Medio siglo de dantzaris de Eibar

José Luis Pérez Sarasketa quiere completar una base de datos con todas aquellas personas que han formado parte de los grupos de danzas vascas

Su implicación en estas formaciones llevó a que Pérez Sarasketa comenzase a realizar una ficha, un pequeño carnet, a cada niño o joven que se inscribía en grupos como Amalur o Kezka. A pesar del paso de los años, él ha conservado ese material y ahora hace un llamamiento a la participación con el fin de completar una base de datos lo más amplia posible con aquellos que tomaron parte entre los años 1959 y 2000. «Espero que sea una muestra amplia, del agrado de todas aquellas personas que en sus años jóvenes dedicaron su mejor voluntad a mantener la cultura euskaldun» señala. «Se podría completar si todas aquellas personas que por cualquier circunstancia piensan que no estarán en este archivo se ponen en contacto con el teléfono 688696515 para poder incluir su fotografía y sus datos en la muestra». Con este llamamiento quiere completar una lista que llega a 1.285 chicas y casi un millar de chicos en el recuento realizado hasta esta semana.

El objetivo de completar esta base de datos no es otro que su difusión pública. Para ello cuenta con la colaboración de la Revista Eibar que irá dando salida a este material. Además, tiene previsto poner en marcha una página web mediante la que se dará a conocer este trabajo. 'Eibarko dantzariak' es el título que llevará la base de datos que se espera completar en fechas próximas.

Txistu y danza

La década de los años 50 fue importante para la recuperación de las danzas vascas. Así lo recoge el libro editado por el Club Deportivo Eibar en su 75 aniversario. Fue en esos años cuando se comenzaron a impartir cursos de baile. La música de los txistularis iba de la mano de la danza tradicional y así comenzó el contacto de José Luis Pérez Sarasketa con este terreno. Como responsable del grupo en aquellos primeros años recuerda que de formaciones de la época como 'Educación y Descanso' se pasó al Club Deportivo Eibar. No fue hasta el año 1969 cuando el grupo de danzas del CDE pasó a llamarse Kezka. «Nos decían que Club Deportivo no sonaba bien para un grupo de baile, y Juan San Martín propuso que se llamara Kezka, igual que la revista que publicaba el Club» recuerda.

Los inicios no fueron sencillos, con unos ensayos que se celebraban en los locales de la ikastola, en Zezenbide. «Teníamos que apartar los pupitres para ensayar» indica Pérez Sarasketa. Sin embargo, en los años 60 y 70 se vivió un auge que llevó a que el grupo de danzas contase con 600 niños y jóvenes que acudían a las clases de danzas y participaban en las actuaciones. A finales de los años 70 se fundó el grupo Amalur, en el que siguió llevando el registro de entrada de niños y jóvenes. Anterior fue la disolución del grupo de danzas de la Sociedad Cultural Recreativa Arrate, con lo que el panorama de las danzas vascas en aquellos años distaba de la existencia de un único grupo.

Con la experiencia de aquellos años de efervescencia del folclore vasco, José Luis Pérez Sarasketa quiere devolver al pueblo una información de interés para los propios implicados. Recientemente, Armeria Eskola cerraba su centenario con una exposición en la que, entre otras cosas, se podían ver las fotos de la inscripción de sus alumnos, generación a generación. Fue de lo más visto. Algo similar puede ocurrir con los dantzaris, un grupo que a lo largo de medio siglo de historia ha congregado a miles de eibarreses.

Recopilación. José Luis Pérez Sarasketa con las fichas que ha ido conservando año tras año. :: FÉLIX MORQUECHO

Caras. Con la foto del año en que empezaron a bailar. :: MORQUECHO