Sencillo y accesible

Crítica, Organik, ES3IN

a bailarina y coreógrafa Natalia Monge es la responsable de este montaje coreográfico que se sitúa en el terreno de la danza-teatro y que nos habla con acierto y humor del estrés en que vivimos inmersos hoy en día, de la obsesión por la organización y por el máximo rendimiento del tiempo que marcan nuestras agendas. En un tono desenfadado y directo se van sucediendo escenas que alternan danza y sketchs teatrales bien conectados entre sí y que consiguen momentos de interés con planteamientos sencillos, para perder fuerza en un final facilón.



Es una propuesta fresca y que conecta con el público por su sencillez y accesibilidad. Dos actores y dos bailarinas entremezclan sus terrenos artísticos para dar vida a esta obra que comienza con una interesante progresión del patio de butacas hacia el escenario.



Los momentos de danza dejan demasiado al descubierto la escasa preparación física de los actores mientras que, en las intervenciones teatrales, éstos adquieren gran peso y presencia.



Las bailarinas defendieron con solvencia el movimiento y se integraron correctamente en el juego teatral. Los músicos sobre el escenario realizan un impecable trabajo con una música original y en vivo que en todo momento sabe integrase en la situación escénica. El escaso público que acudió a la representación se divirtió de lo lindo con este trabajo.