‘Ezpatadantza’ entre iguales

La Ezpatadantza son palabras mayores en Leitza, un baile muy sentido por los leitzarras que desde ayer no distingue de géneros. Y es que por primera vez en 83 años, las mujeres salieron a la plaza para bailar esta danza en honor al patrón, San Tiburtzio, en el día grande de las fiestas. Eran ocho féminas que junto a ocho varones, chicos y chicas mezclados en dos grupos, ofrecieron un espectáculo de casi media hora ante cientos de personas. Los sonidos del txistu solo se rompían con grandes aplausos de un pueblo que vibró con sus dantzaris. Respeto y reconocimiento al trabajo realizado.

Puntuales, cuando sonaban las doce campanadas de la iglesia, las autoridades locales tomaron asiento y, anunciados por los txistus, salieron los 16 dantzaris. Eran: Alaitz Oiartzun, Beñat Urkiola, Andrea Kasares, Beñat Zabaleta, Ane Zabaleta, Ander Alduntzin, Miel Olano, Onintza Bengoetxea, Uxue Lasarte, Joanes Lasarte, Izar Ugartemendia, Eneko Zabaleta, Manex Moreno, Naia Barriola, Joseba Sagastibeltza y Garazi Erbiti.

La plaza estaba llena desde mucho antes, sobre todo los lugares a la sombra, muy codiciados ayer con el mercurio rondando los 30º en las horas centrales del día. Así, bajo un sol de justicia, comenzó el espectáculo con el baile de la bandera, con la ikurriña y la enseña local para continuar con Zortziko, Lekun, Zortzinango, Banango, Binango y Launango, bailando de uno en uno, de dos en dos, de cuatro en cuatro o los ocho, tal y como indican sus nombres. Continuaron con otras tres danzas con juego de palos o espadas: Makildantza y Ezpatadantza, para finalizar con Txakarrakua.

Finalizado el baile, a la sombra del karrape y tras recibir muchas felicitaciones, dantzaris y txistularis se hicieron una foto de familia, una instantánea que pasará a la historia local, la de aquel año que las mujeres bailaron por primera vez la Ezpatadantza en la plaza.

Aunque no es oriunda de Leitza, los leitzarras han hecho suya esta danza, aportándole su impronta. Se trata de una variante del Dantzari de la zona de Durango que se ha mantenido en localidades como Abadiño, Berriz o Mañaria. A Lei-tza llegó de la mano del pamplonés Patxi Ripa. “Se baila desde 1932 y desde entonces no ha fallado nunca”, señaló Joseba Sagastibeltza, uno de los responsables del grupo de danzas Aurrera junto con Onintza Bengoetxea, matrimonio para más señas y también dantzaris ayer. “Teníamos ganas desde hace tiempo”, apuntó Bengoetxea, quien destacó que las chicas habían trabajado mucho.

“Lo más difícil era recordar todos los pasos y en coordinación con el resto”, confesaron Izar Ugartemendia, Alaitz Oiartzun y Andrea Kasares, tres jóvenes de 16 y 17 años que ayer se mostraban orgullosas del resultado y sobre todo de ser las primeras mujeres en bailar esta emblemática danza.

Entre los chicos, ayer se estrenó Ander Alduntzin, de 16 años, que hasta ahora estaba en el grupo de los txikis. “Es un gran honor bailar este día”, destacó, al tiempo que confesó que al principio estaba nervioso pero los nervios se le fueron bailando. “El trabajado ha merecido la pena”, apuntó Sagastibeltza, quién destacó que “da gusto bailar en la plaza”.

Por primera vez en 83 años, las mujeres bailaron en la plaza la ‘Ezpatadantza’ en honor a San Tiburtzio.