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«El premio me abrirá muchas puertas y lo voy a aprovechar para seguir trabajando»
Lucía Lacarra, Bailarina
¿Qué significa para usted que la elijan como la mejor bailarina del mundo?
Yo estoy acostumbrada a autocriticarme cada día y el premio es el reconicimiento de los expertos a mi trabajo, por lo que repercute en mi autoestima y me motiva a seguir trabajando.
¿Cómo es el proceso de selección de nominados?
Las nominaciones se basan en el trabajo realizado durante todo el año. Tiene lugar cada dos años y ya estuve nominada en la primera edición. Cada uno de los 150 periodistas y 60 expertos de danza que participan en el certamen elige un bailarín, por lo que cuantas más actuaciones lleves a cabo en distintos países más oportunidades tienes de ser nominado.
¿Esperaba ser elegida como la mejor bailarina del mundo?
No me quería hacer ilusiones y el hecho de estar nominada entre las seis mejores bailarinas ya era muy importante.
¿Cómo vivió el momento en el que la nombraron?
Mientras estaba sentada esperando a que el príncipe Alberto de Mónaco leyera el nombre del ganador, el corazón casi me salía por la boca. Yo no me suelo poner nerviosa sobre el escenario y en aquel momento estaba cardíaca. Una vez que dijo mi nombre, lo más difícil para mí fue subir al escenario y agradecer el galardón ante tantas personas.
En aquella ocasión estuvo conmigo mi novio Cyril Pierre pero no mi familia, por lo que el pasado martes pude disfrutar y celebrar el premio con ellos. También tuve la oportunidad de agradecer su apoyo a los vecinos de Zumaia, muchos de los cuales me votaron por internet, ya que el 10% del cómputo general de votos se decidía de esa manera.
¿Qué repercusión tendrá el galardón en su carrera?
Significa mucho en el mundo de la danza. Ahora me ofrecerán galas, proyectos y contratos en otras compañías y aprovecharé todas las oportunidades para seguir trabajando, como lo he hecho hasta ahora.
El acto tuvo eco en revistas no especializadas en danza.
Sí, yo no esperaba que el premio tuviera tanta repercusión en las revistas del corazón, como es el caso de numerosas publicaciones francesas donde han publicado fotografías de la entrega del galardón.
Le llegarán ofertas de publicidad o proyectos al margen de la danza. ¿Está interesada en esta clase de proyectos?
Bailar es mi prioridad, pero mis puertas están abiertas y si veo la posibilidad de divertirme con otro tipo de proyectos diré que sí, sin duda.
Hace varios meses dejó San Francisco para ir a Munich. ¿Cómo valora el cambio?
Los cambios siempre son satisfactorios. Ahora, en Alemania, estoy justo en el centro del alma artística de la danza, estoy más cerca de todas las compañías. De alguna manera ha sido como volver a casa y el público me ha recibido estupendamente; al final de cada actuación he recibido ovaciones y es impresionante. No hubiera cambiado esta sensación por nada.
Además, mi madre y mi hermana pueden venir a verme más a menudo y sólo el hecho de que la hora sea la misma en Alemania que aquí es importante para poder llamar por teléfono a casa. Cuando no tienes a tu familia cerca lo valoras mucho más y haces lo posible por encontrar un día para reunirnos.
¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?
En el mes de febrero iré a Budapest invitada por la compañía Art Ballet. Este mismo mes empezaremos a preparar la creación. Es un proyecto muy especial, ya que se trata de algo que he impulsado yo, al mismo tiempo que es una creación diseñada para mí. Conozco desde hace tiempo a Gerard Bohbot, un coreógrafo francés con el que he trabajado anteriormente y con el que mantengo una buena relación. Le animé a crear una coreografía y él la ha preparado basándose en el Réquiem de Mozart. Es un proyecto de gran envergadura para el que un músico terminará la composión que Mozart empezó pero no terminó.
Tenemos concertadas galas en Moscú, Canadá y Estados Unidos y para mí es importante participar diseñando el vestuario y todo lo que implica un montaje de este tipo. Me gusta involucrarme en los distintos aspectos de una creación y trato de llevar a cabo proyectos al margen de mi trabajo en mi compañía, donde te limitas a bailar lo que te dicen. La satisfacción en esos casos es mucho mayor.
También tiene previsto ir a Japón este año.
Sí, en agosto iré a Tokio. Participaré en dos producciones del Ballet Nacional de Japón con un total de diez actuaciones. Será bonito porque bailaré "El Jorobado de Notre Dame", la primera pieza que bailé al llegar al Ballet de Marsella con Roland Petit, un genio de la danza y un gran amigo. La única condición impuesta por Petit para que cualquier compañía interprete la coreografía es que yo participe en ella. Ahora tengo mucha más experiencia y será precioso volver a bailar "El Jorobado". Son proyectos que personal y artísticamente me tocan la fibra.
La otra es una creación nueva basada en la música de Duke Ellington, algo mucho más moderno. La primera creación es muy dramática y la segunda más divertida. Lo que me gusta de Roland Petit es que tiene distintas facetas a la hora de crear coreografías.
¿Cómo consigue compaginar sus obligaciones en la compañía con sus proyectos personales?
Luchando por ello. Siempre he peleado tanto por mi carrera personal como por mis proyectos ligados a la compañía de danza en la que estoy.
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