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“Esta película quiere poner el folklore vasco en el lugar que se merece”

Telmo Esnal | Cineasta

Telmo Esnal define ‘Dantza’, producción de Tintxua Films, como “una película bailada” e inspirada en el “fondo simbólico” de las danzas tradicionales vascas
Egilea
Juan G. Andrés
Komunikabidea
Noticias de Gipuzkoa
Tokia
Donostia
Mota
Elkarrizketa
Data
2017/05/29
Lotura
Noticias de Gipuzkoa

Tras la experiencia de Aupa Etxebeste! (2005) y Urte berri on, amona (2011), Telmo Esnal (Zarautz, 1967) dirige Dantza, un largometraje que aborda el ciclo de la vida a través de los bailes vascos. Con “una apuesta estética absolutamente creativa”, narra una historia de ficción en la que aparecen la lucha por la supervivencia, las creencias, la fiesta, el amor y la muerte, además de otros temas explicados a través de la danza, los gestos, las canciones, los ritmos y el amplio abanico del lenguaje no verbal. Tras recalar en distintas localizaciones de Gipuzkoa, Navarra, Bizkaia, Lapurdi y Zaragoza, el rodaje estará terminado hacia septiembre pero la cinta no se estrenará hasta 2018. El presupuesto de Txintxua, productora de trabajos como Amama (2015) o Sipo Phantasma (2016), asciende a 1,3 millones de euros.

Es de suponer que uno no se embarca en un proyecto de estas características si no ama la danza...

-Es que yo fui bailarín, y quien lo ha sido una vez, lo sigue siendo siempre. Empecé a bailar de joven, hacia los 18 años, y hubo una época de mi vida en la que no hacía otra cosa. Estuve en el grupo Goizaldi, de Donostia, y me sentía muy bien bailando. Luego empecé a trabajar en algunas películas, tenía menos tiempo para ensayar y lo tuve que dejar cuando me fui a Madrid para dedicarme al cine, pero estuve unos 15 años bailando.

Así que su pasión fue la danza antes que el cine...

-Sí, sí. Mi primer contacto con la cultura fue a través de las danzas vascas.

¿Y cuál es el germen de esta película inspirada en el fondo simbólico de la danza vasca?

-Llevaba tiempo queriendo hacer algo con los bailes de aquí e incluso estuve a punto de rodar un corto. Tras terminar Urte berri on, amona (2011), un día coincidí con Koldobika Jauregi, y vi que él también pensaba que es una pena cómo se está perdiendo el mundo del folklore vasco. Pensamos que podríamos hacer algo, quizá una función, pero yo le dije que tenía que ser una película. Al ver que compartíamos la misma pedrada, fuimos a ver a Juan Antonio Urbeltz, con quien yo había bailado en Argia.

¿Para qué acudieron a él?

-Para investigar y conocer poco a poco los distintos bailes y su procedencia. Me abrió la vista al mundo de todas las simbologías que encierra la danza y con ese material tuve el punto de partida para contar una historia. Al final, el proyecto tiene tres cabezas: el universo simbólico de Juan Antonio, el mundo imaginario de Koldobika y la historia que cuento yo como guionista y director.

Dicen que ‘Dantza’ es una película de ficción sobre el ciclo de la vida…

-Es una película bailada, baile a baile se define una historia cíclica que se desarrolla a través de las distintas épocas del año. Empieza con la gente labrando la tierra; esa tierra da frutos, en nuestro caso, manzanas que hay que defender de las plagas; de ese fruto se consigue la sidra y, una vez elaborada, hay un llamamiento a la fiesta; los habitantes del pueblo se entremezclan y llega el “chica conoce a chico”; ambos se escapan, se crea una relación que termina en una especie de banquete nupcial tras el que vuelve a comenzar el ciclo de nuevo con la labranza de la tierra. Todos esos momentos aparecen hilvanados sin diálogos, mediante un muestrario de distintas danzas: ezpatadantza, galaiena, sokadantza, zinta dantza, sagardantza, polka, habanera…

¿Y el público identificará a los personajes de la historia?

