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«En la danza contemporánea siempre confluyen las vanguardias»

Damián Muñoz, Coreógrafo

Komunikabidea
Gara
Mota
Elkarrizketa
Data
2004/11/07

­Ha impartido en Bilbo un taller en torno a su proceso de creación. ¿Cómo ha sido?



Fueron muy pocos días, así que únicamente pude ofrecer unas pinceladas sobre mi forma de entender la danza. El taller se basó en dos cosas: primero, en la preparación física, con unas clases a base de ejercicios técnicos que preparan y permiten al bailarín realizar con su cuerpo todo aquello que va a pensar con la cabeza; una segunda parte estuvo centrada en algo que personalmente me interesa mucho, que es cómo convertir una emoción, un sentimiento o una idea abstracta en movimiento, en algo físico, concreto, que sea repetible.



­¿Cómo se traducen esas ideas abstractas a la danza?



Una de las formas que utilizo está a un nivel muy poético. Es como construir un poema. La metáfora, la comparación, muchos de los recursos lingüísticos los conviertes en coreográficos. Construyes una metáfora física y, ayudándote de la música, del movimiento, consigues que al espectador le llegue algo parecido a lo que tú quieres transmitirle. Al tener este carácter poético, la danza tiene la virtud de permitirte jugar con la lectura individual, la de cada espectador. Lo bonito es no dejar el mensaje demasiado cerrado para que cada persona se lo lleve a su propia vivencia, con lo cual llega mucho más que si mandas un mensaje muy concreto y claro. Hay veces que queda tan claro que no funciona y entonces hay que poetizarlo más, abstraerlo un poco más, que es realmente la virtud que tiene la danza.



­No es usted partidario de utilizar una sola técnica.



Mi formación no fue muy limpia en el sentido de coger una técnica y desarrollarla. Yo fui cogiendo lo que me gustaba y haciendo una especie de papilla, como con una batidora, con lo que realmente me emocionaba. Esta cosa interdisciplinar es fantástica. Todo lo que puede servirme, lo utilizo.



­¿Con qué otra disciplina casa mejor la danza?



Casa con casi todo. Hay una cosa que me gusta decir. Si quieres comprobar a qué punto ha llegado el nivel artístico en un país, lo mejor que puedes hacer es ir a ver los espectáculos de danza contemporánea de aquel país. La danza tiene esa virtud: utiliza los músicos más actuales, las puestas en escena más actuales. Es siempre un punto en el que confluye la vanguardia y, encima, utiliza lo mejor de todas las disciplinas. La danza es donde se acumula lo vivo, lo último, porque es un tipo de lenguaje que necesita nutrirse mucho de todo. Tiene esa ventaja, puedes mezclarlo todo.



­En sus montajes, ¿qué importancia da a la música, a los recursos escénicos, al vestuario?



Mucho, pero no dependo de ellos. Cuando un montaje funciona por sí mismo, es decir, sin música, sin luces, cuando está en ese punto es cuando le añades lo demás. La música se la ponemos después. Tampoco soy de los que usan muchas cosas en escena. Mis escenarios están prácticamente vacíos. Si la danza falla, el espectáculo se cae, aunque tenga las mejores luces, la mejor música.



­¿Concede a sus bailarines la libertad para improvisar?



Toda. El material lo consigo del trabajo conjunto con la gente con la que estoy. El equipo es parte vital en el proceso de creación.



­Su compañía hace frente ahora a multitud de encargos.



Este año tenemos ya cuatro, además de nuestras propias producciones. Cuando voy a Vitoria o Bilbao, una cosa que me da mucha pena es que el 90% de lo que hago no se vea en casa. Pero es algo a lo que creo que hay que acostumbrarse.



­¿No hay remedio?



Ahora presento dos trabajos en Canadá. Es muy difícil que vayan a Vitoria, sería carísimo. Hago otra obra en Holanda con un montón de gente; otra que hago en Costa Rica no va a venir nunca. La programación en el País Vasco es muy reducida. A mí bailar en Euskadi me cuesta mucho, lo consigo insistiendo mucho. Hay pocos festivales. Si te llevan un año, al siguiente prefieren traer otras cosas. Por otro lado, lo entiendo, creo que yo haría lo mismo.



­¿Qué futuro augura a la danza en nuestra tierra?



Fenomenal. Es un camino duro, por supuesto, porque es difícil en todas partes, pero nosotros en Euskadi tenemos un potencial enorme. Me encuentro por el mundo cantidad de compañías con integrantes vascos. La pena es que estamos fuera. El día en que toda esta gente vuelva a casa va a ser terrible. -

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