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«La palabra moderno me pone los pelos de punta»
El ecléctico bailarín y coreógrafo abre hoy la Quincena Musical con su versión libre y personal de 'El Quijote'
-¿Por qué no le gusta que el calificativo de moderno?
-La palabra moderno me pone los pelos de punta. No me gusta nada. Hablar de moderneces me parece ser un antiguo, porque Carmen Amaya ya salía hace 50 años bailando vestida de hombre y Martha Graham lo hacía desnuda. Cuando me llaman 'el moderno' o 'el que hace fusión', me pongo enfermo, porque para hacer fusión hay que estar muy documentado y una cosa que tengo es que soy muy prudente. Soy echado para adelante, pero en el escenario, y la palabra fusión no me gusta, porque las cosas cuando son auténticas son enteras y cuando yo bailo flamenco soy muy ortodoxo. A mí me gusta contar historias y ser creador y, aunque ame el flamenco o la danza clásica en estado puro, si hago una obra de tres horas de flamenco, ni los puristas la aguantan.
-Dice que su espectáculo le ha salido«más Amargo que nunca». ¿Cree que el público vasco entenderá su lenguaje?
-Pues mira, el público del norte siempre me ha querido mucho. Eso de que el flamenco no les gusta a los del norte es una tontería. ¿Les gusta a los japoneses! ¿Y más del norte serán ellos...! Es más Amargo, porque he preferido que la gente vea lo que quiero dar. He hecho lo que he querido siendo coherente con mi estado de ánimo y a la gente le ha gustado, aunque hasta ahora sólo llevamos ocho actuaciones.
-Se considera un inconformista. ¿Al público hay que darle cosas nuevas en lugar de grandes clásicos?
-O clásicos con una visión más actual. Lo que no se puede hacer es lo que hace mucha gente: adaptaciones repetitivas por decimoquinta vez. A mí me gusta verlo todo y ¿uff!, muchos se han quedado atrás.
-Con 30 años, dice que está en crisis...
-Si, pero una crisis buena. Menos mal que me han salido cosas en el cine y la televisión, porque si no la danza me hubiera quemado. Y ahora estoy bailando mejor que antes, porque me he dado cuenta de que la danza es lo mejor, el aquí y ahora. Estoy encantado porque no me esperaba el amor que me está resurgiendo por el teatro y la danza. El cine es estupendo, pero ¿qué lento es! Se dice que a los actores más que nada les pagan por esperar y es verdad.
«Bueno y bonito»
-¿La crítica, los medios de comunicación, son un nido de tiburones?
-Bueno, siempre digo que los puristas son los que fuman puro, que los puristas me ponen el vello de punta. Entonces la crítica tampoco me importa mucho. Yo creo que lo que hago es un trabajo muy bueno, grande y muy bonito. Y la mejor crítica que yo tengo son mis amigos del mundo del arte. Que les guste a ellos me interesa mucho más.
-¿Cuál es su antidepresivo
-¿Sabe lo que pasa? Que cuando me pongo malo, me miro al espejo y digo '¿ni se te ocurra!' Mi mejor antidepresivo soy yo mismo.
-¿El arte es del norte o del sur?
-El arte es universal, no entiende de leyes, de política, de razas. El arte flamenco no es de los gitanos, ni de los payos, ni los del norte o del sur. Lo mismo puede bailar clásico una cubana que una rusa, que parece que lo ha inventado. Igual que en la vida. He sido un personaje muy polémico, porque siempre he hablado todo y todo lo que me ha pasado lo he contado. No tenemos que escondernos. Soy un tío que no tengo ningún tipo de prejuicio.
-¿Qué le ha dado y quitado el flamenco?
-Me ha dado lo que tengo, que es todo, y luego no me ha dado nada, porque no tengo ni un amigo, ni conozco a nadie del flamenco que me parezca humanamente interesante, con lo cual, el flamenco me lo ha dado todo como arte y quitado todo. Es que es una cosa muy rara, porque a mí me gusta el flamenco pero no tengo ningún amigo flamenco, ni yo en mi casa cuando llego me pongo a escucharlo. Soy un gran aficionado, pero desde mi interior. Si voy a un espectáculo de flamenco tiene que ser de Paco de Lucía, de alguien muy bueno, que yo sepa que me van a poner los vellos de punta. Si no, es que me aburro, no me lo trago, no me interesa. Me gusta el flamenco sólo como una necesidad mía.
FICHA
Rafael Amargo es bailarín y coreógrafo.
Nació en 1975 en Granada.
A los 9 años comenzó su formación en el arte del flamenco.
La compañía que dirige y los montajes que ha representado han recibido numerosos galardones, entre ellos cuatro Premios Max de las Artes Escénicas: dos por 'Amargo', uno por 'Poeta en Nueva York' y uno por 'El amor Brujo'.
Intervino en la Quincena Musical en 2003 con 'El amor Brujo'.
Presenta ahora en la Quincena Musical donostiarra su más reciente creación, en colaboración con 'La Fura' y llamada 'D. Q. ...pasajero en tránsito'.
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