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«Aquí se está al margen de todo lo que pasa en Europa»
Juan Kruz Díaz de Garaio Coreógrafo, bailarín y músico
- Ha realizado un largo viaje hasta llegar a este momento, pero ¿qué queda de la persona que salió de Legazpi?
- Nada y todo. No queda nada porque no soy aquél y al
mismo tiempo no soy lo que soy sin haber sido el que he sido antes.
Nunca he tenido ese sentido de patria ni de pertenecer a ningún lugar
pero al mismo tiempo soy quien soy, vengo de la familia que vengo, y
gracias a eso soy quien soy ahora.
- Forma parte de una larga lista de bailarines
vascos que se han ido fuera, aunque después de triunfar tampoco es fácil
verles actuar. ¿Qué reflexión le produce este hecho?
- Me fui de España porque no había lugar para
desarrollarme pero también había una reacción que no permitía
intentarlo. He presentado mi trabajo aquí muy pocas veces. Me parece
extraño que España sea todavía tan insular y que esté tan al margen de
lo que está pasando en Europa. Esto no sólo es responsabilidad del
público español, que es muy conservador, sino también de los
programadores que deciden por el público lo que debe verse.
- La Compañía se compone de bailarines de muy
diversas procedencias con un alto componente multidisciplinar. ¿Cómo se
trabaja esta diversidad?
- Sasha Waltz busca una compañía heterogénea, formada por
individuos con fuertes personalidades pero con gran imaginación y gran
individualidad. No nos interesa un grupo donde todos seamos clones.
Cuánto más heterogeneidad más rico va a ser el resultado.
- Las obras de Sasha Waltz son de una belleza desconocida y una fascinante perfección. ¿Cómo es el proceso creativo?
- Se intenta que cada obra encuentre un lenguaje propio,
entender cuáles son sus necesidades, que al final van a dictar como va a
ser el proceso creativo.
- ¿Qué conceptos trabajan?
- El concepto predominante es lo físico. El cuerpo es el
punto de partida y el foco principal visto desde formas y ángulos muy
diferentes pero la meta siempre es emocional, encontrar el alma del
espectador.
- Las coreografías descubren posibilidades
increíbles del cuerpo humano pero requieren una altísima exigencia
física y técnica. ¿Cómo afronta estos desafíos?
- De entrada igual no conseguimos alcanzar ese desafío
inicial pero desde ahí se van a encontrar desvíos que nos van a llevar a
otras propuestas. Nunca son desafíos virtuosos sino que interpelan a
una emoción.
- Varias de las coreografías han sido creadas
para espacios como el Museo Judío y el Neues Museum en Berlín, o el
Maxxi de Roma. ¿Tendrían sentido fuera de estos lugares?
- Sí y no. No, porque han sido concebidos para esos
espacios con un sentido. Es ver cómo se integran el espacio y el cuerpo
en el espacio. No sólo de los bailarines sino también de los músicos y
del público que circula libremente y en ese sentido pertenece sólo a ese
espacio.
- Junto con otras compañías forman parte del Radialsystem V, uno de los proyectos culturales más creativos de Europa.
- Radialsystem fue fundado por Jochen Sandig -marido de
Sasha Waltz- que desde la caída del muro ha creado los lugares más
vanguardistas de Berlín a nivel artístico. Con él hay ciertos valores
que vamos a perseguir casi a cualquier precio, no irresponsablemente,
pero el punto de partida es no tener límites de ningún tipo.
- Cómo coreógrafo y artista, ¿que diferencias y semejanzas tiene con Sasha Waltz?
- Hay cosas comunes. Yo vengo del mundo musical y eso es
algo que yo aporté a la compañía, un interés en integrar la música en el
evento teatral.
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