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«En esta gala quiero poner todas mis cartas sobre la mesa»
Alicia Amatriain, Bailarina
Alicia Amatriain (San Sebastián, 1980), ha pasado ya más
años de su vida en Stuttgart que en San Sebastián, «pero Donosti sigue
siendo mi casa». Llegó a la ciudad alemana con 14 años para formarse en
la escuela de John Cranko y, con 18, se integró en el Stuttgart Ballet,
que el propio Cranko llevó a la élite de las compañías de ballet en la
segunda mitad del pasado siglo. Y en esa élite sigue, con Alicia
Amatriain en el selecto grupo de las bailarinas principales desde 2002.
Mañana y pasado, la bailarina donostiarra protagonizará en el Teatro
Victoria Eugenia una de sus escasas actuaciones «en casa», y lo hará con
una propuesta muy especial y extremadamente personal: la gala 'Alicia y
las maravillas del ballet', que no lleva en primer término el nombre de
la bailarina en vano, y mucho menos aun por mera vanidad.
-¿Con qué criterio ha confeccionado el menú que propone este fin de semana al público guipuzcoano?
-Es mi espectáculo, y en él traigo lo que yo quiero
enseñar a mi gente; lo que quiero bailar con los bailarines con los que
quiero estar en el escenario en estos momentos... Serán dos noches muy
importantes para mí, en las que quiero mostrar las diferentes facetas
que tengo como bailarina, enseñar que Alicia Amatriain no solo es el
'Giselle' que trajimos la última vez, o un paso a dos tan moderno como
'Mono Lisa', que también interpretamos en San Sebastián. En cierta
medida, lo que quiero hacer con esta gala es poner todas mis cartas
sobre la mesa, enseñarlo todo, porque es mi casa y es lo que quiero
compartir con mi gente.
-¿Qué cartas ha elegido para esta partida en la
que mostrará al público por qué la versatilidad es una de sus
principales características?
-La primera pieza, «Two pieces for HET», una coreografía
de Hans Van Manen que comparto con Marijn Rademaker, muestra una parte
mía completamente diferente a lo que han visto hasta ahora, un trabajo
contemporáneo pero con esa base y estética clásicas que caracterizan al
HET, cuyos bailarines Suzanna Kaic y Juanjo Arqués interpretarán dos
piezas más: otra coreografía de Van Manen y una del propio Arqués. En
ellos recaerá la parte más contemporánea del espectáculo. En cuanto a la
más clásica, representada por 'El lago de los cisnes' o 'Diana y
Acteón', he querido traer a dos bailarines principales del London Ballet
que en clásico son lo mejor, la perfección: Marianela Núñez y Thiago
Soares. También quería poner de mi parte algo artístico, como 'La Dama
de las Camelias', con coreografía de John Neumeier; algo más antiguo
como 'La muerte del cisne' y una muestra de lo que hago en el Ballet de
Stuttgart, que es 'La fierecilla domada', una coreografía de John Cranko
que bailaré con Filip Barankiewicz.
-Teniendo en cuenta las apretadas agendas de sus
respectivos ballets, empezando por el de Stuttgart, ¿cómo ha conseguido
reunir semejante elenco?
-Ha sido una suerte impresionante, porque normalmente es
muy difícil conseguirlo. Llevábamos bastantes meses hablando, me han
hecho un hueco y se lo agradezco a todos y a cada uno de todo corazón.
Otro tanto puede decir de mi compañía. Tenemos un jefe fantástico que no
solo no nos pone pegas para irnos fuera, sino que nos anima, porque
quiere que sigamos viendo, que sigamos aprendiendo... Tanto él como la
compañía, que también es fantástica, me han ayudado mucho con el
espectáculo, y también se lo agradezco con el corazón. Les debo
muchísimo...
-Ha elegido San Sebastián para bailar por primera
vez 'La muerte del cisne'. ¿Cómo es que nunca ha interpretado antes esa
pieza?
-Siempre he pensado que 'La muerte del cisne' es para una
bailarina que ya sea un poco madura, y lo he ido dejando para más
adelante. Es un papel que necesita mucho corazón y mucho sentimiento,
necesita que tengas muchas cosas dentro, y creo que ya ha llegado el
momento de bailarlo. Lo haré manteniendo la coreografía original de
Fokine, pero un poco adaptada por Renato Arismendi para que yo pueda
sentirlo a mi propia manera en en este momento de mi vida y de mi
carrera.
-¿Y cuál es ese momento?
-Ahora me siento en el mejor punto de mi vida, mejor que
cuando tenía 21 años, tanto físicamente como mentalmente y
sentimentalmente, porque he llegado a un punto en el que tengo
suficiente experiencia en la vida como para poder llevar más cosas al
escenario.
-Tranquiliza comprobar que lo que ocurre en 'El cisne negro' no es la norma y que llevan una vida relativamente equilibrada...
-Tan psicópatas no somos... Personalmente, puedo decir
que soy muy perfeccionista, pero esa faceta la dejo en la sala de
ballet. Cuando salgo del teatro, la vida que tengo fuera es la cosa más
normal del mundo. Para un bailarín y una bailarina es muy importante
tener una vida fuera del escenario, porque es precisamente lo que te va a
dar las emociones y los recursos con los que tienes que construir tu
interpretación.
-Hay otro tópico que resulta inevitable cuando se
habla con bailarines vascos que triunfan en el exterior. ¿Tiene planes
de regreso?
-Yo sé que en algún momento volveré, porque mi casa está
ahí. Tal vez no pueda ser a San Sebastián, que es lo que más me gustaría
y sería mi ilusión, pero sí a España.
-Los cambios de director y de orientación que se
han producido en la Compañia Nacional de Danza han suscitado muchas
expectativas. ¿Pueden favorecer el regreso de bailarines 'expatriados'?
-Esas transformaciones pueden promover un cambio grande,
importante. Tal vez no de manera especial para mí, pero sí en general
para los bailarines que estamos fuera y que a lo mejor algún día
queremos volver a casa. De hecho, en los últimos años en España han
cambiado mucho las cosas en lo que respecta al ballet: hay más interés,
se traen más compañías, tenemos más oportunidades de bailar en casa...
DATOS
Título: 'Alicia y las maravillas del ballet'.
Bailarines: Alicia Amatriain, Marijn
Rademaker y Filip Barankiewicz (bailarines principales del Stuttgart
Ballet); Marianela Núñez y Thiago Soares (bailarines principales del
Royal Ballet de Londres); Suzanna Kaix y Juanjo Arqués (Het Nationalle
Ballet, de Amsterdam).
Lugar: Teatro Victoria Eugenia (San Sebastián).
Días: 2 y 3 de abril, sábado y domingo, a las 20.00 horas.
Entradas: 16, 22 y 30 euros.
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