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La danza folklórica en Navarra

Panorama actual de un patrimonio coreográfico de enorme riqueza y diversidad

Egilea
Joxemiel Bidador
Komunikabidea
Diario de Noticias
Tokia
Pamplona
Mota
Iritzia
Data
2001/10/14

Siguiendo el habitual programa de los últimos años, por el cual se disfruta de la presencia de algún grupo invitado, en los últimos años los danzantes de Gallur o los Baztango dantzariak, en esta edición participarán los danzantes de San Lorenzo de Pamplona. Esta invitación viene a resultar un clarificador ejemplo de la novedosa situación actual de la danza folclórica en Navarra, la cual presenta una radiografía totalmente diferente a la que pudiera ofrecer hace veinticinco, cincuenta o cien años. Desde luego que el gusto por bailar del personal se ha visto obligado a adecuarse a los nuevos tiempos, y vaya si se ha hecho.

Muchas de las tradicionales danzas cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos, como gustaba decir a algunos, han desaparecido para siempre, mientras que pueblos que nunca se habían caracterizado por un acervo coreográfico especial poseen en la actualidad una o incluso más danzas que las pueden pasear y pavonear en cualquier festival folclórico.

Habiendo cambiado recientemente de milenio, y sin saber lo que se nos puede deparar en este ámbito de la danza popular en el futuro, sin duda resulta de interés el repasar la situación actual de la misma. Tomando como excusa para ello la fiesta de hoy del Mutxikoen Eguna, haremos nuestro recorrido particular de norte a sur.

Navarra Cantábrica

En la Navarra Cantábrica son muchos los pueblos que cobijan alguna danza popular. La palma, como no podía ser de otra manera, se la lleva el valle y universidad de Baztán, donde se ha sabido mantener de manera especial el legado coreográfico. La más característica es la mítica mutil-dantza, variedad coreográfica compuesta por una veintena de números en ocasiones de enigmático nombre: Bilantziko, Hiru Puntukoa, Tellarin, Biligarroa, Zozoarena,...

Junto a ella tenemos las diferentes irri-dantzak, danzas juego, de las que aún se conocen un buen puñado, aunque en franca regresión y perpetuadas gracias a los grupos de danza locales. Danza social es la popular Gaita, de carnavales las diferentes Sagar-dantza, y como última novedad los fandangos y porrusaldas con que acompañan el recuperado cortejo de las Erregiñe o Maiak en Arraiotz.

El zortziko carnavalesco de la vecina villa de Lantz no es sino otra mutil-dantza más. En Doneztebe queda el recuperado Trapatan, en Ituren y Arantza la Soka-dantza, las tres danzas sociales.

De Lesaka son las evoluciones de los famosos ezpata-dantzaris, y de Bera las de los makil-dantzaris. En Bera, además, bailan la Bordon-dantza, algo similar a las danzas de San Fermín de Lesaka pero realizada con cuerdas en vez de con makilas, así como la importada comparsa de los Iñude ta Artzaiak de carnaval.

Más al oeste, tenemos las Zaragi-dantzak carnavalescas de Arano y Goizueta, y en Leitza el Ingurutxo y la popularizada Dantzari-dantza de los cuadros jeltzales de antes del 36.

Navarra Pirenaica

Por lo que respecta a la Navarra Pirenaica el panorama no es tan rico, aunque se conservan danzas de gran belleza y fuerza como lo son las interpretadas por los danzantes de Otsagabia en honor de la virgen de Muskilda.

Sin salir del valle de Salazar podemos observar el conocidísimo Axuri-Beltza, recreación de Juan Antonio Urbeltz en base a una antigua tonada de aulki-dantza, danza juego de sillas, y con pasos propios de mutil-dantza baztanesa, que ha cuajado de tal manera que sería impensable su desaparición.

En el vecino valle del Roncal se procedió a la recuperación de los Ttun-ttunes de Izaba y Uztarrotze en temprana fecha, pero por la razón que sea parece no terminar de asentarse su recuperación, por lo que raramente se bailan. En bastante mejor estado se encuentran las danzas propias de Luzaide. Inmersas en la tradición del jauzi o muxiko bajo-navarro, las evoluciones de los bolantak y de todo el cortejo valcarlino se repiten anualmente cada domingo de Pascua.

