Jon Vallejo: “La danza exige mucho, pero hay que perseguir los sueños”

El donostiarra Jon Vallejo, solista del Ballet de Dresde, imparte los días 30 y 31 una Máster Class en Euskalduna, organizada por DantzazBiz

“Hay que perseguir los sueños, no importa lo que cuesten”, dice convencido Jon Vallejo (Donostia, 1985), solista del alemán Ballet de la Ópera de Dresde. Pasión, ilusión y optimismo. Esto es lo que el bailarín vasco va a intentar contagiar a los asistentes que el próximo día 30 y 31 participen en su Máster Class, en el Palacio Euskalduna, organizada por DantzaBiz, (Bizkaiko Dantza Etxea), una iniciativa promovida por el Departamento de Cultura de la Diputación de Bizkaia.

Jon Vallejo no está pasando en estos momentos por una buena etapa: el pasado verano tuvo un accidente y una rotura de muñeca le impide en estos momentos subirse al escenario. Pero, lejos de desanimarse, ha decidido aprovechar este impasse para transmitir a los alumnos su pasión por el mundo de la danza. “Siempre me ha gustado la docencia, así que cuando me ofrecieron impartir estas clases magistrales no me lo pensé. Continúo con la rehabilitación, pero puedo enfocar mi pasión por el baile desde la enseñanza. Tengo ganas de poder transmitir lo que es la danza para mí, mi día a día, el esfuerzo que conlleva esta profesión, la autodisciplina, los sacrificios..., pero también las alegrías. En cuanto, te subes a un escenario, se te olvida todo, quedan recompensados todos los esfuerzos”, confiesa el bailarín vasco.

Vallejo salió de las aulas de Mentxu Medel, en Donostia, y continuó su formación en la Escuela de Carmen Roche en Madrid, “porque no había posibilidad en aquella época de seguir estudiando en Donostia”. Recuerda que fue su amama quien le apuntó a las clases de ballet, “era un niño con mucha energía, hacía baloncesto, fútbol, ballet... A los 14 años, tras ganar algunos concursos, me aconsejaron que si me quería dedicar a la danza como profesión, tenía que ir a Madrid. Tuve la suerte de tener el apoyo de mi familia, no es fácil para unos padres dejar marchar de casa a un chaval de 14 años para estudiar, pero tenía la decisión bastante clara. Quería ser bailarín”.

reconocimientos Gracias al Premio al Mejor Bailarín del Mónaco Dance Forum 2004, Jon Vallejo se integró en la Compañía Nacional de Danza, dirigida por Nacho Duato. Su labor sobre un escenario ha sido reconocida además con diferentes galardones, como el Premio del Concurso Ciudad de A Coruña (1998) o el Premio Revelación de Gipuzkoa (2010) .

Jon Vallejo ha encontrado en la danza una manera de expresarse, de transmitir cosas que es incapaz de manifestar hablando o gesticulando. Algo que no solo le permite conectar con el público, sino consigo mismo. Se siente un actor, “no un atleta. Un bailarín es un intérprete que busca emocionar al público en el escenario”. Una de los puntos que va a tratar, además, en su Máster Class es la versatilidad de los bailarines. “Antes, había compañías clásicas y modernas, pero cada vez está cambiando más. Cualquier compañía requiere una versatilidad del bailarín enorme. Hay muchos bailarines que se centran en una línea y desde mi punto de vista es un error. Hay que abrirse de mente y cuerpo para poder experimentar”.

Y un consejo para sus alumnos: “Quiero que disfruten, este mundo no es fácil, pero si encima te pones tantas barreras, se vuelve todavía más complicado. Lo importante es disfrutar también en el camino”.

Jon Vallejo propondrá una Máster Class que se inicia como una clase de clásico en sentido tradicional y trabajará con materiales clásicos como El corsario y El lago de los cisnes y de creadores contemporáneos como William Forsythe y Jiří Bubeníček.

Las clases magistrales, que tienen un precio de 45 euros, van dirigidas a todas aquellas personas (profesionales, posgrados y alumnos de cursos medios y superiores de los centros de formación) relacionadas profesionalmente o en fase de formación en el ámbito de la danza. Para más información e inscripciones hay que dirigirse al info.dantzabiz@bizkaia.net o en el teléfono 946 009 066.

“Hoy en día, un bailarín tiene que ser versátil, bailar lo mismo clásico que contemporáneo”

Solista del Ballet de la Ópera de Dresde