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«Aquí la danza contemporánea tiene mala fama»
Thomas Noone, coreógrafo
Thomas Noone y su compañía aguardan con expectación su primera
actuación en el País Vasco. El coreógrafo británico presenta un doble
programa compuesto por sus obras Crush y Crease (2005), una mezcla que
contrasta la austeridad y la intensidad emotiva. Fundada en 2001, la
Thomas Noone Dance (TND) está afincada en Barcelona, donde es compañía
residente del Teatro de Saint Andreu, desde hace dos años. La cita con
su danza «fuertemente física», mañana, a las 20,00 horas, en el Centro
Cultural de Egia.
- Presenta un programa doble compuesto por Crush y Crease. ¿En qué consisten estas piezas?
- Busco hacer danza visual, física, química y con una expresión
mínima, para no parecer barroco o impetuoso. Crush es más narrativa,
porque está basada en la novela Stella descending de la noruega Linn
Ullman. La obra mezcla los tiempos, de atrás hacia delante, y es un
poco abstracta, que es lo que me gusta. La coreografía tiene pasos a
dos, baile de contacto, oblicuo. La música original es de Diego
Dall'Osto. Crease es pura danza energética. El hilo del espectáculo se
centra en otro punto de vista. Creo otras reglas diferentes a las de
Crush: no hay pasos a dos, ni baile de contacto. Cada pieza dura 25
minutos, con una pausa en medio, que hace que el espectáculo tenga una
duración de hora y diez minutos.
- ¿Qué busca con el contraste entre la austeridad de Crush y la intensidad emotiva de Crease?
- Quería demostrar que existe mucha variación en los espectáculos
de danza contemporánea, ya que hay muchas texturas. En general, aquí la
danza contemporánea tiene mala fama. Para mí, es un reto jugar con el
contraste Crush y Crease. No quiero hacer algo lineal. Cuando hay
contraste, la sensación es más interesante para el espectador. Me gusta
mucho coreografiar pasos a dos como en Crush, pero en Crease prescindí
de ellos. Me gusta alternar: pieza corta, pieza larga. Es un ejercicio
mental diferente.
- Dentro de la danza contemporánea, hay muchas corrientes. ¿Cómo definiría su estilo coreográfico?
- Es muy físico, basado en la técnica. Busco cierta plasticidad. Me
interesa que se pueda leer a través del movimiento y la base de éste es
el cuerpo humano. No hay ni texto ni otros recursos teatrales. Mi reto
es hacerlo con el movimiento. Existe cierta austeridad general y el
deseo de usar todos los elementos del bailarín. Usamos más fuerza y
tensión muscular.
- La Thomas Noone Dance se creó en 2001 y hace dos años se
estableció como compañía de danza residente en el Teatro Sant Andreu de
Cataluña. ¿Qué ventajas tiene la residencia permanente?
- En Cataluña, la existencia de un sistema de residencias es
reciente y cada una es diferente. En el Teatro Saint Andreu, se hacen
dos temporadas. Nuestra residencia está basada en creación
coreográfica, exhibición y formación de público. Los tres elementos
importantes de tener una residencia son la estabilidad del trabajo, un
lugar identificable y la presencia mediática. Estar aquí nos da un
lugar identificable. Se puede seguir a la compañía por parte del
público y de los programadores. A nivel de trabajo, no estamos tanto en
el teatro como nos gustaría por la cantidad de programación que se
exhibe. También asesoro sobre la programación de danza. Ahora hay más
danza y se continúa en la formación de público.
- Este año, han estrenado dos piezas- Mur y Four- y el año que viene prevé la invitación de una pareja de coreógrafos externos.
- Con la compañía, estrenamos Mur, una obra de gran formato,
producida por el Mercat de las Flores. Es muy difícil girarlo, porque
no cabe en los teatros, por lo que hemos hecho una adaptación para
teatros con una boca de 11 metros. Four es un dúo de Nuria Martínez y
yo, compuesto por cuatro piezas continuas, cuatro músicas originales,
con las que dibujo cuatro estados de emoción de la pareja. De cara a
febrero de 2008, por primera vez, vamos a presentar una creación con la
pareja de coreógrafos Guy Weizman y Roni Haver. Va a ser diferente,
tanto para el público, como para los bailarines.
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