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«Era un reto como coreógrafo darle calidez a la frialdad matemática»

Yoshua Cienfuegos, Coreógrafo

Egilea
Iratxe de Arantzibia
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
San Sebastián
Mota
Elkarrizketa
Data
2011/11/27
Lotura
Diario Vasco
Enérgico y locuaz, Yoshua Cienfuegos (Gijón, 1973) creó su propia compañía en 1999, impulsado por el máximo galardón del Certamen Coreográfico de Madrid. Paralelamente a la singladura de su formación, el artista gijonés ha colaborado con las Compañías Nacionales de Danza de Venezuela y Costa Rica -alzándose con el Premio Nacional de este país en 2010- y los Ballets de Teatres de la Generalitat de Valencia. Hoy, Cienfuegos Danza, con su director y coreógrafo al frente, debuta en el Victoria Eugenia, mostrando la versión más científica del genio Leonardo Da Vinci (1472-1519).

-¿En qué consiste '1,618.Da Vinci. Leonardo inspira danza'?

- Es un espectáculo muy elaborado cuyo proceso ha llevado dos años y pico entre preproducción, investigación, documentación, etcétera. Marca un punto de inflexión, es un cambio muy importante en mi carrera, una apuesta fuerte en entrega e ideas. No hay un hilo narrativo lineal. Desde la abstracción, una pauta era llevar los cuerpos al límite de la resistencia y virtuosismo. La energía está presente en todo momento. Al público le diría que va a ver bailarines con una fisicalidad muy presente, con líneas, virtuosismo y muy dinámicos. Hay mucha información en el espectáculo de forma que el espectador debe elegir. No deja indiferente a nadie y es asequible tanto para un público entendido como para uno no experto. Para los bailarines es un maratón en toda regla.

-¿Qué le inspiró del personaje de Leonardo Da Vinci?

- Como gran parte de la población, tenía un referente sobre Leonardo Da Vinci pero no profundicé en él. En una novela histórica que leí en mi tiempo de ocio, apareció el personaje de Leonardo, más misterioso y más curioso y me generó inquietudes. Fui descubriendo y me apasionó, sobre todo, su labor en el plano científico. Coincidió con el cambio que quería realizar en la compañía en muchos sentidos como en el hilo dramático de las piezas. Decidí meterme en el laboratorio y generar fórmulas y qué mejor que hacerlo coincidir con Da Vinci. Desde la matemática quería generar la poesía, de ahí, la imagen y creo que lo hemos conseguido.

-¿No está ya todo inventado en cuanto al movimiento?

- Lo que planteamos es nuevo a nivel de equipo para Cienfuegos Danza, aunque no nos inventemos nada en sí. Es cierto que le damos un sello, otra lectura. No intentamos dar lecciones a nadie, sino hacer reflexiones que nos ayuden a nosotros. Nos movió la ambición de crecer. Si el hecho artístico no se mueve, se muere.

-Da Vinci fue un genio polifacético, ¿podría haber sido coreógrafo?

- Creo que sí, aunque no sé qué evolución llevaría, porque Leonardo era muy caótico. El primer torturado con las matemáticas he sido yo. Entre una ecuación y una poesía, una poesía, por supuesto. La poesía evoca una imagen onírica con una carga más intelectual. Como coreógrafo era un reto enfrentarme a la frialdad matemática y darle calidez. Los bailarines me preguntaban: '¿vamos a ser máquinas?'. Yo les respondía que seguro que la parte humana aparecería. Pienso que lo hemos conseguido a partir del movimiento y la fisicalidad. Al finalizar la obra, ellos estaban sintiendo cosas. Esas matemáticas se volvieron cálidas, atractivas y lo importante es que se genera un espectáculo desde la verdad del movimiento.

-Bailarín, coreógrafo, director, profesor... ¿pretende emular a Leonardo?

- No (ríe). Uno echa un vistazo y es cierto que estoy haciendo muchas cosas a la vez. Quizás éste sea el último espectáculo en el que baile. Sin dramatismo, noto que ese tiempo se me está acabando. De hecho, mi intervención es pequeña. Lo que me falta es tiempo, no energía.

- En estos tiempos de crisis, ¿cómo ha conseguido mantener su compañía más de una década?

-
Con la que está cayendo, se hace difícil, a veces, tanto esfuerzo y entrega. Ésas son las claves y trabajo, mucho trabajo. Vivimos un momento cruel. Faltan dinero, ilusiones y capacidad de resistencia, ojalá fuera sólo dinero. Este momento genera muchas incertidumbres que van en contra del tejido profesional. Los que queden van a tener un caparazón muy duro, por otra parte, hay que tener cuidado con no dejar muchos cadáveres para las generaciones venideras. Doy clases en el Conservatorio de Ribarroja del Turia y eso da sentido al trabajo de Cienfuegos Danza. Sería traicionarme si no siguiera. Me siento en la trinchera y con muchas ganas de pelear. Mi próximo espectáculo trata sobre el miedo.

- Ésta es la primera actuación de Cienfuegos Danza en Donostia.

- Lo afronto con mucha ilusión. Me gusta ir al norte. He estado tres veces en San Sebastián como bailarín: dos en el Kursaal en el Festival de Cine con una coreografía de Damián Muñoz y otra en un corto para una cadena de televisión. La ciudad me gusta mucho y el teatro Victoria Eugenia me da mucho respeto por toda la tradición que atesora. Es un honor y un placer. No sé si el público será diferente, pero sí es cierto que en el norte se reciben las cosas de forma diferente; por mi carácter lo sé. La recepción del trabajo puede ser tan apasionada como en otro sitio, otra cosa es que hay que entender la manera de transmitir esa pasión.

LOS DATOS

Programa: '1,618...Da Vinci'.
Coreografía: Yoshua Cienfuegos.
Música: Rut Quiles.
Compañía: Cienfuegos Danza.
Lugar y fecha: Teatro Victoria Eugenia, hoy, a las 20.00 horas.
Entradas: 10-16-22 euros..


«Era un reto como coreógrafo darle calidez a la frialdad matemática»

Yoshua Cienfuegos.

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