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«Bailar en casa te hace recordar la pasión que te ha llevado al extranjero»
Gabriela Gómez Abaitua, Bailarina del ballet del Gran Teatro de Ginebra
- El Ballet del Gran Teatro de Ginebra representa 'Romeo y Julieta', esta tarde en el Kursaal, ¿qué papel interpreta usted?
- Formo parte de la familia de Romeo. No es de excesiva
dificultad, ya que el peso de la obra lo llevan sus protagonistas. No
obstante, se debe de estar vigilante en todo momento, ya que nuestro
aporte es fundamental en la coreografía. A través de nosotros, entran en
ambiente Julieta y Romeo, tal y como la coreógrafa quiere
representarlos.
- ¿Qué tiene de especial la lectura de Joëlle
Bouvier de 'Romeo y Julieta' en relación a otras versiones como las de
Cranko (1958) y MacMillan (1965)?
- Esta versión se mantiene alejada de la acentuación del
drama. La tristeza y la desesperación se llevan por dentro y cuando
quieren salir asoman con cierta sobriedad. Aunque pasara en otra época,
es una historia que nos concierne a todos y que nos rodea cada día; son
diferentes envoltorios, pero el fondo no cambia. Joëlle no se encierra
en aquella época, lo demuestra con la frescura de su danza y su pureza.
En cuanto al lenguaje de la danza, esta versión tiene una orientación
más contemporánea que otras, ya que aquellas guardan una estructura
clásicacon roles muy definidos y el drama quita protagonismo a sus
personajes.
- Siendo de Vitoria, actuar en San Sebastián es casi hacerlo en casa. ¿Es diferente actuar aquí?
- Ya estuve bailando con la CND 2 y fue maravilloso. Esta
vez voy con muchas ganas también. Sobre todo se siente emoción; son
muchos años bailando fuera y te gusta que tu familia y la gente cercana
puedan ver el resultado de todo ese trabajo. Cuando bailas en el
extranjero quizás se sienta más como un trabajo, mientras que bailar en
casa te hace recordar de alguna manera la pasión que te ha llevado hasta
allí. Mis padres son unos buenos seguidores así que allí estarán.
También vendrá mi abuela, mi tía y algunos amigos. No me van a faltar
aplausos (ríe).
- ¿Cómo definiría el Ballet del Gran Teatro de Ginebra?
- Es una compañía con mucho prestigio y muy consolidada.
Se ha hecho conocer por todo el mundo y por ahí han pasado excelentes
bailarines así como coreógrafos muy reputados. Lo positivo de esta
compañía en cuanto a su estilo es que no lo tiene demasiado definido. Es
capaz de adaptarse a diferentes coreógrafos, cada uno con su estilo.
Todos los bailarines tenemos una formación clásica pero siempre
combinada con la danza contemporánea.
- ¿Qué le atrajo de esta formación?
- Entré a formar parte de la compañía en agosto del 2010.
Empecé audicionando en Suiza, porque mi novio, también bailarín,
trabaja en Lucerna. Pero me fui informando a través de otros bailarines y
toda mi energía se concentró en Ginebra. Me atrajo todo de esta
compañía: la diversidad del repertorio, las giras que tiene, el número
de bailarines -somos 22-, la ciudad. Además de todo esto, algo muy
importante para un bailarín y más para un bailarín español, las
condiciones de trabajo.
- ¿Cómo se define Gabriela Gómez como bailarina: clásica, neoclásica, contemporánea.?
- Gabriela es.creo que un poquito de todo. Disfruto
muchísimo haciendo una clase de clásico. Eso es algo que siempre me
quedará, aunque en el escenario no llegue a ponerme unas puntas. De la
danza contemporánea, me gusta la energía que se puede conseguir con ella
y su sencillez en muchas ocasiones. Pero a la bailarina que hay dentro
de mí, le gusta aquella danza en la que pueda sentirse una misma, en
plena libertad para poder dar lo mejor de ti mismo. ¡Bienvenidos sean la
salsa, el hip-hop o el flamenco!
- Empezó su formación con su madre, ¿la implicación es mayor teniendo la profesora en casa?
- Mi primera profesora fue mi madre: profesora en la vida
y profesora en la danza. Cuando empiezas, no te llama nada la atención
simplemente haces lo que te dicen o, por lo menos, yo que era muy
obediente. Fue más tarde cuando fui cogiendo conciencia de dónde me
metía y la verdad es que enseguida me gustó mucho. De alguna manera,
supongo que, si ya de por sí te gusta, la implicación es mayor cuando se
trata de tu madre.
- Debuta como profesional en Madrid. Luego se
instala en Zaragoza. ¿Qué intereses le guían a la hora de tomar sus
decisiones profesionales?
- El Conservatorio es algo que me marcó muy fuerte. Pasas
allí seis horas al día durante toda la adolescencia. Es algo muy
positivo a pesar de la disciplina que exige. Aprendes no sólo a bailar
sino a convivir muy de cerca con la gente, a superarte a ti mismo y a
sacar una fortaleza no digna de esas edades. El salto a la CND fue
impactante. Te reiteran que es muy difícil encontrar trabajo y tener esa
oportunidad siendo tan joven es algo increíble. LaMov en Zaragoza me
hizo aprender mucho. Era un trabajo muy personalizado y eso nos gusta a
todos los bailarines.En la danza desgraciadamente no siempre son tus
decisiones las que guían tus pasos. Conseguir trabajo es muy difícil y, a
veces, te encuentras montada en un tren casi sin saber por qué
atravesando países, empapándote de audiciones, recibiendo muchos
rechazos hasta que un día, lse abre su cortina para que des tus pasos.
- Aún es muy joven, ¿cuáles son sus metas
- Hace poco que he entrado en la compañía de Ginebra, así
que quiero darme tiempo aquí. Creo que aún estoy muy lejos de haber
aportado el máximo en mi profesión.
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