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En las tripas de un gran espectáculo

Oskar Tejedor se sumerge en el día a día del Malandain Ballet y la OSE en su documental

A Oskar Tejedor siempre le llamaron la atención las grandes compañías. Siempre le interesó ver cómo una persona trabaja para un bien común, fuera de cualquier tipo de individualismo. Por eso, pensó en hablar con el Malandain Ballet Biarritz. “Fui a ver cómo trabajan y me sorprendieron desde el primer día”, dice Tejedor. Así comenzó un proyecto con el que pretendía desmitificar la figura del artista y que terminó siendo Notas en Movimiento, una película documental producida por Sincro que se estrena hoy en los cines Príncipe, donde a las 20.00 horas será presentada por su director.
Egilea
Marta Esnaola
Komunikabidea
Noticias de Gipuzkoa
Mota
Albistea
Data
2015/01/30
Lotura
Noticias de Gipuzkoa

“Mi idea era seguirles en su día a día, y la mejor manera para entrar en su vida era con una nueva creación”, apunta el director del documental. Entonces, cuando empezó a investigar, surgió el proyecto de llevar a escena La Cenicienta, de Sergei Prokófiev, y el coreógrafo Thierry Malandain decidió contactar con la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE). “Era un contexto perfecto para seguirles”. Durante meses, Tejedor registró cómo era su día a día, cómo preparaban la obra y con qué obstáculos se encontraban.

Al poner la cámara detrás del telón, el equipo fue observando cómo se iba construyendo un puzle. Por un lado, los bailarines crearon sus coreografías con música grabada y fragmento a fragmento. “No te puedes imaginar lo que va a ser al final”, asegura el realizador legazpiarra. También asistieron a la construcción del vestuario, el maquillaje y la escenografía. “Hay ocasiones en que nos hemos tirado toda la tarde grabando y sólo repetían 20 segundos de la pieza”, recuerda.

Después de medio año de grabación, llegó el momento esperado, el estreno en Versalles. “El día del preestreno, cuando escuchas la potencia de la orquesta con todos los demás detalles a punto, ves que encaja todo aquello que has visto antes”, declara Tejedor. Thierry Malandain ya lo dice al final de la película: “Hasta que no lo veo montado en el preestreno, no me doy cuenta de la obra que he creado”. Ese momento también fue importante para el equipo del documental, que vio cómo todos habían llegado a sus metas y, al mismo tiempo, también consiguieron el objetivo colectivo.

Historias personales

Antes de comenzar el rodaje, había muchos aspectos que le intrigaban a Oskar Tejedor. Ahora, más que dar respuesta a esas preguntas, abre un abanico de posibilidades. Para conseguirlo, escogió a unos protagonistas y fue rompiendo algunos tópicos, tomando como herramienta sus historias. “Por ejemplo, me sorprendió que los bailarines empiezan y acaban muy jóvenes, después de haber sacrificado tanto -se plantea-. En el documental muestro cómo una de las bailarinas se queda embarazada y lo que supone eso para ella”. Por otro lado, también retrata a la gente de la orquesta. “Hago hincapié en lo que pasa dentro de un mismo instrumento, que hay personajes totalmente diferentes. Estaba buscando esa disparidad, porque puede parecer que todos están en el mismo paquete”, asegura. También muestra gente que busca la manera de hacer algo más individual, como en el caso de dos músicos que se unen con un bailarín para hacer algo aparte.

Para conseguir a estos protagonistas, Tejedor habló uno a uno con todos los bailarines y con gran parte de los músicos y vio quiénes podían ser interesantes para destacar un aspecto determinado del documental. “Intento que se den cuenta de que les pongo un micrófono para que digan lo que quieran decir”, explica, y agrega que los artistas consideran que su vida es “normal”, aunque para el público pueda no serlo. “Ellos mismos fueron partícipes porque decían que en su cuadrilla hablan de las giras y sus amigos no entienden lo que hacen”, apunta el realizador guipuzcoano. Por eso, eran los primeros interesados en que se viese su día a día.

Ganas de más

Después de que la película se viese en el Zinemaldia, las primeras críticas que recibió Tejedor fueron “curiosas”, a su juicio. Cada persona con la que habla el realizador tiene una opinión distinta, ya que a cada uno le gusta una historia. “Al abordar el tema de una manera plural, la gente empatiza con uno y otro”, señala, y considera que eso es algo positivo, ya que ese hecho consigue que el público se meta dentro de la película. “Por otro lado, después de ver el documental, el público quiere ver La Cenicienta”, asegura Tejedor, quien añade que es lo que quería, “dejarles con ganas”. “Para eso ya tienen espectáculos de todo tipo habitualmente -afirma-. Ahora, cada vez que vayan a ver algo así, pensarán en todo lo que está detrás”.

Aun así, la mayoría de la gente podrá disfrutar de Notas en movimiento ahora que llega a los cines. Tejedor cree que cualquier persona a la que le guste la música clásica o el ballet podrá disfrutar de la película o que, por lo menos, “cuenta con un plus”. “Tanto la música como la danza son una maravilla”, sostiene. Pero además de eso, el realizador considera que es trata de “un documental humano, sencillo, pero sensible a la vez”. “Esta es una película para aquellos a los que les gusta descubrir cómo son las tripas de grandes compañías desde un punto de vista más personal”, sentencia. 

Un momento del documental, en el que unos de los bailarines del Malandain Ballet Biarritz entrenan en la barra situada detrás del escenario del Teatro de Versalles. Fotos: N.G.

Un momento del documental, en el que unos de los bailarines del Malandain Ballet Biarritz entrenan en la barra situada detrás del escenario del Teatro de Versalles. Fotos: N.G.

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