La Estella que se fue asoma tras el telón

María Puy Iglesias, presidenta de los ex danzaris: 'Nuestra labor es sumar y que las cosas salgan'

Les quedan un ensayo por delante -el del 12 de diciembre y víspera del estreno- a los que llegan con buenas perspectivas porque la taquilla está respondiendo. Hay más de 300 entradas vendidas para cada uno de las dos funciones que la asociación de ex danzaris Francisco Beruete ha programado para su montaje Atzo- ayer y se camina hacia el lleno para los días 13 y 14 de diciembre.

Su director de escena, Pedro Echávarri Vega, explica que esa última puesta a punto, la de la tarde del día anterior, recurre al mismo lugar de la representación, la mayor de la sala del cine Los Llanos, con un aforo de 571 localidades. Se ha contado hasta ahora con ikastola, pero, cuando se va a movilizar a 200 personas sobre el escenario, hace falta pisar sobre el terreno y medir allí mismo cada paso. "Esta apuesta de los ex danzaris en la que hemos creído todos no deja de ser una aventura arriesgada, pero creo que va a ser un documento teatral para la memoria de las nuevas generaciones", cuenta.

CON OJOS DEL SIGLO XXI

De qué es Atzo se ha hablado ya anteriormente. Lo decían sus promotores semanas atrás, cuando presentaron un proyecto en el que empezaron a trabajar hace un año y que ha conseguido involucrar a otros colectivos ligados al folclore local. Un montaje de teatro, música y danza con un importante soporte audiovisual que repasa las costumbres de Estella durante la primera mitad del siglo XX -desde los años 20 a los 50 a través de las cuatro estaciones- y se apoya en la memoria de cronistas locales como Joaquín Boneta, Domingo Llauró, Juan Satrústegui y José Torrecilla.

Lo que se pone ante el espectador es un viaje en el tiempo hacia una sociedad distinta cuyos comportamientos dan lugar a los ojos de hoy a situaciones a veces divertidas. "Sin burlarnos, por supuesto, y con una representación muy amena que evoca otra época, la de gente que se conformaba con muy poco, pero a los ojos de ciudadanos del siglo XXI", dice. Bajo su batuta corre la responsabilidad de coordinar a esos cerca de dos centenares de personas que, si bien solo saldrán a la vez al escenario en los compases finales, evolucionarán durante hora y media. "Una de las cosas que me satisface mucho es que hay un concepto muy claro de trabajo en equipo, porque desde el principio este proyecto se ha hecho con el consenso de todos", señala.

Se refiere, junto a su labor de dirección, al papel en esa coordinación de cada detalle jugado por compañeros de montaje como Javier Lana Lisarri, Raquel Ugartondo Armas, Ricardo Galdeano Sánchez y la presidenta de los ex danzaris, María Puy Iglesias Poceiro. También, en la parte técnica de la iluminación, de Sergio Casi Larrión. "Y me han llamado la atención, dentro de los colectivos, el grupo de auroros y la rondalla María Inmaculada, personas mayores que se han involucrado".

Entre los retos, continúa, está sacar esa vertiente teatral que hila el proyecto a personas familiarizadas con el baile o la música pero no con la escena. Desde los grandes protagonistas, los propios ex danzaris, a las voces de la coral Ereintza, entre una larga lista de grupos volcados con la idea. A ellos se refiere Raquel Ugartondo, en quien, entre otras labores de apoyo, ha recaído la de su coordinación. "Los ex danzaris y todos ellos se merecen que esto salga bien", indica.

Los que hacen posible el montaje posan en un intermedio de sus ensayos en las instalaciones de la ikastola. montxo a. g.