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«Béjart logró llevar la danza a todos los espacios, la desacralizó»

Gil Roman, Director artístico del Béjart Ballet de Lausanne

Egilea
Iratxe de Arantzibia
Komunikabidea
Diario Vasco
Tokia
San Sebastián
Mota
Elkarrizketa
Data
2010/10/16
Lotura
Diario Vasco
La última vez que pisó el Victoria Eugenia tenía apenas veinte años. Tres décadas después, Gil Roman vuelve al mismo escenario, pero como director artístico del Béjart Ballet de Lausanne y legatario de una leyenda: Maurice Béjart (1927-2007). Comenzó como bailarín en el Ballet del Siglo XX, en 1979, fue director adjunto de la compañía entre 1993 y 2007, y desde la muerte de Béjart, asumió las riendas de la formación. Toda una vida profesional ligada al genio coreográfico, de quien habla en presente. Conocedor de su filosofía, desmenuza cada pequeño detalle sobre sus creaciones, en especial sobre el triple programa que presenta hoy y mañana en Donostia. El martes, en el Principal, la proyección del documental 'El esfuerzo y el ánimo' de la directora Arantxa Aguirre completa el homenaje a Béjart.
-Hay que remontarse a 1980 para la última actuación de la compañía de Béjart, el Ballet del Siglo XX, en el Victoria Eugenia, en la que usted participó.
-Es impresionante para mí volver aquí. Hacía sólo un año que estaba en la compañía. Era un joven bailarín de 20 años y aquí fue donde Maurice decidió darme la obra 'Adagietto'. Recuerdo mis paseos a orillas del mar.
-En aquella ocasión, bailó el 'Pájaro de fuego', creada en 1970 por Béjart.
-Era una pieza muy importante de Maurice, muy actual y con esa noción de sacrificio, pero es un ballet que sigue estando de actualidad, porque es muy representativo de todo lo que un artista vive dentro de sí mismo: hay necesidad de quemarse, de destruirse para volver a construirse. Es el camino habitual de todo artista y el 'Pájaro de fuego' lo representa muy bien. Se puede seguir bailando hoy, porque es pura actualidad, aunque la estética sea de los 70.
-Otra pieza del programa es 'Sonata a tres' (1957), ¿de qué trata?
-'Sonata a tres' está basada en la novela 'A puerta cerrada' de Jean-Paul Sartre. Es una obra intimista y uno de los pocos ballets de Béjart que termina mal. «El infierno son los demás» es la frase de Sartre que condensa la idea del ballet. Son tres personajes encerrados en una habitación, un trío infernal en el que nadie se soporta, a la vez que cada uno está enamorado de otro. Hace veinte años que no la habíamos recuperado en la compañía. Hoy día tengo intérpretes con la capacidad necesaria para transmitir esa teatralidad.
-La última obra es 'Lo que el amor me dice' (1974): música de Mahler e ideas de Nietzche
-El título lo dice todo. Esta obra se ha desarrollado en varias partes: primero, 'Lo que el amor me dice' (1974), luego, 'Lo que la muerte me dice'. Hay muchos ballets de Béjart inspirados y alimentados por Nietzche. Este filósofo ha acompañado a Maurice toda su vida. En esta coreografía ha conseguido simplificar el paso, se trata de un ballet muy depurado.
-Fue estrenada por Jorge Donn, una especie de musa para Béjart.
-Me cuesta mucho hablar de él, porque es el culpable de que yo quisiera entrar en el Ballet del Siglo XX. Un ser humano excepcional, un artista luminoso y muy fuerte. He aprendido mucho de él y también me ha dado mucho. Si se examina la trayectoria de Béjart, hay un antes y un después con la figura de Jorge Donn. Béjart decía que una coreografía se hace entre dos y ese diálogo era esencial. Donn ha marcado el estilo de Maurice en el ballet por su forma de ser, su brillo y todo lo que tenía. Él ha sido el más romántico en la carrera de Béjart.
-Probablemente haya interpretado las tres obras, ¿cuál es la dificultad de cada una de ellas?
-No he bailado 'Sonata a tres'. Cada ballet tiene su dificultad. Todo depende de la época de la creación. Es difícil bailar 'Sonata a tres', porque era una etapa muy teatral de Béjart. Es una obra muy exigente, en la que la única teatralidad era la precisión musical. 'Lo que me dice el amor' es todo lo contrario. 'Sonata a tres' es como un relato corto; la otra, una novela extensa. Es muy romántica, gracias al romanticismo de Jorge Donn, y se necesita gran capacidad de interpretación. 'Pájaro de fuego' es muy técnica y ahí es donde radica su dificultad: hay que olvidarse de la técnica, para poder entregarse al público y quemarse. Son tres formas de bailar diferentes y cada una tiene su especificidad.
-Piezas de épocas diferentes y con músicas e inspiración diversa, ¿percibe el espectador una evolución o contraste en el estilo coreográfico de Béjart?
-Sí, ése es el objetivo: mostrar sus diferentes facetas como coreógrafo. Es muy difícil definir su estilo, ya que se correspondía con la obra que estaba haciendo. Si elegía la teatralidad, era teatral; si quería romanticismo, era romántico. La gran capacidad de Maurice era ponerse al servicio de la obra, de la música y de los intérpretes. Por eso, a los bailarines les gustaba bailar con Béjart, porque se sentían revalorizados.
-¿Qué importancia tiene Béjart en la historia de la danza?
-Maurice hizo una explosión de la danza. El baile estaba dominado por un grupo de pequeños aficionados y él fue como una bomba: desnudó a chicos y chicas sin vulgaridad, por ejemplo. Consiguió llevar la danza a todos los espacios, la desacralizó, limitada a escenarios de señoras ricas, por lo que el público le está muy agradecido. La idea es dar alegría a la gente y hacer partícipe al público. Hay mucho que decir sobre Maurice y la gente lo tiene que seguir descubriendo. El lugar de Béjart está en el corazón de la gente.
-¿Por qué no puede perderse el público esta actuación?
-Porque va a asistir a algo realmente importante. Este tipo de compañía ya no existe. Son unas obras creadas hace mucho tiempo y si ves ahora 'Bolero', parece que ha sido creada hoy. La obra de Maurice atraviesa el tiempo, por eso no se le puede definir en un estilo: ballets abstractos, teatrales, comedia musical. El público no puede pensar que viene a ver una pieza del pasado, porque se trata más bien de una creación. Para los bailarines es como si fuera la primera vez que hicieran estas obras y para el público también tiene que ser su primera vez.

EL BALLET

Programa: 'Pájaro de fuego', 'Sonata a tres' y 'Lo que el amor me dice'.
Coreografías: Maurice Béjart.
Música: Igor Stravinsky, Béla Bartok y Gustav Mahler.
Compañía: Béjart Ballet Lausanne.
Director artístico: Gil Roman.
Lugar y fecha: Teatro Victoria Eugenia, hoy y mañana, a las 20.00 horas.
Entradas: 22-30 y 40 euros.
Película: 'El esfuerzo y el ánimo', dirección Arantxa Aguirre, acceso gratuito a quienes presenten la entrada al ballet; el resto 3,70 euros. En el Teatro Principal, el martes 19, a las 20,15 horas.
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