la playa de Lepe, y allí me dedico a mis paseos y a mis cosas.
-¿Son los leperos como cuentan los chistes?
-Brutillos son, pero no tanto. Ellos mismos se ríen de sí mismos y organizan todos los años un concurso de chistes sobre leperos.
Cristina Hoyos nació en Sevilla en 1946.
Fue la primera bailarina de Antonio Gades hasta 1988.
Ha participado, como intérprete y coreógrafa, en todos los grandes montajes del bailarín, como 'Bodas de sangre', 'Carmen' y 'El amor brujo', llevados al cine por Carlos Saura.
En 1989 debutó en París con su propia compañía. Desde entonces ha participado en espectáculos como 'Sueños flamencos', 'Yerma' y 'Arsa y toma', entre otros.
«Cada vez resulta más difícil encontrar argumentos y personajes»
I. E./BILBAO
Cristina Hoyos buscaba desde hace años un argumento que «llegara a todo el mundo y no fuera estrictamente anadaluz». Lo encontró en las minas. El trabajo bajo el suelo se entiende en los cuatro costados del planeta, así como la alegría y la fiesta de los días en que no se desciende a los túneles.
La bailaora se ha centrado en la vida cotidiana de un pueblo, «donde pasan los años pero sigue sucediendo lo mismo». La acción arranca con los recuerdos que le suscita a una niña una caja de música. Y a partir de ahí comienza el baile de Cristina Hoyos y de El Junco, acompañados por las doce personas que completan el cuadro. Tres guitarristas y tres cantaores ponen las notas vivas de este espectáculo dirigido por José Luis Castro, director del Teatro de la Maestranza de Sevilla.
Cristina Hoyos se mostraba ayer satisfecha por haber encontrado un argumento que vertebrara su espectáculo. «Voy teniendo una edad para subirme al escenario y además hay gente joven maravillosa. Casi todas las heroínas de las obras son más jovenes que yo, así que cada vez me resulta más difícil encontrar argumentos y personajes».
También resulta complicado, en su opinión, mantener una compañía en los tiempos que corren. «Intentaré que esta obra se represente lo máximo posible, y luego me lo pensaré mucho».
La vida artística de Cristina Hoyos comenzó cuando su madre se puso a trabajar para pagarle las clases de baile de la Escuela de Adelita Domingo de Sevilla. Después se fue a Madrid para seguir estudiando, y consiguió un empleo en el tablao El Duende. Allí le vio Antonio Gades, que en 1968 le llamó para que se integrara en su compañía y para ser su pareja de baile.
LA OBRA
Título: 'Tierra adentro'.
Lugar: Teatro Arriaga de Bilbao.
Fechas: Desde hoy y hasta el domingo, día 12.
Precios: De 27 a 9 euros. Hoy, día del espectador, de 20 a 6,50 euros.
Director escénico: José Luis Castro.
Cuadro artístico: 14 bailarines, tres cantantes y tres guitarristas.
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