Antes de abrir la cuadragésimo séptima edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz, el Principal recibe este jueves a partir de las 19.30 horas a la compañía Metamorphosis Dance (Iratxe Ansa e Igor Bacovich), que va a estrenar sobre las tablas de la calle San Prudencio su nueva producción, Prisma, un trabajo que toma como referencia a las víctimas del terrorismo para hablar de la superación y de la fortaleza para salir adelante. Todavía quedan entradas disponibles para compartir esta puesta de largo en la capital alavesa, donde, por cierto, también el mismo día se llevará un ensayo general al que, de manera excepcional, podrá asistir alumnado del Conservatorio de Danza José Uruñuela.

Es esta una propuesta creada bajo el auspicio del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria. ¿Quién dio el primer paso?

En enero de 2020 recibimos una llamada del difunto José Guirao, que por entonces era el director general de la Fundación Montemadrid. Había recibido el encargo de diseñar una serie de actividades para acompañar la apertura del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo y se le ocurrió que, entre las diferentes propuestas, sería interesante el hecho de que pudiera haber una pieza de danza contemporánea. Cuando recibí la llamada, estuvimos hablando bastante tiempo. Tras pensarlo, decidimos que nos apetecía mucho meternos de lleno en este tipo de temáticas y hacerlo, por supuesto, con mucho respeto. Es un tema delicado. Y es algo que conocemos. Yo soy de Errenteria. En estos dos años hemos estado trabajando un montón y, al mismo tiempo, gestando esta pieza, mirando a las víctimas en Euskadi, consultando por ejemplo a las psicólogas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, y también a las de Bataclan (París), Nueva York y otros lugares. De ahí sacamos un esquema con el que poder afrontar un tema que, claro, es complejo y muy amplio.

En ese sentido, ¿en qué han querido poner el foco?

En la sanación, en cuáles son la etapas que pasa una persona que ha vivido un acontecimiento traumático como es un ataque terrorista. 

Como vasca, ¿qué ha sentido a la hora de afrontar la construcción de una pieza que toca un tema tan presente en nuestras vidas hasta hace nada?

Es verdad que Igor Bacovich y yo tenemos dos sentimientos diferentes. Claro, yo nací en el 76 y hasta los 14, siendo muy feliz, viví en Errenteria. Fue entonces cuando marché a Alemania y, de hecho, después he sido muy nómada, aunque siempre teniendo muy presente de dónde soy. Igor, aunque no sé si decirlo bien así, es en este aspecto más limpio. Quiero decir que no ha visto o no ha vivido tan de cerca lo que nosotros sí. Precisamente eso, nos ha dado libertad. Estamos tremendamente contentos con el resultado final. Hemos intentado hacer las cosas de la mejor manera posible, con todo el respeto. Estamos hablando de víctimas del terrorismo y, tristemente, eso es hablar de gente de todos los lugares. Con todo, es verdad que cuando recibí esa primera llamada que te decía, pedí pensarlo un poco.

Fue igual el momento de duda ante el precipicio. 

Bueno, es que ten en cuenta que sí puedes encontrar referentes en la literatura o en lo audiovisual a la hora de afrontar este tema. Pero en la danza, no. No hay donde mirar o pensar que igual haces algo que es una repetición de una pieza anterior. No, nada de eso. Incluso te diría que eso me hace feliz, que estemos abriendo un camino. A partir de ahí, nosotros hemos apostado por hacerlo todo con respecto, delicadeza, ganas, alegría y libertad.

Metamorphosis Dance tiene un sello bien conocido, pero en este caso en concreto, ¿qué se va a poder encontrar el público que acuda este jueves al Principal?

Nosotros somos investigadores del movimiento, nos apasiona. Así que, ante todo, el público se va a encontrar con un montaje de danza. Tenemos, como dices, nuestro vocabulario y nuestros bailarines siguen ese camino para conseguir transmitir. Espero que la gente se encuentre con algo emotivo, bonito, que ofrezca diferentes momentos dentro de la pieza. Tenemos un elemento en el escenario del que mejor no dar muchos detalles, pero que es bastante protagonista. Es un elemento que cobra vida en diferentes escenas. Ante todo, espero que la gente se vaya con emoción.

El montaje se empezó a gestar en pleno arranque de la pandemia, aunque también tras recibir el Nacional de Danza.

Te puedo decir que durante la pandemia nos hemos podido desarrollar más en España, donde igual no se nos conocía tanto antes. Nuestro camino se ha hecho casi por completo fuera durante muchos años. Pero en 2020 teníamos un estreno en Toronto y nos tuvimos que volver de Canadá por la pandemia. Eso sí, para junio de ese año ya estábamos de nuevo actuando y, en realidad, no hemos parado en todos este tiempo. España ha sido el único país donde los teatros han estado funcionando desde casi el primer momento. Hemos tenido a muchos compañeros de profesión en otros países mirándonos alucinados al vernos. Y mientras, nosotros hemos podido trabajar más aquí, consiguiendo además que más gente en España nos haya podido conocer.

El mismo jueves, al último ensayo general antes del estreno, acudirá alumnado del José Uruñuela. ¿Qué les suele aconsejar a quienes hoy se están formando para ser profesionales en el futuro dentro de un mundo tan complicado como el de la danza?

Me apetece mucho ese encuentro que vamos a tener, porque también tengo un especial interés por ese campo de la pedagogía. Nosotros nos hemos desarrollado en muchos lugares y eso es algo que me parece importante. Es interesante mostrar qué es un bailarín. No es el que sale en la tele. Es el que va cada día va a su sala de ensayo, el que se presenta a pruebas de las que muchas veces sale rechazado y, sin embargo, tira hacia delante. ¿Consejos? Es que tienen que ocurrir muchas cosas realmente para que seas bailarín profesional. Tienes que contar con muchos talentos, tanto físicos como mentales. Esto es algo que llevas dentro, es algo que no puede no ser. En el camino, te vas a encontrar con cosas maravillosas, pero también con otras complicadas. Lo más importante es trabajar y que te guste el trabajo, que sea una alegría entrar en el estudio de danza. Es necesario tener ilusión y alegría. Y sentirlo dentro de verdad.