Dokumentuaren akzioak
Un futbolista con ritmo
El campeón de aurresku de Vizcaya juega en el Leioa
Estas dos pasiones las ha heredado de sus padres y ha
sabido conjugarlas con armonía. Su madre le apuntó a danzas, junto con
sus tres hermanas, pero ellas lo han ido dejando. «Son más mayores y ya
tienen hijos y familia», explica. Casi al mismo tiempo, su padre, que
soñaba con hacer de él un astro del balón, le inscribió en el Arenas.
Desde hace tres años juega en la S.D. Leioa, en Regional. Esta
temporada comenzará a cobrar 45 euros por partido ganado.
En contra de lo que preveía su progenitor, ejercer de
aurreskulari le sale más rentable, ya que percibe unos 400 euros por
cada sesión, lo que arroja unas cifras nada desdeñables si actúa cada
fin de semana. «Últimamente nos suelen llamar bastante, sobre todo para
actos políticos», señala.
No es la primera vez que Navarro se confirma como el
mejor bailarín de la provincia. Aunque el año pasado quedó subcampeón,
se adjudicó el campeonato en otras tres ocasiones en la categoría de
menor de 16 años. A pesar de la competencia, logró deslumbrar al jurado
con su agilidad y flexibilidad, cualidades que potencia con la danza y
que después aprovecha en el terreno de juego.
Estudios de Magisterio
El secreto de su destreza para el aurresku no radica,
sin embargo, en esta versatilidad. Lo importante, revela, es acudir a
muchos campeonatos y rodearse de buenos dantzaris, como Igor Euba y
Josu Mentxaka. «Les he copiado los pasos complicados y los he machacado
hasta que me han quedado bien. Mi hermana también me ha ayudado. El de
Leioa es el último concurso del año y, al ser mi pueblo, pues he ido
con más ilusión», reconoce.
Una vez lograda la txapela provincial, su meta es
hacerse con la de Euskadi. Ya es subcampeón. Y eso que sólo dedica al
baile el escaso tiempo libre que le dejan los entrenamientos y los
partidos. A pesar de sus talentos, Navarro tiene las cosas claras. Sabe
que la profesión de aurreskulari carece de fecha de caducidad y que
puede ejercerse «hasta que el cuerpo aguante», pero cree que él, como
bailarín, ya tiene los días contados. Los tendones comienzan a darle
problemas. «Son dos disciplinas muy diferentes, una potencia la
flexibilidad y la otra desarrolla la fuerza. Yo soy un poco vago y no
estiro bien».
Lo que desea es ser futbolista profesional y pasar a
jugar en Tercera o en Segunda B. «El sueño del Athletic lo dejé hace
tiempo. Lo veo imposible. Vinieron a hacernos pruebas cuando éramos
pequeños, pero no hubo suerte». Aun así, para cubrirse las espaldas,
está estudiando un grado superior de Magisterio. Después, pasará a la
Universidad. Entre tanta ocupación, también saca tiempo para salir de
juerga, como todos los chicos de su edad. «No sabría decir lo que bailo
entonces, porque cada vez hago una cosa distinta», bromea.
Dokumentuaren akzioak