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Un futbolista con ritmo

El campeón de aurresku de Vizcaya juega en el Leioa

Egilea
Eva Molano
Komunikabidea
El Correo
Tokia
Getxo
Mota
Albistea
Data
2009/09/13
Estas dos pasiones las ha heredado de sus padres y ha sabido conjugarlas con armonía. Su madre le apuntó a danzas, junto con sus tres hermanas, pero ellas lo han ido dejando. «Son más mayores y ya tienen hijos y familia», explica. Casi al mismo tiempo, su padre, que soñaba con hacer de él un astro del balón, le inscribió en el Arenas. Desde hace tres años juega en la S.D. Leioa, en Regional. Esta temporada comenzará a cobrar 45 euros por partido ganado.
En contra de lo que preveía su progenitor, ejercer de aurreskulari le sale más rentable, ya que percibe unos 400 euros por cada sesión, lo que arroja unas cifras nada desdeñables si actúa cada fin de semana. «Últimamente nos suelen llamar bastante, sobre todo para actos políticos», señala.
No es la primera vez que Navarro se confirma como el mejor bailarín de la provincia. Aunque el año pasado quedó subcampeón, se adjudicó el campeonato en otras tres ocasiones en la categoría de menor de 16 años. A pesar de la competencia, logró deslumbrar al jurado con su agilidad y flexibilidad, cualidades que potencia con la danza y que después aprovecha en el terreno de juego.
Estudios de Magisterio
El secreto de su destreza para el aurresku no radica, sin embargo, en esta versatilidad. Lo importante, revela, es acudir a muchos campeonatos y rodearse de buenos dantzaris, como Igor Euba y Josu Mentxaka. «Les he copiado los pasos complicados y los he machacado hasta que me han quedado bien. Mi hermana también me ha ayudado. El de Leioa es el último concurso del año y, al ser mi pueblo, pues he ido con más ilusión», reconoce.
Una vez lograda la txapela provincial, su meta es hacerse con la de Euskadi. Ya es subcampeón. Y eso que sólo dedica al baile el escaso tiempo libre que le dejan los entrenamientos y los partidos. A pesar de sus talentos, Navarro tiene las cosas claras. Sabe que la profesión de aurreskulari carece de fecha de caducidad y que puede ejercerse «hasta que el cuerpo aguante», pero cree que él, como bailarín, ya tiene los días contados. Los tendones comienzan a darle problemas. «Son dos disciplinas muy diferentes, una potencia la flexibilidad y la otra desarrolla la fuerza. Yo soy un poco vago y no estiro bien».
Lo que desea es ser futbolista profesional y pasar a jugar en Tercera o en Segunda B. «El sueño del Athletic lo dejé hace tiempo. Lo veo imposible. Vinieron a hacernos pruebas cuando éramos pequeños, pero no hubo suerte». Aun así, para cubrirse las espaldas, está estudiando un grado superior de Magisterio. Después, pasará a la Universidad. Entre tanta ocupación, también saca tiempo para salir de juerga, como todos los chicos de su edad. «No sabría decir lo que bailo entonces, porque cada vez hago una cosa distinta», bromea.
Un futbolista con ritmo
Navarro aplica sus capacidades como dantzari al fútbol. / PEDRO URRESTI

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