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«El ballet no es una pieza de museo: está vivo y evoluciona»

Yuri Grigorovich, coreógrafo

Egilea
César Coca
Komunikabidea
El Correo
Tokia
París
Mota
Elkarrizketa
Data
2003/12/15

A punto de cumplir 77 años, Yuri Grigorovich, el mejor coreógrafo del mundo, muestra una agilidad física y mental insólita. La suya es una vida entregada al ballet: descendiente de una familia vinculada a la danza y al circo, su madre le llevó muy pronto a una escuela de baile y allí se decidió su vocación. Su carrera comenzó en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo como bailarín, pero fue su etapa de treinta años como principal coreógrafo del Bolshói de Moscú, justo en la época en que esta institución alcanzó un mayor prestigio fuera de su país, la que le dio fama mundial.



Ahora dirige The Yuri Grigorovich Theatre of Ballet, su propia compañía, y hace coreografías para los más importantes teatros del mundo. Este mismo fin de semana, antes de viajar a Bilbao para la puesta en escena de 'La Bayadère' y 'Cascanueces' -en cuatro funciones organizadas por la Diputación foral de Vizcaya en el Euskalduna- ha obtenido un éxito clamoroso en el Teatro de la Bastilla de París con su versión de 'Iván el Terrible'. En la capital francesa concedió una entrevista a este periódico.



-Usted encarna la gran tradición del ballet ruso. ¿Cuáles son sus características fundamentales? ¿En qué se distinguen de otras grandes compañías europeas?



-Es difícil hacer comparaciones. Cada compañía tiene su estilo propio. Yo pienso que en Europa hay dos muy grandes: el Bolshói y la Ópera de París. Luego está el Covent Garden, pero ya algo por detrás. El Boshói tiene la vocación de las grandes producciones, con enorme riqueza de decorados, sin escatimar medios. Los grandes teatros están obligados a hacer cosas así para mantener su tradición.



-¿Y qué distingue en concreto a su compañía?



-Se distingue en que mientras otras montan distintas coreografías, ésta hace siempre las mías, en esa tradición del gran espectáculo de la que le hablaba. Piense que cada coreógrafo quiere hacer algo nuevo y que sea de éxito, y eso es difícil de conseguir siempre.



Contra la medianía



-¿Es posible mantener esas grandes compañías sólo con dinero del Estado, y además no escatimar medios, como acaba de decir?



-Es cierto que en todas partes hay menos dinero del Estado, no sólo en Rusia, pero lo que veo es que cuando se quiere hacer un montaje espectacular no se mira el dinero, al menos en los teatros estatales que conozco. Aunque, por supuesto, se intenta contener el gasto.



-Cuando regresó al Bolshói como invitado tras dejar su dirección recibió un aplauso de una hora. ¿No siente la tentación de volver?



-Han pasado ya cinco años desde aquello, y me han invitado a volver, pero no quiero un contrato permanente. Mi deseo es hacerles algunas coreografías. En este tiempo he hecho 'El lago de los cisnes', 'Leyenda de amor' y 'Raimonda'. Y mire otras cosas que han sucedido: quitaron de allí 'Iván el Terrible' y ahora está en París. Yo vivo en Moscú, me traslado con frecuencia a Krasnodar para las producciones, y luego recorro sobre todo Europa: Praga, Viena, Varsovia, París y muchas otras ciudades en Rusia. En cada gran ciudad hay un importante ballet, que es la riqueza principal del país. Lo que quiero hacer ahora es trabajar con esas compañías.



-Un crítico de danza dijo en Bilbao hace poco que en 20 ó 30 años ya no habrá ballet clásico. ¿Qué opina?



-Están llevando a la ópera y al ballet al cementerio desde hace décadas, pero lo cierto es que no terminan de entrar en él. Ahora bien, lo que yo pienso es que en el futuro sólo habrá ballet en los grandes teatros. Las compañías medianas no tendrán sentido, porque el ballet necesita ser perfecto; lo mediano no vale.



-¿No está el ballet muy amenazado por el DVD y el vídeo, que permiten ver el trabajo de los bailarines con mucho mayor detalle que desde la fila 17, por ejemplo?



-Pasa lo mismo que con el cine y la televisión. Cada vez más gente se queda en casa viéndola, y también compra las películas en DVD o en vídeo. Es un peligro, desde luego, pero para todas las artes vivas. Todas corren el mismo riesgo.



-¿Podría darse incluso el caso de que las grandes producciones de ballet se hicieran casi exclusivamente para el DVD?



-No, no lo creo. Espero que no sea así.



-¿La generación de jóvenes de hoy, los de Internet y la 'play-station', está preparada para apreciar la belleza estética del ballet?



