Tradición para cerrar las fiestas

Las actuaciones de Gure Kai, la misa en la Ermita y los gigantes animaron la jornada

La jornada grande de las fiestas comenzó pronto, con el toque de Diana. Los gaiteros de Estella repitieron visita y avisaron del inicio de los actos, dejando paso a las vaquillas. No se entienden unas celebraciones en Deba sin los astados y así resultó ayer. Un pequeño grupo de jóvenes se animó a participar en el encierro y la sokamuturra con unas calles todavía mojadas.

La ermita de San Roke volvió a convertirse en un lugar de culto. Los fieles que acudieron al lugar se encontraron con una sorpresa; y es que sobre el altar vieron a su anterior párroco, Mikel Egaña, que celebró la misa en sustitución del actual, Patxi Aizpitarte. Una vez terminada la ceremonia, los asistentes salieron fuera del santuario para disfrutar con la tradicional Ezpata-dan-tza del grupo Gure Kai. El municipio costero se erigió capital de los gigantes. Las comparsas de Hondarribia, Estella y Pamplona se unieron a la local para recorrer las calles con sus bailes. Pocos faltaron a esta cita. La plaza del Ayuntamiento fue el punto de parada y donde se vivió una gran fiesta con estos enormes invitados. Niños y mayores siguieron con atención este espectáculo. Y no se movieron del lugar, con el objetivo de presenciar el aurresku a cargo de los dantzaris de Gure Kai, que se rodearon de las melodías de los txistus. El programa del Día del Debarra se cerró con el regreso de los gigantes. Su popular Alarde sirvió para despedir las fiestas.