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71 años cantando y bailando con Eskola
Más de un centenar de personas mantienen viva en el grupo Eskola la danza y el canto coral
La Schola Cantorum fue creada con el objetivo de «exaltar
los cultos en honor de la Virgen» mediante el canto. La formación coral
dirigida por Juan Urteaga no sólo ponía buenas voces a las
celebraciones litúrgicas de la basílica de la patrona de la ciudad, sino
que extendió su actividad musical fuera del templo.
Así, además de presentar sus famosas Estampas de la
Pasión y Estampas Eucarísticas, la Schola Cantorum protagonizó
conciertos con el 'Carmina Burana', estrenó 'Olezkarri zarra', de
Olaizola, y hasta montó óperas, 'Amaya', del maestro Guridi, o 'Txanton
Piperri', del maestro Zapirain.
Y la familia de la Schola Cantorum fue creciendo y no
tardó mucho tiempo en formarse el grupo de baile, siendo uno de los
fundadores Javier Aizarna, que años más tarde ocupó el cargo de diputado
general de Gipuzkoa. Y entre aquellos primeros dantzaris figuraban
Eugenio Goya, que fue el primer presidente de la Schola Cantorum,
Ignacio Ganuza, Miguel Mari Echavarren o Joseba Elizondo, que también
ocuparon el cargo de presidentes de la entidad en distintas épocas.
Al ir aumentando las actividades y al participar más
personas, el espacio ocupado en la iglesia de Santa María se queda
pequeño y se trasladan hacia 1945 al Kursaal, donde disponen de mayor
amplitud para los ensayos de los coros, del grupo de danza y de la
sección de teatro que se forma en este nuevo espacio.
El escenario del Kursaal sirve a la Schola Cantorum para
interpretar las óperas, que reciben en cada sesión el aplauso de los
donostiarras que asisten a cada uno de los espectáculos que se
organizan. Sin embargo, la Schola Cantorum organizó en el teatro
Victoria Eugenia alguna de estas veladas operísticas, lo que provocó el
enfado de los gestores del Kursaal, que les cedían sus locales sin
cobrar alquiler. El resultado fue que la Schola Cantorum tuvo que
buscarse otro lugar para seguir con los ensayos, y tuvieron la suerte de
que el Ayuntamiento donostiarra les cediera Villa Esmeralda, en la
cuesta Aldapeta, a donde se trasladaron en 1960 y donde permanecen en la
actualidad, tanto el coro, que cuenta con 35 voces que dirige Juanjo
Ocón, y el grupo de danza, a las órdenes de Josetxo Fuentes.
En este recinto trabaja con varios ensayos semanales el
grupo de danza, en el que participan 35 personas, entre mujeres y
varones. Su director, Josetxo Fuentes, asegura que «se ensaya duro, con
cuatro sesiones por semana, porque nuestro tipo de folclore es muy
exigente y el periodo del dantzari es corto en el tiempo, ya que con
determinada edad no puedes levantar la pierna como lo hace un joven de
20 o 25 años».
Afortunadamente el grupo de danza cuenta con una academia
(cantera), donde en la actualidad asisten 80 niños desde los 6 a los 14
años, edad ésta última en la que ya pueden dar el paso para ir al grupo
de los mayores.
El grupo de baile ha viajado por medio mundo y chocaba en
muchos países que acudiera un grupo de baile que se denominaba Schola
Cantorum, y por ello, en 1975 se cambió en nombre originario por el de
Koruko Ama Birjinaren Eskola, que es hoy como se le conoce, pero sobre
todo por el apelativo de Eskola.
Los dantzaris de Eskola ha actuado en Cuba, Italia,
Bélgica, Holanda, Polonia, Rumanía, etcétera. Se han presentado a cinco
festivales internacionales en el transcurso de los años y en todos ellos
consiguió el primer puesto, dice orgulloso Josetxo Fuentes.
El grupo de baile, además de interpretar la danza del
folclore vasco, también es muy activo durante los carnavales, donde ha
ganado en varias ocasiones en el desfile de comparsas que se celebra en
San Sebastián. También merece reconocimiento este grupo por haber
rescatado la comparsa de Jardineros, que se creó en el siglo XIX y se
perdió en el transcurso de los años. Eskola la puso nuevamente en la
calle y en cada carnaval el grupo da a la ciudad un toque de distinción
con este espectáculo.
Sin embargo, Fuentes se queja por ver cómo desde las
instituciones no se potencia la danza todo lo que se debiera, y reclama a
los distintos ayuntamientos que programen en sus fiestas actuaciones de
grupos de dantzaris para mantener vivo el folclore de esta tierra.
«Hace falta más movimiento institucional para que se reactive la danza»,
reitera Fuentes.
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