El 9 de marzo, el Palacio de Igartza fue testigo de un evento único. Un acto en el que nuestras tradiciones cobraron protagonismo. El dantzari e investigador Mikel Sarriegi Etxezarreta (Beasain, 1965) presentó el libro Gipuzkoako dantza-maisuen puntuak eta aldairak, un trabajo de 1.000 páginas que le llevó más de 20 años completar. Se trata de una herramienta para la transmisión y conservación de las euskal dantzak. Es una guía esencial para todos los amantes de este arte. Se puede adquirir en Gráficas Eguzki.

¿Cómo surgió la idea de sumergirse en esta extensa investigación?

Al principio, no tenía claro que esta investigación culminaría en un libro. Todo comenzó cuando regresé de estudiar en Madrid en los años 90. En aquel momento, las euskal dantzak atravesaban una crisis de identidad. Ante esta situación, desde Aurtzaka Dantza Taldea de Beasain empezamos a buscar información sobre la historia de las danzas tradicionales en Goierri. Además, estábamos cerca de celebrar el 25º aniversario de la agrupación, por lo que nos pareció una buena ocasión para llevar a cabo la investigación.

¿Cómo ha sido este camino?

Durante este proceso, descubrimos que existían formas de danza locales subestimadas en diversos grados y que en las últimas décadas el modelo desarrollado en Donostialdea predominaba sobre los demás. Además, hacia el año 2000, Joxalberto Andrés, miembro del departamento de etnografía de Aranzadi, me sugirió hablar con los dantza-maisu o maestros de las euskal dantzak de Ordizia y Zaldibia, debido a su relevancia histórica, ya que nunca antes se habían recogido sus testimonios. Así, comencé con el proceso poco a poco. Sin embargo, realizar las entrevistas corría prisa debido a la avanzada edad de los protagonistas.

Hace 200 años que el zaldibiarra Juan Igancio Iztueta publicó el libro referencial 'Gipuzkoako Dantzak'. ¿Cómo ha influenciado en su investigación?

En el centro de la investigación se encuentra el libro que el maestro Iztueta publicó en 1824. Esta obra fue utilizada para respaldar la canonización del estilo de baile proveniente de la capital guipuzcoana, ya que se creía que la influencia más directa de Iztueta se estableció allí. Iztueta dejó varios discípulos; uno de ellos fue José Antonio Olano, quien en Ordizia fundó una escuela de baile de la cual surgieron muchos dantza-maisu. Destacó José Lorenzo Pujana, padre de Cándido, cuyos discípulos crearon Goizaldi Dantza Taldea, en 1948. Siempre hemos creído que este grupo donostiarra es el que mejor ha preservado la tradición de las danzas de Goierri.

¿Bailamos igual?

No, durante la investigación me di cuenta de que no bailamos de la misma manera; aunque es similar, no es idéntica. Pujana enseñó en muchos pueblos de Gipuzkoa y dejó su huella en cada uno de ellos. No obstante, la forma de bailar en cada lugar tiene sus particularidades. Y es que tras la guerra, el estilo de baile referencial evolucionó, lo que provocó diferencias entre la forma de bailar de la ciudad y la de los pueblos. De esta manera pude comprobar que existían contradicciones y que el modelo de danza “oficial” no coincidía con lo que realmente decía Iztueta hace 200 años. Esa observación me abrió mucho camino.

¿Cuántos dantza-maisu han aportado su testimonio en su investigación?

Entrevisté a 90 maestros de las euskal dantzak. Las primeras entrevistas las realicé en Ordizia y Zaldibia, y también en Beasain, entre los años 2002 y 2003. Sin embargo, lo que comenzó como una investigación a nivel local se extendió a más pueblos, abarcando finalmente todo el territorio guipuzcoano, e incluso algunos pueblos de Navarra y Bizkaia, ya que los dantzaris de Ordizia se movieron por diversos lugares. En total analicé 50 pueblos. Tardé más de quince años en completar las entrevistas.

Le ha dedicado 70 páginas al apartado de conclusiones generales. ¿Podría mencionar alguna de las conclusiones obtenidas?

Destacaría que las euskal dantzak tienen vínculos con danzas de hace 400 y 500 años de lugares como Italia y Francia. Los expertos siempre han considerado esta hipótesis, pero faltaban pruebas. Ahora me atrevo a afirmar que está demostrada la conexión, con evidencias muy claras.

El 9 de marzo presentó el libro en el Palacio de Igartza. ¿Cómo se sintió?

Además de presentar el libro, aproveché la ocasión para agradecer a los numerosos protagonistas que compartieron su testimonio, así como a las personas que participaron en el proceso de creación. Asimismo, contar con la presencia de la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, y con varios alcaldes de Goierri fue muy especial. Y, por supuesto, no pudo faltar la danza. También recuerdo con mucho cariño el momento en el que mi familia me entregó un ramo de flores.