-Sí, hay protagonistas, cuatro o cinco dantzaris que hacen papeles muy concretos. La idea es que a través de la danza se cuenta una historia muy sencilla en la que no hay subtramas.

¿Hay referencias de un proyecto similar en el cine?

-No exactamente, aunque se puede decir que hay alguna película como Bodas de sangre (1981), de Carlos Saura, que me ha inspirado: aquello era flamenco pero te contaba una historia. Cuando la vi en su día me preguntaba: ¿por qué los flamencos pueden contar una historia y nosotros, los vascos, no somos capaces de hacerlo con el repertorio de bailes tan distintos que tenemos? También puede ser un referente la película de Wim Wenders sobre Pina Bausch, aunque ésa es documental y lo nuestro, ficción.

El tráiler difundido en Internet contiene imágenes sorprendentes que confirman que ‘Dantza’ es, como dicen ustedes, “una apuesta estética absolutamente creativa”.

-La idea es hacer una película bella, que te sientes frente a la pantalla y te absorba, te llegue… Esa es la apuesta, lograr algo estéticamente muy potente y a la vez poner el folklore vasco en el lugar que se merece.

En ella participan 250 dantzaris de grupos como Argia (Donostia), Duguna (Pamplona), Arkaitz (Añorga), Kezka (Eibar) o Haritz (Elgoibar), con edades comprendidas entre los 8 y los 82 años...

-Estamos filmando la película por piezas porque los dantzaris no son profesionales y tienen otros trabajos, lo que nos obliga a rodar en fin de semana. A nivel de producción está siendo complicado porque es un proyecto de cine estéticamente ambicioso que requiere mucho gasto. Los plazos se nos echan encima, hay que hacerlo todo de manera concienzuda y laboriosa, pero al mismo tiempo la sensación es maravillosa porque todo el mundo -dantzaris y equipo técnico- está reaccionando fabulosamente.

¿Cuáles son las escenas más importantes que han rodado ya?

-Cada pieza es un mundo pero tenemos la sensación de que cuando rodamos una, es mejor que la anterior. En Belchite, por ejemplo, hemos filmado una batalla de fuego contra la plaga que se apodera de un árbol que está creciendo: tiene una fuerza terrible. En Hendaia montamos una piscina en el frontón para que los dantzaris bailaran sobre el agua, y en Leitza hemos tomado imágenes del inicio de la fiesta, entre otras cosas.

¿Qué les falta por rodar?

-En verano nos quedarían unas tres secuencias: un solo de danza en el interior de una cueva, una pieza en las Bardenas que no pudimos hacer en navidades y otra en el Palacio de Cristal de Madrid. Si todo sale bien, a finales de septiembre tendríamos todo rodado y sólo quedarían pequeños detalles, algunas transiciones. El estreno será el año que viene.

¿A qué público va dirigida la película? La danza no es un arte de masas…

-Al ser una película bailada, es muy universal y creo que apta para todos los públicos. A mí alrededor veo a muchos chavales y niños, hijos de amigos y compañeros que se empiezan a interesar por la danza: les pones imágenes de Dantza y se quedan clavados frente a la pantalla. Y en Euskal Herria, donde quien más y quien menos ha bailado, supongo que también interesará. Suelo bromear con el equipo al decir: “Si van a verla todas las personas que han bailado alguna vez en este país podemos hacer la película vasca más taquillera de la historia”. (Risas) Creo que a quien ha bailado o ha estado en contacto con la danza tradicional le interesará, pero también al resto…

¿Y cómo cree que responderá el público foráneo?

-También le interesará. Cuando he viajado al extranjero y he mostrado imágenes en, por ejemplo, Canadá o México, la gente se muestra interesada. Al final, hechos hecho una apuesta estética importante, y el atractivo puede venir de ahí.

Telmo Esnal durante el rodaje de 'Dantza'.

Telmo Esnal durante el rodaje de 'Dantza'.

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