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«La afición de los vascos a la danza se limita a las discotecas»

Aiert Beobide

Egilea
Ane Urdangarin
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Elkarrizketa
Data
2001/05/29

- Le ha costado, pero se ha quitado la espina clavada de romper con la racha de Maya.



Sí, llevaba años como subcampeón y por fin he ganado. Todavía estoy 'flipando', porque cuanto más te cuesta, más disfrutas. Siempre he querido ganar a Maya, ya que desde críos, siempre vencía él. Bueno, excepto en una competición en Zarautz que gané yo, pero él estaba lesionado.



- ¿Cómo le arrebató el campeonato?



Fui más seguro, con tantos años de experiencia sabes lo que debes hacer. Iba a por todo, a arriesgar en la prueba del Zortziko, en la que puedes meter los pasos más difíciles. Lo hice, y me salió bien.



- ¿Necesitaba un título?



Como recompensa de tantos años de dedicación, sí. De todas formas, en la danza hay mucha titulitis; se sobrevalora a los que ganan y se infravalora a los demás.



- ¿Cómo empezó a bailar?



Mi madre era secretaria de Euskal Dantzarien Biltzarra, y quería que algún hijo fuese dantzari. Como no lo consiguió con los cinco hermanos mayores, me apuntó en las clases de danza de la Ikastola Miren Bihotza. Empecé a los 9 años, y enseguida me picó el gusanillo. A los 13, pasé a Eskola Dantza Taldea, y desde hace cuatro años estoy en la compañía Aukeran, con Edu Muruamendiaraz. Tuve que dejar Eskola, porque Aukeran es una compañía semi profesional y no lo podía compaginar.



- ¿Es dantzari profesional?



En este momento, sí. Todavía vivo con mi madre, porque no tengo independencia económica, pero me considero un profesional de la danza. Además de trabajar en la compañía, doy clases a chavales.

Aukeran es una de las propuestas más innovadoras del panorama guipuzcoano, donde la tradición se conjuga con una puesta en escena muy contemporánea.



- ¿Es el futuro?



Sí, llevamos la danza tradicional a un escenario. La escenografía es totalmente distinta. Hemos cambiado el vestuario, las luces, las coreografías... Nuestro objetivo es que los bailes vascos lleguen más allá de las plazas y puedan ser vistos en un teatro, acorde a los tiempos que corren. La gente ya se ha cansado de ir a las plazas, demanda algo nuevo.



- Y los puristas se suben por las paredes...



Muchos nos achacan que estamos rompiendo con la tradición. Nosotros no damos la espalda a la tradición, todo lo contrario. Tratamos de abrir una espita, evolucionar por otra vía dando a conocer la riqueza cultural del baile tradicional vasco presentándola de otra forma.



- ¿Eso implica dar más cancha a la mujer, que ha estado relegada a un segundo plano?



Desde luego. Antes, si bailaban, era porque faltaban hombres. En nuestra compañía, las mujeres bailan piezas que en la danza tradicional les están vetadas. La mujer tiene otro estilo, otras cualidades, y no hay que marginarla.



- El panorama del baile tradicional vasco, ¿se está oscureciendo?



Un poco. Los jóvenes de 16, 17 ó 18 años no están tan dispuestos a adquirir el compromiso de seguir con la danza, como lo estábamos nosotros. Ahora el fútbol y otras cosas les tientan más. Bailar exige mucho, no tiene la atracción de otras actividades.



- La danza, ¿es la oveja negra de las artes escénicas en el País Vasco?



Sí. Aquí no hay afición, la gente sólo valora la danza cuando va a las discotecas. Desaparece Maiatza Dantzan y no pasa nada. Es cierto que se están fomentando las artes escénicas, pero se limitan a traer a Nacho Duato y al Ballet de Montercalo. Se les da mucho bombo, la gente paga 7.000 pesetas por verlos en el Kursaal y ya se considera que hay una programación de danza.



- Además del baile tradicional, también practica clásico y contemporáneo. ¿Dónde se siente como pez en el agua?



La danza tradicional, porque la he practicado desde siempre. Pero el contemporáneo me encanta; hacer variaciones y coreografías es creativo. El clásico no tanto, porque es más académico, aunque es muy importante para la formación.



- Pero le ayudará a soltar los brazos.



Desde luego. Los dantzaris vascos no trabajan la expresión corporal, se baila de cintura para abajo. Cuando empiezas a bailar contemporáneo, no sabes qué hacer con los brazos. En Aukeran hacemos de todo, porque no sólo las piernas son importantes.

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