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«Claro que existen cremas para clarear la piel de los negros. Yo las vendo. Y me las compran»
Tina Dos Santos
- Me gusta su piel. No es negranegrísima. No es azul. Tampoco es mestiza. Ni chocolateada.
- La piel negra tiene muchísimos tonos. Más aún la de los cabo verdianos que somos fruto de muchísimas mezclas. Mi madre es mestiza alemana. Mi padre, de negro e hindú. Tengo familia italiana... Lo que te digo, la piel negra tiene muchísimas tonalidades. Y, por cierto, es muy muy sensible. Tanto que tenemos que cuidárnosla con miel. Entre otros motivos, porque el agua de aquí, el agua de Donostia, nos la blanquea y seca.
- ¿El agua de Artikutza les blanquea? ¿Como a Michael Jackson?
- Chica, no te pases... Pero bueno, no creas. Existen cremas que aclaran la piel de los negros. Yo las tengo en mi peluquería.
- ¿De verdad que vende cremas para que los negros se vuelvan blancos? ¿Y no le importa?
- Tampoco es tan fuerte fortísimo. No es que quieran ser blancos. Es que hay pieles muy oscuras, demasiado oscuras. Entiendo que deseen aclararlas, que compren esos productos. Como entiendo a la negra que quiere tener el pelo liso. Nosotras tenemos el cabello muy pero que muy duro. En Europa, por cierto, también se nos estropea.
- Usted vivió una bonita historia de amor con un chico de Eibar, Jon Malaxetxebarria. Baserritarra. De ojos azules y pelo rubio. ¿Qué pasó la primera vez que entró en el caserío de su familia?
- Me impresionó mucho. Por supuesto que en Cabo Verde hay caseríos, verde, animales. Pero aquí es otra historia. Con ellos aprendí a comer chuletones. Y merluza. Y claro, para las mujeres de la familia de Jon yo fui la primera negra que conocieron. Y que tocaron. Fue muy bonito.
- Todo no habrá sido 'bonito' en su historia en este país. Decimos que no pero, ¿somos racistas?
- Mira, la primera vez que llegué aquí supe que ésta iba a ser mi tierra. Sé perfectamente que mucha gente me quiere. He trabajado en los cabarets de París, en Holanda. En el mismo escenario donde debutó Bibiana Fernández. En el ballet de Giorgio Aresu. En compañías húngaras. Pero he vuelto siempre aquí. Las chavalillas de la academia de baile Thalia, la de Mentxu Medel, mi gran profesora, me ayudan a hacer los deberes de graduado escolar. Tengo amigos en el Dioni´s y en La Rotonda. Pero es verdad, en Donostia hay gente que es racista. Racista elegante.
- Explíquemelo.
- Muy sencillo. No te insultan. No te atacan. Pero no permiten que te mezcles con ellos. Ni una palabra dura ni un gesto malo. Pero no te tratan. Y si ven a uno de los suyos contigo, le preguntan de mala manera quién eres...
- Dígame algo sobre el euskera...
- Dicen que a los inmigrantes no nos interesa el euskera. Eso es mentira. Lo que pasa es que nos cuesta mucho estudiarlo.
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