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A los dantzaris de Añorga
En primer lugar decirte que lamentamos el modo en que terminó la fiesta. Una vez dicho esto, y sin más preámbulos, tenemos que añadir que el contenido de tu carta revela un estado de opinión del que nos sorprende el modo en que deja fuera algunas realidades, en tanto que incluye otras cuyo alcance deseamos precisar.
Lo primero que hay que decir es que el grupo Arkaitz no se fundó hace 75 años. Por tanto, en absoluto se le puede dar esa antigüedad. Tampoco se puede tomar en serio esa pretensión unilateral de ser continuadores de una tradición relacionada directamente con Iztueta. Una cosa es que José Lorenzo Pujana enseñara en Añorga en los años veinte incluso y aunque en el mejor de los casos hubiera dejado un elenco de excelentes dantzaris), y otra reclamar la herencia de un folclore que de ninguna manera creó la escuela que en tu carta das a entender.
Por tanto, sería deplorable que tal derroche de energía solo hubiera buscado alimentar vanidades sociales (en parte comprensibles), pero dejando en el olvido lo que debiera ser centro y guía de vuestra actividad como grupo de folclore vasco: el estudio y desarrollo de la danza tradicional a través de una búsqueda de su conocimiento. Como creemos que ese no es el caso, esperamos que estarás de acuerdo en que si de algo o alguien es heredero el grupo Arkaitz (incluyéndote a ti y a los que te precedieron en el cargo) es del grupo Argia. Incluso el nombre (que el grupo no tenía) se lo dio hace treinta años Joxean Lizarribar, dantzari de Argia, que por aquel entonces (hablamos de los años 69-70) aportaba su ayuda a la formación del grupo. Está bien reconocerse en los abuelos, pero ¿qué razón puede haber para que, de una manera tan desconsiderada, os olvidéis de los padres?
Un saludo y felicidades.
Juan A. Urbeltz
(Argiakoa)
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