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“El bailarín ya no puede ser solamente clásico o contemporáneo; estamos en una nueva época”
José Manuel Carreño director de la compañía silicon valley ballet
Es la primera vez que viene la compañía a Europa y ya ha realizado algunas representaciones en el Estado. ¿Cómo ha sido acogida la propuesta por parte del público?
-La verdad es que la acogida ha sido muy buena. Empezamos en Santander y hace dos días terminamos las representaciones en Madrid. Ver cómo el teatro estaba siempre lleno ha sido fantástico y a la gente le ha gustado mucho el programa, que empieza desde lo clásico hasta lo contemporáneo, así que tiene momentos para todos los gustos.
¿Cómo calificaría el programa que se verá mañana en el Auditorio Baluarte?
-El concepto de la función es mostrarle al público una evolución, empezando desde el ballet más clásico con puntas, para después mostrar un proceso de desarrollo. Comenzamos con lo clásico, pasamos a neoclásico, después vamos un poco más allá añadiendo piezas con, por ejemplo, jazz, y terminamos con una pieza prácticamente contemporánea, bailando descalzos sobre el escenario. Además, quien nos venga a ver se llevará muchas sorpresas que tenemos preparadas, aunque prefiero no desvelarlas ahora y que el público de Pamplona las disfrute el viernes.
¿Se trata de un programa intenso o es más relajado?
-Es muy relajado. Está formado por piezas muy menudas, nada pesantes. Se disfruta mucho, pero no solo el público. Los bailarines son casi los que más se divierten en el escenario, puesto que es una variedad tan grande de estilos que casi no tienen otro remedio (ríe).
Ya que los menciona, ¿cuántos bailarines estarán sobre el escenario?
-Aquí somos 26 bailarines y tengo chicos y chicas que participan en los tres ballets y otros no, pero siempre lo hacen con mucho placer y se les ve a gusto en la interpretación de las piezas.
¿Por qué decidió montar este programa que, como dice, muestra un desarrollo desde las raíces clásicas a la danza contemporánea?
-La compañía cambió de nombre a principios de temporada, en septiembre, y pasó de denominarse Ballet de San José Silicon Valley a Silicon Valley Ballet. Es un trabajo comunitario que estoy realizando desde que dirijo en la compañía. Este nombre llega mucho más a la comunidad y también tenemos que hacer lo mismo con el baile, así que escojo piezas que no son nada pesantes, que muestren diferentes estilos a gusto de todos y que dejen con ganas de más.
Así que vienen con intención de dejar un buen sabor de boca para una posible futura ocasión.
-Así es, porque es la primera gira europea que hacemos con esta compañía y, por supuesto, queremos seguir haciendo muchas más y abrirnos al panorama internacional.
El programa está compuesto por tres piezas: ‘Glow-stop’, ‘Prism’ y ‘Minus 16’. ¿Qué puede adelantar de cada una de ellas?
-Bueno, tampoco quiero decir mucho sobre la representación para que quien venga se lleve una grata sorpresa. Glow-stop es una pieza neoclásica del coreógrafo Jorma Elo, muy reconocido internacionalmente, en la que veremos las raíces más clásicas del ballet. Continuamos con Prism, de Annabelle López Ochoa, una pieza muy linda con cinco parejas sobre el escenario. Y terminamos con Minus 16, del israelita Ohad Naharin, una pieza con mucha fuerza, mucho corazón y mucha intensidad. Yo lo llamo bomba. Se baila de forma muy contemporánea. Es una pieza que siempre trae sorpresas. Es un final muy explosivo que estamos seguros que gustará entre el público de Navarra, porque en el Auditorio Baluarte ya han bailado grandes compañías.
¿La música y la iluminación acompañan a los movimientos como elementos esenciales dentro del espectáculo?
-¡Por supuesto! La música se adapta perfectamente a todos los estilos de baile que presentaremos, con composiciones de Mozart, Philip Glass o Keith Jarrett, entre otros. Al fin y al cabo, la música es muy importante y es algo muy bonito para escuchar. La iluminación, asimismo, toma un papel muy importante puesto que nuestra apuesta no tiene escenografía y todo se basa en el juego de luces y los diferentes efectos, que se mezclan con los movimientos.
Parece que han puesto mucho esfuerzo detrás de esta amplia propuesta, algo a lo que está acostumbrada la Silicon Valley Ballet, ya que anualmente crean unos 20 espectáculos nuevos.
-Nosotros en casa tenemos unos 25 espectáculos que hacemos al año, a los que estamos añadiendo otros 15. Tenemos bastante trabajo este año, pero eso es porque yo, como director, tengo el objetivo de que la compañía empiece a girar y a darse a conocer por todo el mundo. Ahora tenemos mucho trabajo, pero eso siempre es bueno. Cuanto más baile uno, más se desarrolla.
Usted fue nombrado director de la compañía hace ya dos temporadas. ¿Cómo afrontó el reto?
-Al principio creo que me mentía a mí mismo. Creía que mi vida como director sería más tranquila y más amable que cuando estaba yo sobre el escenario, pero nada de eso. Antes yo me ocupaba de mí, de mis contratos y de mis funciones, y de nada más. Ahora tengo 30 personas a mi cargo, a las cuales tengo que cuidar, mantener y enseñar. Es mucho más complicado de lo que yo pensaba, pero lo disfruto muchísimo.
La compañía es muy cosmopolita, con bailarines de todos los continentes.
-¡Y me parece fantástico! Lo importante no es de donde vengan, sino lo que aprendan. Es fundamental que tengan unos buenos profesores, buenos entrenamientos y que disfruten con el baile.
¿Ha cambiado la visión que tenía de la danza cuando era bailarín a la que tiene ahora?
-Creo que hoy en día el público quiere ver de todo. Para mí, hoy en día, el bailarín no puede ser clásico ni contemporáneo únicamente. Tienen que estar entrenados y tienen que hacer de todo y abarcar un buen nivel en todos los estilos. Estamos en una nueva época.
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