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«El ballet es un arte impresionista»
Hace mucho, mucho tiempo, Euskadi tenía su propia
compañía de ballet. Bueno, no hace tanto, pero lo parece. «Porque hoy en
día mucha gente no sabe ni que existió. Es curioso. Yo empecé
prácticamente en él, y éramos muchos bailarines. Hacíamos clásico,
neoclásico y de todo. Gustábamos fuera, solíamos ir de gira», describe
la bailarina Leyre Castresana. «Los que vinieron después tuvieron que
irse a estudiar fuera desde muy jovencitos porque ese ballet dejó de
existir», recuerda. «Yo no salí hasta los 20 años, cuando me fui a
Zaragoza».
Castresana tiene ahora 37 años y bailó el sábado en el
Euskalduna la última creación de Víctor Ullate, 'Wonderland', una
actuación en la que brilló por su clase y su impecable factura
coreográfica. Es de las pocas bailarinas vascas formadas en Euskadi
gracias a aquella histórica compañía. Comenzó en una academia en su
Santurtzi natal, porque su madre se tomó muy en serio los deseos de su
niña de siete años de ponerse puntas. Tras pasar por el Joven Ballet de
Bilbao, recibió una beca a los 14 años -era 1988- para el Ballet de
Euskadi y al año siguiente estaba ya en la compañía. Hasta los 20.
Mientras que el periplo de otros jóvenes artistas de la
danza vascos reconocidos en medio mundo empieza en Madrid, con el
maestro Víctor Ullate, Castresana ha hecho el recorrido contrario.
Bilbao, Zaragoza, Múnich (para cuya compañía fue bailarina invitada) y,
cuando ya llevaba una larga carrera, el Ballet de Víctor
Ullate-Comunidad de Madrid. Es su bailarina principal desde 2006 y lo
tiene claro: «Aquí me quedaré, me jubilaré», se ríe.
Entre otras cosas, porque el maestro es «un coreógrafo
genial, que conoce perfectamente al bailarín. Él tiene una idea y la
adapta a ti, mientras que otros directores quieren un determinado paso y
no se les pasa por la cabeza cambiar nada. Ullate te hace dar lo mejor
de ti, ayudándote. Y eso es muy difícil», explica. Para 'Wonderland' ha
construido un personaje principal que es «un regalo, una maravilla,
lleno de emociones».
Efecto multiplicador
Se trata de Marisol, o al menos está inspirado en ella.
Marisol es la hermana de Ullate, una mujer de cerca de 70 años que lleva
casi toda su vida interna en un centro psiquiátrico porque una
meningitis la dejó incapacitada. «Además es cojita, porque de niña le
pincharon la ciática», dice Castresana. Ella la ha conocido hace poco.
«Fue una visita emocionante. Salí llorando, me llegó al alma. Es el
papel más maduro que me han dado y estoy segura de que no habría podido
hacerlo antes», sostiene.
A ella Ullate se le cruzó en el camino hace cinco años;
«era el momento justo». Con el maestro, siente que puede multiplicar el
efecto que produce un ballet. «¿Qué cuál es este efecto? El de ser un
arte impresionista, en el que todo se expresa a través del cuerpo. Eso
es precioso, pero también difícil».
La bailarina lamenta que haya tantos jóvenes bailarines
vascos en el extranjero. Menos mal, agrega, que la Asociación Bilbao
Ballet Elkartea los reúne una vez al año para disfrute del público
vasco. «Gracias a ellos yo he conocido a bailarines que ni sabía que
existían».
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