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Un hombre hecho a sí mismo

Tolosa se viste de luto por la pérdida de uno de sus hijos más ilustres y queridos, Juanito Garmendia para los amigos y allegados. Un hombre autodidacta, hecho a sí mismo, sin aspavientos ni engreimientos, con sencillez, mucho trabajo y pasión, nos deja una extensa y significativa obra acerca de aspectos del folklore, ritos, costumbres e historia del País Vasco, de obligada consulta. Trabajo hecho día a día, como una hormiga, sin cejar en su empeño, rastreando archivos, bibliotecas y recogiendo una tradición oral de nuestros baserris que gracias a él se ha podido conservar y divulgar. El “Corpus” de su extensa obra arroja luz y permite conocer muchos aspectos sociales y antropológicos de Euskadi en una línea muy carobarojiana.
Egilea
José Mª Urkia Etxabe
Komunikabidea
Noticias de Gipuzkoa
Mota
Iritzia
Data
2015/01/01
Lotura
Noticias de Gipuzkoa

Recordaba no hace mucho en NOTICIAS DE GIPUZKOA (10.08.2014) a Juanito Garmendia, unido a otro gran personaje de raíces de Tolosa, Juan Antonio Garmendia Elósegui, inseparables amigos, formando un triunvirato con Julio Caro Baroja. Precisamente, la tesis doctoral de Juanito Garmendia la dirigió Caro Baroja, quien le valoraba mucho y gustaba de su compañía y pasear y perderse por nuestros rincones, almorzando en viejas tascas y tabernas, genuinas, añorando tiempos pasados y rememorando ritos y costumbres de Euskal Herria.

Traté a Juanito Garmendia en la época inicial de mi vinculación con Eusko Ikaskun-tza, en 1982. Le recuerdo en los locales de la calle Idiáquez 10 de Donostia, con Edorta Kortadi y Olatz Zumalabe. Más asidua fue la relación en mi etapa de presidente y director de la Bascongada de Amigos del País (1987-2012). Garmendia Larrañaga fue un ferviente colaborador del Boletín de la RSBAP, en donde se encuentran muchas publicaciones suyas. Gran amigo de J. Ignacio Tellechea Idígoras y de José María Aycart, con este último se reunía en un almuerzo, una vez al año, por lo menos, para pulsar la cultura y el devenir del país. Hombre de paz, sus posturas, creo recordar, ayudaban a serenar y poner bálsamo y reconducir situaciones enquistadas. De alguna de ellas fui testigo.

En vida recibió algunos homenajes y distinciones, todas bien merecidas: la Diputación de Gipuzkoa, Eusko Ikaskuntza, Tolosa, algunas más. Y dos instituciones culturales de referencia, Eusko Ikaskun-tza/Sociedad de Estudios Vascos y la RSBAP, estarían obligadas a recordarle en esta hora, como así lo harán.

En este texto, un tanto telegráfico, no quiero olvidar a Juanito Garmendia sentado en su tienda al fondo, como una especia de rebotica, la cerería de su familia, en el corazón de Tolosa, escribiendo, recibiendo a amigos, sin prisa, en amena y dulce conversación. Dos mujeres fueron vitales para que él pudiera hacer lo que le gustaba tanto, escribir e investigar. Su esposa, María Juanita, y su cuñada, ambas abnegadas trabajadoras que le cuidaron, mimaron y ayudaron. Su éxito se debe también a ellas.

 

En la hora del adiós, agur eta ohore Juanito Garmendia, con tu pérdida todos vamos perdiendo algo, pero tu legado quedará y hablará para el futuro. Goian bego. 

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