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«En este país no se puede vivir de la danza»

Jon Vallejo, bailarín

Egilea
Borja de Miguel
Komunikabidea
Diario Vasco
Mota
Elkarrizketa
Data
2003/08/23

Jon Vallejo nació en San Sebastián, en 1985. Estudia danza en la Escuela de Alto Rendimiento de Carmen Roche, en Madrid, y forma parte de esta misma compañía. Ya sabe lo que es ganar un premio de baile y que las críticas de prensa hablen bien de él. Ahora está en Donostia, preparando los exámenes de septiembre, pero para el próximo año ya tiene pensado ir a Holanda a hacer unas audiciones para la Netherlands Dance Theatre, una compañía muy importante que trabaja la danza neoclásica, que, según Jon, es lo que se más se baila ahora.

- Lleva desde los catorce años en Madrid. ¿Recomendaría a otra gente que quiera ser bailarín su opción: salir de casa tan joven y entrar en una Escuela de Alto Rendimiento?

- Sí. En mi caso ha merecido la pena, a pesar de todos los sacrificios que he tenido que hacer. Aunque muy poca gente consigue después vivir de la danza yo creo que si tú te pones la meta y estás dispuesto a intentarlo al final lo consigues. Tienes que tener unas aptitudes y unas cualidades y ponerte a trabajar sobre eso.

- ¿Se siente a gusto allí?

- Estoy bien. Vivo en un piso con más bailarines. De todas formas, vengo a San Sebastián todo lo que puedo, una vez al mes o cada dos meses, según los planes que tenga allí.

- ¿Qué es lo más duro?

- Estar lejos de la familia. Me fui muy joven, después de estudiar con Mentxu Médel, a quien le estoy muy agradecido, y tampoco tenía hecha una vida aquí así que no fue tan difícil. Pero de todas formas siempre echas de menos a tu gente, sobre todo a tu familia. Ahora tengo tantas amistades allí como aquí. Diferentes. Allí convives todo el día con tus amigos y aquí los ves para salir y pasártelo bien.

- ¿Y qué lo que más le gusta de vivir independiente siendo tan joven como es?

- Los aitas, que no están ahí diciéndote lo que tienes que hacer. Es una vida más anárquica, vas a tu ritmo y al venir aquí te cuesta un poco amoldarte, las broncas de los aitas Lo típico.

- Supongo que querer dedicarse exclusivamente a la danza exige mucho. ¿Cómo es un día normal en su vida?

- Las clases empiezan a las diez de la mañana y duran hasta las tres. Comemos y después tenemos los ensayos con la compañía de Carmen Roche. Y luego, si queda tiempo, vamos al instituto de cinco menos cuarto a diez y media de la noche.

- ¿Y en verano?

- En verano es cosa tuya. Tienes vacaciones pero yo normalmente suelo estudiar todo julio los cursillos de verano a los que viene gente de toda España. En agosto cojo vacaciones y vuelvo a Madrid en septiembre.

- ¿Cómo compagina los estudios con la danza?

- Fatal. Estoy terminando segundo de bachiller. Tengo la selectividad el 14, 15 y 16 de septiembre, por eso estoy estudiando ahora. Durante el curso voy a clase cuando puedo pero llevas un ritmo de vida tan fuerte que el instituto casi siempre se suprime. Surgen planes, y estás tan cansado de la mañana

- ¿Hasta cuándo así, tan lejos de su familia y su ciudad?

- Tengo pensado volver a San Sebastián en un futuro muy lejano.

- ¿Y vivir de la danza en el País Vasco?

- No se puede. Ni aquí ni en España.

- ¿Qué tiene que hacer un bailarín para vivir de la danza?

- Tiene que conseguir entrar en una compañía grande y hay sólo dos. En el País Vasco no hay nada, siempre intentamos reivindicar esto porque es un poco triste que te tengas que ir con catorce años pudiendo tener aquí una escuela de alto rendimiento, formarte en casa y después irte a otro lado.

- ¿Es más fácil para los chicos o para las chicas?

- Para los chicos. Somos menos y estamos más sorteados.


CUESTIONARIO PERSONAL

«Eso de que el baile es cosa de chicas ya está superado»

- ¿Madrid o San Sebastián?

- San Sebastián, sin duda. Madrid es bastante agobiante.

- ¿Cuándo vuelve a San Sebastián encuentra diferencias al tratar con chicos y chicas de su edad que no están metidos en el mundo de la danza?

- Con la gente que siempre he tenido trato no hay distancias. Siempre vas a tener más preocupaciones que una persona de tu edad, tienes que tener las cosas más claras desde muy pequeñito y puedes notar diferencias, pero la relación va mejor cuando te vas fuera y vuelves porque los añoras más.

- ¿Si no fuera bailarín?

- Nunca me lo he planteado. No lo quiero pensar.

- Algo que haya tenido que sacrificar por tu carrera...

- Pocas cosas. No soy muy diferente a un chico normal de diecisiete años.

- Antes de llegar a dónde ha llegado en la danza, ¿cómo llevaba entre los amigos decir que quería ser bailarín?

- Hay de todo. Los verdaderos amigos siempre me han apoyado pero siempre hay gente que te dice que el baile es de chicas. Hace tiempo que eso está superado.

- ¿Tiene proyectos fuera de la danza?

- No. Ahora estoy centrado en esto. Yo creo que es imposible hacer dos cosas bien a la vez, sobre todo estando metido en algo tan duro como la danza. Quiero terminar el bachiller por si acaso, por si algún día tengo una lesión y no puedo continuar bailando, pero nada más.

- Qué es más duro, ¿estudiar o bailar?

- Más duro es bailar, lo que pasa es que es lo que te gusta, en lo que estás trabajando, y lo haces con más gusto. Por eso a mí cuesta más estudiar.

- En las clases nocturnas estudia con gente mucho mayor que usted. ¿Cómo se lleva con sus compañeros?

- Muy bien. Hay un instituto especial para los bailarines pero yo prefiero no ir porque sino te pasas todo el día con las mismas personas y tampoco creo que eso sea bueno. En mi clase hay gente de veinticinco y de hasta cincuenta años pero me siento muy agusto también con ellos.

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