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«Béjart logró llevar la danza a todos los espacios, la desacralizó»
Gil Roman, Director artístico del Béjart Ballet de Lausanne
La última vez que pisó el Victoria Eugenia tenía apenas
veinte años. Tres décadas después, Gil Roman vuelve al mismo escenario,
pero como director artístico del Béjart Ballet de Lausanne y legatario
de una leyenda: Maurice Béjart (1927-2007). Comenzó como bailarín en el
Ballet del Siglo XX, en 1979, fue director adjunto de la compañía entre
1993 y 2007, y desde la muerte de Béjart, asumió las riendas de la
formación. Toda una vida profesional ligada al genio coreográfico, de
quien habla en presente. Conocedor de su filosofía, desmenuza cada
pequeño detalle sobre sus creaciones, en especial sobre el triple
programa que presenta hoy y mañana en Donostia. El martes, en el
Principal, la proyección del documental 'El esfuerzo y el ánimo' de la
directora Arantxa Aguirre completa el homenaje a Béjart.
-Hay que remontarse a 1980 para la última
actuación de la compañía de Béjart, el Ballet del Siglo XX, en el
Victoria Eugenia, en la que usted participó.
-Es impresionante para mí volver aquí. Hacía sólo un año
que estaba en la compañía. Era un joven bailarín de 20 años y aquí fue
donde Maurice decidió darme la obra 'Adagietto'. Recuerdo mis paseos a
orillas del mar.
-En aquella ocasión, bailó el 'Pájaro de fuego', creada en 1970 por Béjart.
-Era una pieza muy importante de Maurice, muy actual y
con esa noción de sacrificio, pero es un ballet que sigue estando de
actualidad, porque es muy representativo de todo lo que un artista vive
dentro de sí mismo: hay necesidad de quemarse, de destruirse para volver
a construirse. Es el camino habitual de todo artista y el 'Pájaro de
fuego' lo representa muy bien. Se puede seguir bailando hoy, porque es
pura actualidad, aunque la estética sea de los 70.
-Otra pieza del programa es 'Sonata a tres' (1957), ¿de qué trata?
-'Sonata a tres' está basada en la novela 'A puerta
cerrada' de Jean-Paul Sartre. Es una obra intimista y uno de los pocos
ballets de Béjart que termina mal. «El infierno son los demás» es la
frase de Sartre que condensa la idea del ballet. Son tres personajes
encerrados en una habitación, un trío infernal en el que nadie se
soporta, a la vez que cada uno está enamorado de otro. Hace veinte años
que no la habíamos recuperado en la compañía. Hoy día tengo intérpretes
con la capacidad necesaria para transmitir esa teatralidad.
-La última obra es 'Lo que el amor me dice' (1974): música de Mahler e ideas de Nietzche
-El título lo dice todo. Esta obra se ha desarrollado en
varias partes: primero, 'Lo que el amor me dice' (1974), luego, 'Lo que
la muerte me dice'. Hay muchos ballets de Béjart inspirados y
alimentados por Nietzche. Este filósofo ha acompañado a Maurice toda su
vida. En esta coreografía ha conseguido simplificar el paso, se trata de
un ballet muy depurado.
-Fue estrenada por Jorge Donn, una especie de musa para Béjart.
-Me cuesta mucho hablar de él, porque es el culpable de
que yo quisiera entrar en el Ballet del Siglo XX. Un ser humano
excepcional, un artista luminoso y muy fuerte. He aprendido mucho de él y
también me ha dado mucho. Si se examina la trayectoria de Béjart, hay
un antes y un después con la figura de Jorge Donn. Béjart decía que una
coreografía se hace entre dos y ese diálogo era esencial. Donn ha
marcado el estilo de Maurice en el ballet por su forma de ser, su brillo
y todo lo que tenía. Él ha sido el más romántico en la carrera de
Béjart.
-Probablemente haya interpretado las tres obras, ¿cuál es la dificultad de cada una de ellas?
-No he bailado 'Sonata a tres'. Cada ballet tiene su
dificultad. Todo depende de la época de la creación. Es difícil bailar
'Sonata a tres', porque era una etapa muy teatral de Béjart. Es una obra
muy exigente, en la que la única teatralidad era la precisión musical.
'Lo que me dice el amor' es todo lo contrario. 'Sonata a tres' es como
un relato corto; la otra, una novela extensa. Es muy romántica, gracias
al romanticismo de Jorge Donn, y se necesita gran capacidad de
interpretación. 'Pájaro de fuego' es muy técnica y ahí es donde radica
su dificultad: hay que olvidarse de la técnica, para poder entregarse al
público y quemarse. Son tres formas de bailar diferentes y cada una
tiene su especificidad.
-Piezas de épocas diferentes y con músicas e
inspiración diversa, ¿percibe el espectador una evolución o contraste en
el estilo coreográfico de Béjart?
-Sí, ése es el objetivo: mostrar sus diferentes facetas
como coreógrafo. Es muy difícil definir su estilo, ya que se
correspondía con la obra que estaba haciendo. Si elegía la teatralidad,
era teatral; si quería romanticismo, era romántico. La gran capacidad de
Maurice era ponerse al servicio de la obra, de la música y de los
intérpretes. Por eso, a los bailarines les gustaba bailar con Béjart,
porque se sentían revalorizados.
-¿Qué importancia tiene Béjart en la historia de la danza?
-Maurice hizo una explosión de la danza. El baile estaba
dominado por un grupo de pequeños aficionados y él fue como una bomba:
desnudó a chicos y chicas sin vulgaridad, por ejemplo. Consiguió llevar
la danza a todos los espacios, la desacralizó, limitada a escenarios de
señoras ricas, por lo que el público le está muy agradecido. La idea es
dar alegría a la gente y hacer partícipe al público. Hay mucho que decir
sobre Maurice y la gente lo tiene que seguir descubriendo. El lugar de
Béjart está en el corazón de la gente.
-¿Por qué no puede perderse el público esta actuación?
-Porque va a asistir a algo realmente importante. Este
tipo de compañía ya no existe. Son unas obras creadas hace mucho tiempo y
si ves ahora 'Bolero', parece que ha sido creada hoy. La obra de
Maurice atraviesa el tiempo, por eso no se le puede definir en un
estilo: ballets abstractos, teatrales, comedia musical. El público no
puede pensar que viene a ver una pieza del pasado, porque se trata más
bien de una creación. Para los bailarines es como si fuera la primera
vez que hicieran estas obras y para el público también tiene que ser su
primera vez.
EL BALLET
Programa: 'Pájaro de fuego', 'Sonata a tres' y 'Lo que el amor me dice'.
Coreografías: Maurice Béjart.
Música: Igor Stravinsky, Béla Bartok y Gustav Mahler.
Compañía: Béjart Ballet Lausanne.
Director artístico: Gil Roman.
Lugar y fecha: Teatro Victoria Eugenia, hoy y mañana, a las 20.00 horas.
Entradas: 22-30 y 40 euros.
Película: 'El esfuerzo y el ánimo',
dirección Arantxa Aguirre, acceso gratuito a quienes presenten la
entrada al ballet; el resto 3,70 euros. En el Teatro Principal, el
martes 19, a las 20,15 horas.

Regreso. Roman vuelve al Victoria Eugenia 20 años después.:: LÓPEZ
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