-Desgraciadamente, esos juegos quitan el gusto por los espectáculos en vivo. Pero esto es algo que me parece irreversible y, como le decía antes, de lo que nadie se salva. Sin embargo, pienso que el arte en vivo no desaparecerá nunca, sobre todo si es de gran valor. Siempre habrá gente a la que le guste más ver, por ejemplo, cómo un actor 'muere' en escena que contemplar unos dibujos en una pantalla de ordenador o de un teléfono móvil.



Evolución



-Su compañía ofrecerá en Bilbao un ballet cuyo tema es la muerte y el amor, 'La Bayadère', y otro que es un cuento infantil, 'Cascanueces'. ¿Esa combinación es la que mejor le permite mostrar el despliegue técnico y visual del ballet?



-El 'Cascanueces' es una creación mía en su totalidad. Es una coreografía que se ha estrenado este mismo año. 'La Bayadère' tiene también una coreografía propia pero en ella he seguido algo la tradición anterior. Hay que intentar conservar las obras del pasado, pero intentando corregir los puntos más débiles y reforzando su esencia dentro del ballet clásico. El ballet no es una pieza de museo: vive y evoluciona a partir de una base antigua sobre la que cada coreógrafo deja su impronta. Nosotros cogemos de otros ámbitos todo lo que le puede enriquecer, y ahí entra desde el deporte hasta el folclore. También el ballet moderno toma mucho del clásico. Todo sigue su evolución por caminos que no son excluyentes. El jazz no ha terminado con la música clásica, los dos se oyen y se aprecian; y el ballet moderno tampoco con el clásico. Ambos tienen sus caminos y sus públicos.



-Su compañía tiene orquesta propia. ¿Qué aporta que no le dé la música grabada?



-Vida, aporta vida. Una orquesta da vida a un ballet, le convierte en algo vivo. No obstante, a pesar de esto que le estoy diciendo, en realidad yo prefiero una buena grabación a una mala orquesta.



-¿Se puede hacer una buena coreografía sobre una mala música y me refiero aquí a la partitura?



-Se puede, pero el resultado en su conjunto no es bueno. ¿Se imagina un buen ballet mal bailado, o unos buenos bailarines trabajando sobre una mala coreografía? Pues sería lo mismo en ese caso que me plantea.



-A punto de cumplir los 77 años, ¿ha pensado alguna vez con qué coreografía le gustaría despedirse del público?



-No, no lo he pensado. Marius Petipa hizo la coreografía de 'La bella durmiente' cuando tenía 76 años. Yo sigo creando día a día, sin pensar nunca en eso.



TRAYECTORIA



FRASES

Nació: el 2 de enero de 1927 en Leningrado (San Petersburgo).



Formación: Graduado en la Escuela de Ballet Clásico Ruso de su ciudad.



Carrera: Empezó como bailarín solista en el Mariinsky, donde estuvo 18 años. Allí hizo ya algunas coreografías. En el Bolshói fue el coreógrafo principal de 1964 a 1995, la etapa dorada de la compañía, con la que realizó 90 giras internacionales. Desde 1996 es director artístico de The Yuri Grigorovich Theatre of Ballet, de Krasnodar (Rusia).



Ha realizado numerosas coreografías, en especial del gran repertorio ruso. Ha sido director y guionista de filmes y documentales sobre ballet. Es presidente honorífico del Instituto Internacional del Teatro.



'CASCANUECES'

Un sueño infantil de Navidad



Chaikovski compuso una serie de piezas musicales que han adquirido gran celebridad para este cuento infantil en dos actos y casi dos horas de duración. Tras recibir los regalos de Navidad, la pequeña Marie sueña que los juguetes cobran vida en su cuarto y un cascanueces se convierte en un príncipe, de quien se enamora. Al llegar la mañana, comprobará que sólo ha sido un sueño.



FICHA TÉCNICA

Música: Piotr Illich Chaikovski.



Libreto: Yuri Grigorovich basado en el cuento de E.T.A. Hoffman con motivos del guión de Marius Petipa.



Coreografía: Yuri Grigorovich.



The Yuri Grigorovich Ballet y Orquesta.



Solistas: Elena Knyazkova y Yin Dayong.



Euskalduna, días 20 y 21.



Entradas: de 10 a 35 euros. Música: León Minkus.



Libreto: Marius Petipa y Sergei Judekov.



Coreografía: Yuri Grigorovich.



The Yuri Grigorovich Ballet y Orquesta.



Solistas: Anna Antonicheva y Sergei Filin.



Euskalduna, días 18 y 19.



Entradas: de 10 a 35 euros.

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