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Castaños celebra el vistoso Carnaval natural de Behenafarroa

El barrio bilbaino celebra el vistoso Carnaval natural de Behenafarroa de la mano de Salbatzaile dantza taldea

Un cortejo festivo con tintes populares inundó las calles del barrio de Castaños de música y baile durante la mañana de ayer. La peculiar comitiva consiguió congregar a un conjunto de espectadores asiduos a la cita y concurrentes por sorpresa que, sin dudarlo, se unieron con algarabía para celebrar la fiesta pagana por excelencia. Ni el típico día invernal y borrascoso pudo aguar el espectáculo a los vecinos del barrio bilbaino, quienes pudieron festejar, un año más, el tradicional Carnaval cuya inspiración recaló en Behenafarroa con algún que otro tinte alemán. Una vez más, el gran anfitrión del encuentro, el Salbatzaile dantza taldea, tuvo ocasión de demostrar su poder integrador dentro del barrio.
Egilea
Ane Araluzea
Komunikabidea
Deia
Mota
Albistea
Data
2015/02/23
Lotura
Deia

“Somos unas 150 personas las que bailamos y tocamos. Llevamos celebrando el Carnaval desde 1991 y ya es una tradición asentada”, relató Gontzal López, responsable del grupo e impulsor de la iniciativa. En colaboración con Bonifazio Kultur Elkartea, el Ayuntamiento de Bilbao e Innevento, por primera vez, la celebración contó con una carpa instalada en la Plaza del Funicular en la que una txosna dispuesta para la ocasión ofrecía la posibilidad de degustar los productos de la conocida charcutería de la familia Thate. De hecho, la iniciativa sirvió para dar comienzo a los actos que tendrán lugar durante todo el año de cara a la conmemoración, el próximo 7 de octubre, del centenario del funicular que sube a Artxanda.

Sin lugar a demoras, el desfile comenzó alrededor de las doce de la mañana para ir sumando asistentes a lo largo de las calles por las que transitaba. Inmaculada y Manu, un matrimonio residente en Castaños, fueron unos de los se sumaron en la calle Epalza, donde los dantzaris hicieron un alto para ofrecer unos bailes. “Conocemos a muchos de los que bailan”, indicó Inmaculada mientras señalaba uno de los jóvenes diciendo: “Mira, ese es uno de mis estudiantes”. “Pero este año hay mucho pureta”, consideró por su parte Manu con sorna, en alusión a los mayores del grupo, pues algunos de los dantzaris del grupo, en el que había gente de todas las edades, sobrepasaban la cincuentena.    

En la misma plazoleta, delante del Instituto Francés, las burgalesas Lorena, Rocío, Sandra y Ángela no perdían detalle de los pasos de las tradicionales polcas de Iparralde. “Estudio en Bilbao y vivo en Uribarria”, contaba Lorena, anfitriona del grupo de amigas durante el fin de semana, quienes se toparon con el festejo inesperadamente. “Nosotras también bailamos en un grupo de danzas tradicionales de Burgos y nos gustan mucho. Estas son diferentes a las nuestras, se bailan en pareja y la música es muy animada”, indicaban mientras comentaban los trajes regionales.

Si hay un colectivo que se une a la fiesta nada más suena la primera nota ese es el de los niños. “Aunque en Zalla, donde vivimos, hemos visto este tipo de bailes más de una vez, nunca los habíamos encontrado en Bilbao”, indicaba Mircea, un rumano afincado en Bizkaia, mientras sujetaba en un alto a la pequeña Sandra, de no más de tres años, quien movía la cadera al ritmo marcado por la fanfarria. Una vez reanudada la marcha, en la cola de la procesión que se dirigía a la Plaza del Funicular, Jon, Iker, Ariane y Ane, apuntaban maneras brincando tras los dantzaris. “Somos del barrio pero es el primer año que bajamos. Es una buena opción de ocio, sobre todo en invierno cuando no hay muchos planes”, relató Leire, madre y tía de los niños, entre los que algunos ya son integrantes de Salbatzaile.

Representación

A la una y media en punto, la comitiva llegó a la carpa donde ofreció una actuación de más de una hora, mientras en los márgenes, el público de todas las edades se arremolinaba para seguir de cerca los bailes originarios de Behenafarroa. Fue entonces cuando los hombres vestidos de Bolantak, con cintas de colores colgadas de la espalda y llamativos sombreros, y las mujeres, ataviadas con chalecos de terciopelo esmeralda y largas faldas rojas, tomaron la improvisada plaza de ambientación alemana. El resto de los personajes del desfile denominado Kabalkada -Zaldikoak , Zapurrak, Makilariak, Banderariak, Basandereak o Erraldoitxoak- también participaron en los alegres bailes populares.

“Cada año representamos los carnavales de un sitio diferente. El año pasado fueron los de Lapurdi y el año que viene serán los de Zuberoa. Hacemos un circuito y vamos alternando los bailes cada cinco años. El pasacalles del Carnaval de Behenafarroa da mucho juego”, detalló López sobre la celebración que llevan a cabo, considerada “una forma de implicar a la gente de las diferentes actividades organizadas durante todo el año”.

Con el fin de ambientar la fiesta, la txosna dispuesta en la carpa no cesó de servir cerveza y raciones de salchichas germanas. “Este año la celebración ha pasado de un día a dos, con los cual ha habido un ambiente estupendo durante todo el fin de semana”, indicó Jesús, uno de los voluntario de la txosna. En la misma sintonía se expresó el carismático Enrique Thate, hostelero de origen alemán: “La idea era mezclar la celebración del Oktoberfest con el Carnaval de Castaños, que tiene mucha tradición. El modelo de Oktoberfest también es con carpa, banda y baile, mesas y bancos. Esto es lo mismo en pequeño”, mostraba al otro lado de la barra aquel que miraba con cierta envidia la atmósfera que se respiraba. “Yo que soy del otro lado del río veo que esto es como una especie de pueblo dentro de Bilbao”, consideró.

Una dantzari coloca el sombrero a uno de sus compañeros vestido de bolanta.

Una dantzari coloca el sombrero a uno de sus compañeros vestido de bolanta. (Borja Guerrero)

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