LABO XL7 lo han centrado en lo local, en las raíces.
El programa LABO siempre apuesta por el talento local y en euskera. Es verdad que en las ferias que hemos visitado en los dos últimos años hemos visto que había una tendencia de la creación hacia las raíces. Analizando las propuestas que nos llegaban, tanto de exhibición como de proyectos para las residencias, nos hemos dado cuenta que también iban en ese sentido. Es cierto que la euskal dan-tza y el folclore vasco siempre han estado presentes en nuestras vidas y en las artes, pero desde el punto de vista de la persona y hacia su espacio, su pueblo, su ciudad, su entorno... En esta edición planteamos la mirada hacia atrás para comprender quiénes somos y de dónde podemos abordar lo que se ha hecho hasta ahora.
LABO XL7 contará con 23 compañías, 18 espectáculos y tres procesos de creación. La disciplina que más se muestra es la de la danza.
El programa LABO y el festival son eminentemente de danza, pero damos espacio al teatro, siempre y cuando tenga como ejes de trabajo el cuerpo y el movimiento, y el circo, disciplina que que llevamos tres años programando. Se están haciendo propuestas de circo maravillosas, con danza, cuerpo y nuevas dramatúrgias.
Les han llegado más de 300 propuestas.
El buzón de correo siempre está abierto para todo el mundo y en estos años hemos recibido propuestas de todo tipo pero es cierto que este año estaban mejor enfocadas a lo que solemos programar. Creo que se está entendiendo lo que programamos, porque es más interesante recibir estas propuestas pero también más difícil hacer la selección.
Ante tal cantidad de propuestas, ¿cómo se puede elegir?
¿Quiéres conocer el truco? (ríe). Es un lujo poder recibir tantas propuestas porque haces un mapeo de la realidad que nos rodea. Siempre miramos todas las propuestas con mucho mimo. Hacemos una preselección de piezas que creemos que puedan encajar. Este año, por ejemplo, como estamos trabajando lo local, hemos ido a seleccionar ese tipo de obras. Después de esa preselección, añadimos las propuestas que tenemos a partir de colaboraciones. Todo, por supuesto, no ocurre en el mismo espacio, tenemos escenarios muy dispares. Eso nos condiciona también a qué programamos.
Hablando de espacios, cada año van ocupando nuevos escenarios, por ejemplo, en Tabakalera.
Cada año con Tabakalera la relación es cada vez más estrecha. Tenemos la mayoría de sus espacios a nuestra disposición. Es una gozada trabajar con ellos. Con Tabakalera, además, no trabajamos solo a nivel de espacios, también lo hacemos con el programa EKI, donde ellos ceden el espacio para que una compañía que nosotros seleccionamos pueda trabajar en una residencia de diez días en el Centro Internacional de Cultura Contemporánea de Egia. Y como siempre también programaremos en Kutxa Fundazioa, la que ha sido siempre la casa de LABO.
Por segundo año, LABO XL estará en Gazteszena.
Será la pieza de mayor formato del festival. Tendremos con nosotros a Marcos Martincano con Hacer torrijas como acto de resistencia. Él es de Castilla y León y presentará un trabajo muy interesante sobre su folclore y sus raíces, desde un punto de vista son contemporáneas.
Doce compañías proceden del conjunto de Euskal Herria, tres de ellas provienen del otro lado de la muga.
Desde hace tres años trabajamos con EKE, Euskal Kultur Erakundea, creando un puente para que las compañías de Iparralde puedan presentarse en Donostia.
La mayoría de las profesionales que participan, sobre todo, artistas, son mujeres. ¿Es la danza una disciplina feminizada o es algo que se superó hace tiempo?
No sabría decirte. Sucede de manera orgánica, no porque la presencia de la mujer esté impuesta en la danza. La mujer no solo está presente en lo que es la interpretación, sino también en la dirección, la creación y la producción. LABO XL es un reflejo de lo que está ocurriendo en el sector de la danza y este año, efectivamente, hay más mujeres que nunca.
¿Qué destacaría de la séptima edición?
Por un lado, la buena acogida del programa EKI. La compañía seleccionada ha sido Komorebi Produkzioak, de nueva creación guipucoana. El objetivo de EKI es dar visibilidad y ayudar a la creación. Llevan una semana trabajando ya en Tabakalera. Su proyecto Zuloa aúna la danza tradicional con música en directo, a partir de la visión de dos mujeres guipuzcoanas con mucho que contar. Estamos muy contentos de cómo aprovechar la experiencia. Se presentará en la inauguración.
Parece que en los festivales, no solo de artes escénicas, ya no es solo importante exhibir algo, sino ayudar a la creación.
Este año LABO ha concedido tres residencias. Hay que recordar que también tenemos el programa LABO GO, que es el escaparate de procesos. LABO XL queríamos que fuera contenedor de lo que hacemos el resto del año y, por eso, el jueves está dedicado a ello.
¿El fruto de qué más residencias podrán verse en LABO XL?
Por un lado está AIDEKO, que es una residencia de intercambio entre Euskadi y Galicia. El proyecto vasco de Oihana Vesga ATXIMUR ha viajado ya allí. Mientras que la propuesta del gallego Fran Sieira, BenQuerer, también se presentará el jueves. Por otro lado, tenemos la residencia Iturri, que seleccionó a Olaia Valle y Gilles Nöelle con Festa format.
Bileratxoak es otro apartado importante en la sección de industria. Juntan a creadores con promotores o programadores pero la particularidad es que son estos últimos los que van rotando de mesa en mesa.
Es la cuarta edición. Comenzó como algo muy sencillo para generar espacios seguros donde las compañías son el centro de atención. Habrá 20 compañías y 20 programadores en esta iniciativa.
¿LABO XL se ha consolidado como una cita a tener en cuenta en el circuito de festivales? Supongo que después de siete ediciones tendrán a artistas que repitan, a compañías que opten por primera vez y también a otros grupos que nunca han podido ser programados pero que siguen intentándolo.
Se dan todos los casos. De las compañías que repiten, es interesante ver su evolución. También hay casos de compañías que han participado en los procesos de creación de LABO GO y que han acabado en el festival. Y, obviamente, nos gustaría dar espacio a todo el mundo pero no siempre es posible, por lo que hay compañías que pueden quedarse fuera. Esperemos, aún así, que algún día suceda.
A diferencia del año pasado en la que programaron en septiembre LABO Geo, la iniciativa en la que se busca llevar la danza a municipios rurales guipuzcoanos de menos de 500 habitantes, este año tendrá lugar en diciembre.
El año pasado fueron tres localidades, en tres fines de semana distintos y con tres espacios de mediación. Pensamos que habría que concentrarlo en menos localidades y en menos tiempo. Este año LABO Geo se desarrollará en Larraul y Alkiza el 13 y 14 de diciembre, con dos días de mediación y dos días de exhibición de danza.
El año que viene su compañía, NODE, cumple diez años y dentro de tres lo hará LABO XL. ¿Tienen ya algo en mente?
Nuestro primer hito será el aniversario de la compañía (ríe). Estamos felices, muy contentos y con ganas de celebrarlo. De cara al décimo aniversario de LABO, deseamos que siga creciendo y dando espacio a todas las voces de las artes escénicas contemporáneas. El sector es difícil. Somos muchos y hay que generar sinergias, puentes y cuidarnos entre nosotros.



