Mediocre intensidad

Crítica

Àngels Margarit aborda directamente el tema a través de un lenguaje sencillo y claro en una pieza escueta y con escaso desarrollo. Utiliza como vehículos artísticos tanto la palabra, el movimiento, como las imágenes de diapositiva y vídeo creando interesantes juegos de duplicación de imágenes y sombras.



La propuesta escenográfica y de iluminación está muy elaborada y aporta momentos de gran originalidad y belleza, sin embargo, el movimiento no siempre fue interesante y, la coreografía en su conjunto, no consiguió llevarnos más allá de la anécdota.



Las evoluciones de la intérprete fueron tomando fuerza en la segunda mitad del espectáculo sin lograr por ello enlazar la totalidad de la pieza.



La composición fue en un ligero in cresccendo para sorprendernos con un repentino y abrupto final que llegó antes de que la obra consiguiera despegar.



El resultado fue una obra algo fragmentada y de mediocre intensidad que convenció sólo en momentos concretos a pesar de disfrutar de interesantes efectos visuales.



La música y el vestuario no añadieron nada especial a lo propuesto a otros niveles.