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Tradición en estado puro
El sábado en el Teatro Arriaga
Poco más que una cuerda hace falta para unir la historia de una nación a través de la danza. Así lo demostrarán los componentes del grupo de bailes Beti Jai Alai de Basurto, puristas de la tradición donde los haya, quienes ofrecerán el próximo domingo día 18 a las 19.00 horas el espectáculo Euskal Herria Sokan en el Teatro Arriaga de Bilbao. Con una demostración de danzas de todos los territorios vascos, la agrupación bilbaina ofrecerá una actuación de hora y veinte minutos en la que demostrarán la variedad y belleza propias de la riqueza folclórica autóctona.
“Hemos organizado un espectáculo con danzas tradicionales pero escenificadas. Vamos uniendo cada baile con una soka (cuerda) y se van añadiendo las danzas de los diferentes territorios. Primero se hace una soka, enseñando los trajes y luego se ofrecer el baile”, señala Jon Pertika, componente histórico de la agrupación, sobre la exhibición que es parte de la programación del Arriaga y con la que pretenden realizar un circuito por varios teatros de Bizkaia. De esa forma, cada zona sumará al espectáculo pasajes que muestran su particularidad para, finalmente, entre todos hacer una soka danza especial, en la que los dantzaris de todas las zonas completarán una esku dantza final.
“Pretendemos mezclar todo: músicas, danzas y trajes de diferentes provincias”, indica Alberto Gutiérrez, responsable del espectáculo, quien concreta que entre unos y otros en el escenario acaban unas 36 personas, sumando dantzaris, músicos y un coro. Tras un verano repleto de actuaciones, Beti Jai Alai lleva dedicándose exclusivamente a la preparación de la función desde septiembre, si bien los meses anteriores ya empezaron a organizarlo. “Ensayamos tres días a la semana: los lunes, los miércoles y los viernes de 20.00 a 22.00 horas”, concreta Gutiérrez recalcando el esfuerzo adicional que conlleva el cuadrar las agendas de tantas personas.
Los representantes del grupo de Basurto lo tienen muy claro: “Nuestra apuesta siempre ha sido la danza tradicional”. Por ello, siempre que bailan por primera vez una danza de otro territorio optan por ir directos al origen, para ser lo más fidedignos posibles. “En esta ocasión, por ejemplo, bailaremos por primera vez las danzas de Otsagabia. Han sido dantzaris de Sangüesa los que nos han enseñado, primero fuimos ahí y ahora serán ellos los que vendrán, para corregirnos unos pequeños detalles”, señala el coordinador sobre las nuevas inclusiones al repertorio del grupo, entre los que también resalta Lapurdiko Ihauteriak.
No es la primera vez que Beti Jai Alai actúa en el Arriaga, escenario que ya conquistaron en 2008 cuando celebraron su cuadragésimo aniversario. Sin embargo, los días previos el nerviosismo está a flor de piel. En eso de la inquietud hay una diferencia sustancial entre “el veterano que tiene 32 años o el chaval que acaba de pasar al grupo de mayores con 15 años”. Sin embargo, hay factores comunes a todos: “No es lo mismo hacer un espectáculo en una plaza en la que hay cinco personas que en un teatro como el Arriaga, donde la gente se involucra más”, indica el responsable del espectáculo que será grabado por EITB.
Entre los retos a los que se enfrentarán sobre el escenario destacan el “bailar y actuar a la vez”, algo que en las danzas vascas no está del todo asimilado. “Estamos en tensión y serios, se nos suele olvidar sacar la sonrisa”, indica Gutiérrez, que aún así se muestra positivo, pues la venta de entradas va muy bien. “El patio de butacas está lleno, la platea y la primera fila también. No nos podemos quejar en absoluto”, señala sobre las entradas, cuyos precios oscilan entre los 7 y los 16 euros. Con el beneficio que obtengan del espectáculo sufragarán la fuerte inversión que han debido realizar para el vestuario.
cantera “Mi padre me enseñó a bailar cuando tenía 8 o 9 años, y desde entonces no he parado”, cuenta Jon Pertika, alma máter de Beti Jai Alai e integrante del grupo desde su inicio. El conjunto nació formalmente en abril de 1968 y su primera actuación ante el público fue en abril de ese mismo año, en un festival celebrado en La Casilla. A partir de ahí, su actividad fue aumentando mientras transitaban de un local de ensayo a otro e iban agenciándose material y vestuario. Asentados en la calle Estrada Masustegi, actualmente cuentan con una agrupación de unas 130 o 140 personas. “Tenemos unos sesenta niños, otros cincuenta dantzaris y diez o doce músicos, más un pequeño coro”, explica Pertika.
Las incursiones al extranjero de Beti Jai Alai les han llevado por países como Alemania, Francia, Bulgaria, Italia, Croacia, Inglaterra, República Checa... Sin embargo, hace un par de años que no viajan tan lejos “porque sale muy caro”. Lo que pretenden mantener son sus actuaciones anuales en eventos Aste Nagusia, Bizkaiko Dantzari Eguna, Dantza Plazetan... O las que realizan desde hace más de 45 años en el barrio de Basurto, como Olentzero, Santa Ageda o Carnavales.
Entre las citas anuales a destacar, Pertika menciona el aurresku de Begoña, que llevan más de veinte años bailando. “Hicimos una ezpata dantza para bailar en la misa, tanto el 15 de agosto como el 11 de octubre la bailamos en el altar; es una iniciativa que se ha consolidado a pesar de la reticencia inicial de los curas y el obispo”, narra Pertika sobre esta tradición recuperada por Beti Jai Alai, ya que después de la guerra no volvió a hacerse. Inspirados en un cuadro del pintor Villamil del año 1842, que escenifica la estampa, la agrupación de Basurto ha copiado la indumentaria de los dantzaris y de los alguaciles de la época con sombrero de copa, una larga capa negra y lanza en ristre.
Anécdotas aparte, el grupo posee una importante cantera de jóvenes dantzaris. “En estos últimos años están empezando veinte o 25 niños por curso, algo muy extraño pero positivo”, narran sobre las descompensaciones habituales en este tipo de agrupaciones entre hombres y mujeres. “En el grupo de los mayores siempre hemos tenido un mínimo de veinte chicos, una muy buena cifra”, evidencian sobre aquellos que se mantienen en el conjunto incluso a edades adultas. Aunque el militarismo y el voluntariado ya no es lo que era, Beti Jai Alai posee una importante cantera que augura un próspero futuro a su pervivencia.
Desde final de verano, Beti Jai Alai ensaya dos horas tres días a la semana. (Borja Guerrero)
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