Sakana

La Sakana también ha sabido o ha querido recuperar su riqueza coreográfica manteniendo y recuperando en la mayoría de los casos la danza social del valle: el zortziko. Con este nombre, danzas de similar hechura pueden verse en Ziordi, Olatzagutia, Altsasu, Urdiain, Arbizu, Arruazu y Uharte-Arakil, mientras que en Etxarri-Aranatz se conoce como Dantzaki, en Lakuntza como Alkate-dantza y en Ihabar como Ingurutxo.

Además de éstas, en Altsasu contamos con la danza carnavalesca de los Momotxorroak, en Urdiain con la San Juanen Kantaita, mágica canción interpretada por las mozas la tarde de la víspera de San Juan, y en Lakuntza con las danzas del Caldero que se realizan en la romería a San Miguel en el mes de agosto.

Pamplona y Cuenca

Aunque en Pamplona no se conocía ninguna danza propia, la fuerza de los muchos grupos de danzas que existen en la ciudad ha eclosionado en diversas danzas nuevas como las de San Lorenzo y las del Carnaval de los Caldereros.

Para estas mismas fechas se crearon las danzas de Txolin en Berriozar y las Martingalas de Burlada. Otra manifestación coreográfica que ha tomado fuerza en los últimos años es el baile de mayordomos en Berriozar y diversos barrios de Pamplona.

Sangüesa En Sangüesa se mantiene en perfecto estado la antigua Jota Vieja, pero además, y gracias a la labor de los del grupo Rocamador, en la actualidad se realizan otras danzas como la Ezpata-dantza del Corpus, el Ingurutxo de la Cuestación, la mímica Keinu-dantza, la Polka-berri, la porrusalda Gurutzatzen o el Divertimento en torno al vino propio de la fiesta del vino de Baja Montaña.

Zona Media

En la Zona Media la jota es la danza principal; la Pilindros de Tafalla, la de los Toros de Olite, la de Artajona o el Baile de la Era de Puente.

En Falces cuentan con un ciclo de danzas nuevas creadas sobre partituras del compositor local Bernardo Zala Galdeano, autor de un Libro de Arpa fechado en 1700.

Tierra Estella En Estella, además del popular Baile de la Era, cuentan con los variados montajes que en la década de los 50 creara Francisco Beruete para el grupo municipal y que en la actualidad bailan los dos grupos locales. Además de ello en carnavales salen los llamados Palokiak, antiguos personajes propios de los quintos recuperados por la Ikastola local para acompañar la quema del ladrón Aldabika. Por último, hay que mencionar la danza de Juan Lobo que los cofrades de Torralba del Río realizan cada día de San Juan tras la captura del mítico bandido.

Ribera

En la Ribera tudelana la fórmula coreográfica por excelencia es el paloteado, expresión que históricamente tuvo su importancia hasta finales del siglo XIX, y que en los últimos años ha recuperado su importancia recreándose nuevos paloteados en Tudela, Ribaforada, Monteagudo y Ablitas. En Cortes supieron guardarlo ininterrumpidamente hasta hoy, mientras que en Fustiñana lo han vuelto a perder tras su recuperación.

Ejemplos de danzas sociales son la jota Viva la Pepa de Tudela, la Jota de Ribaforada, las Boleras de Monteagudo, el baile del Plego de Ablitas, las Sanjuaneras de Cintruénigo, o la Polka del Carnaval Tudelano.

En carnavales realizan sus pasacalles los Cipoteros de Tudela y los Zarrapotes de Cascante, y de difícil clasificación resulta la Revoltosa de las fiestas de Tudela, divertida y exitosa expresión tudelana más propia de una disciplina atlética que de un repertorio coreográfico.

Esto es básicamente lo que hay y de lo que puede presumir Navarra en la actualidad en cuanto a bailes populares se refiere. Sin duda son muchas las danzas populares que irremediablemente debemos dar por perdidas, a pesar de contar con la suficiente bibliografía sobre las mismas, pero así mismo no son pocas las que hoy por hoy se nos ofrecen. La salud coreológica popular de la comunidad es, por tanto, algo más que aceptable, lo que en este mundo de progreso tecnológico y de las ofertas de ocio más variadas no deja de ser algo más que admirable.

Así pues, ¡a bailar! Nos veremos en el Mutxikoen Eguna.

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