Dokumentuaren akzioak
“Me apetecía hacer de puente con la ciudadanía, devolverle lo que he descubierto”
La bailarina donostiarra Jone San Martín ofrecerá este domingo una clase magistral en Dantzagunea de Errenteria y en mayo volverá a Donostia con un espectáculo
Donostia 2016 le dio la oportunidad de ofrecer a la ciudadanía la propuesta que quisiera en el marco de la iniciativa Carta Blanca, y la bailarina y coreógrafa Jone San Martín se decantó por una clase magistral que tendrá lugar este domingo y otras cinco propuestas escénicas que se celebrarán en mayo y octubre. La artista, que ha trabajado durante más de veinte años con el coreógrafo alemán William Forsythe, vuelve a su ciudad natal para ofrecer una propuesta diversa.
¿Cómo fueron sus inicios en la danza? ¿Por qué decidió dedicarse a esta actividad?
-Empecé a bailar con Peter Brown en Donostia porque mi familia pensó que era buena idea que yo bailara. Estuve un año en el conservatorio y luego comencé a trabajar con Mentxu Medel, que trabajaba en Amara, donde yo vivía. Ahí ya me enganché totalmente, y desde entonces no he parado.
Ha desarrollado gran parte de su carrera en el extranjero. ¿Se lo imaginaba en sus comienzos?
-Enseguida me fui de Donostia a Barcelona, donde podía dedicar más horas a la danza. Bailé en distintos sitios, pero sobre todo en el extranjero, porque es donde había más trabajo. Y ya me quedé allí, sobre todo después de que William Forsythe me contratara para el Ballet de Frankfurt.
¿Cómo ha sido trabajar con Forsythe?
-En más de veinte años yo no me he aburrido, y creo que eso dice mucho. Es una persona que se cuestiona mucho a sí misma. A pesar de que había mucha gente que me decía a ver si todavía seguía trabajando con él, en realidad era la mejor manera de avanzar, porque siempre cuestionas lo que has hecho y piensas en qué más puedes hacer. William Forsythe tiene una mente muy abierta y muy curiosa, y es muy contagioso, por lo que su equipo siempre estaba muy interesado en la búsqueda de las posibilidades que hay. Ha sido un trabajo muy a largo plazo, no simplemente realizar una coreografía.
¿Qué le han aportado estos años trabajando en la compañía?
-Sobre todo, la capacidad de analizar, desarrollar y tirar de un hilo, y poder disfrutar con ello. Y saber también traducirlo a otras disciplinas, porque muchas veces trabajamos con las mismas nociones, y es divertido traducir lo que estoy intentando hacer con la danza a la poesía o a una melodía, por ejemplo.
Además de ser bailarina y coreógrafa, ha realizado trabajos relacionados con el arte y el cine, entre otras iniciativas. ¿Le queda algo por hacer?
-Espero que sí. A mí, la idea de intercambiar con otras disciplinas me enriquece. No se trata de adornarlas, sino más bien de traducciones, de encontrar puntos en común y ver las diferentes maneras de interpretar esa cosa, ya sea a través de la danza, la palabra o el vídeo. Al fin y al cabo todos estamos haciendo lo mismo y al trabajar así, tu propia disciplina se hace más flexible y se convierte en una red que comprende otras cosas y que llega a nutrirse de otro tipo de información que no tienen por qué ser los pasos de danza. Eso da muchas ganas de seguir investigando.
¿Qué pensó cuando le dieron la Carta Blanca de Donostia 2016? ¿Qué creyó que necesitaba aportar a la ciudad?
-Lo primero que cuestioné fueron mis capacidades y poder acertar con la propuesta. Creo que la capitalidad es un gran reto para Donostia; no solo por lo que supone organizarla, sino también recibirla. Lo primero que saltó hacia mí fue cómo recibirían los donostiarras mi propuesta, cómo lo van a entender y hasta dónde llega su curiosidad. Donostia está muy unida a cierto canon de belleza y en cuanto se sale de ahí, la gente tiene más dificultades en aceptarlo. Le dije a Pablo Berástegui que me apetecía hacer de puente, devolver algo a la ciudad de la manera que yo sé lo que he descubierto. Quería utilizar el marco donostiarra con el trabajo que he desarrollado.
¿Cómo se materializará su propuesta?
-En principio he propuesto cinco programas a partir del 30 de mayo en la sala pequeña del Kursaal, donde desarrollaré el programa Legítimo/Rezo, que es un solo que habla mucho del trabajo que he desarrollado con William Forsythe. Es muy interesante ver cómo la gente reacciona al movimiento y el gesto del bailarín. El resto de actividades tendrá lugar en octubre. Si todo va bien Forsythe y el músico Ryoji Ikeda presentarán cinco instalaciones en Tabakalera que tienen que ver con las vibraciones y el espacio. Después, el 14 y 15 de octubre, la compañía con la que estoy trabajando en este momento en Berlín, Dance On, vendrá al Victoria Eugenia para presentar un espectáculo de solos que se llama Siete diálogos. La semana siguiente, los días 21 y 22, presentaré una creación nueva que tiene pinta de ser muy interesante y en la que me gustaría trabajar con el bertsolarismo.
Además de todo esto, también aportará formación...
-El viernes llegaré a Donostia y el domingo daré una clase magistral en Dantzagunea para todos aquellos a los que le interese desarrollar las ideas con las que trabajamos.
¿Quiénes podrán participar en esta clase?
-Realmente trabajo con todos los que quieran trabajar. No se trata de tener un nivel alto de formación, sino de tener un nivel alto de curiosidad y que cada uno pueda intentar cosas con su nivel y su cuerpo. Las herramientas que yo doy son aplicables a lo que cada uno tenga. Suele ser interesante también trabajar con gente que tiene formaciones diferentes y ver cómo se pueden aplicar las diferentes herramientas que trabajamos. Cada uno puede elegir su lenguaje, por lo que es muy abierto.
¿Diría que su propuesta está más ligada a los amantes de la danza clásica?
-No. Yo creo que quienes aman la danza la aman en toda su totalidad. Yo desde niña he practicado tanto la danza clásica como la contemporánea. Lo que en realidad importa es la calidad; cuando un trabajo es bueno, habla por sí mismo. Me interesa esa visión más abierta.
¿Qué situación vive la danza en Euskadi? ¿Cree que al público le cuesta acudir a un espectáculo de baile?
-Creo que en Euskadi tenemos mucha comprensión por la danza, porque nos gusta bailar. Las danzas vascas son muy ricas, de hecho, son la base de la danza clásica; la mayoría de los pasos de la euskal dantza forman parte del catálogo de la danza clásica. Creo que los vascos no nos resistimos a la danza, y no deberíamos descuidarla, ya que también puede tener un futuro brillante.
la artista
Jone San Martín (Donostia, 1966). Bailarina y coreógrafa que ha trabajado en distintos campos de la cultura. Después de trabajar durante más de 20 años con William Forsythe, actualmente pertenece a la compañía alemana Dance On.
su carta blanca
Domingo. Clase magistral en Dantzagunea, Errenteria.
30 de mayo. Legítimo/Rezo. Sala de Cámara del Kursaal. 20.00 horas.
Octubre. Instalaciones de William Forsythe y Ryoji Ikeda en Tabakalera.
14-15 de octubre. Siete diálogos, de Dance On. Victoria Eugenia.
21-22 de octubre. Nuevo espectáculo de Jone San Martín.
Dokumentuaren akzioak