Toda fiesta suele venir acompañada de regalos, solo que esta vez es el cumpleañero el que los hace. A lo largo de este 2023, la Asociación Cultural de Arte Popular Vasco Indarra celebra medio siglo de camino en pro de la cultura y la intención es ir desarrollando a lo largo de estos meses diferentes actividades para conmemorar una fecha tan importante. La primera de ellas va a ser este mismo viernes a las 20.00 horas en la Plaza Nueva, donde se presentará el espectáculo Topa gure.

“Lo mejor de estos 50 años es todo lo que está por llegar, por lo menos, durante otros 50”, dicen con una sonrisa Gotzon Ascasso, Amaia Elosegi e Iratxe Ibisate, tres de los componentes de esta gran familia por la que a lo largo de estos decenios “ha pasado medio Vitoria”. Por de pronto, hoy son más de 150 las personas que, tanto bailando como tocando diferentes instrumentos, dan vida al proyecto, una comunidad en la que los más pequeños rondan los 5 años y los más mayores... “¿hace falta decir una edad?”.

Pero antes de mirar a lo que vendrá o recordar algunos de los pasos dados, lo más inmediato es lo que va a suceder en Topa gure. “La idea es que se vean todos los disfraces que Indarra ha sacado en estos 50 años y una especie de resumen de los últimos espectáculos de carnaval que se han hecho”, implicando para ello a la fanfarre, los gaiteros, los txistularis y los dantzaris de la asociación, sumando además a grupos de veteranos.

Que este sea el primer regalo de este cumpleaños no es una casualidad. Tras la dictadura, fue Indarra la entidad que en 1979 quiso volver a llenar de música y danzas las calles de Gasteiz para lo que se organizó la primera comparsa de carnaval de la ciudad. Con el paso de los años, los desfiles que se realizan sábado y domingo se sobredimensionaron. “No tenía sentido seguir en ellos, así que propusimos al Ayuntamiento de Vitoria realizar espectáculos específicos y hacerlos en viernes”, fruto de lo cual nacieron montajes como Godaleta.

A todo ese camino recorrido desde el 79 hasta hoy es a lo que se quiere homenajear con Topa gure, la primera cita de una agenda de celebraciones que está cerrándose justo ahora, aunque ya se sabe que, por ejemplo, el 27 de mayo habrá una actuación popular por las calles y una celebración gastronómica. Eso sin perder de vista que se está haciendo un amplio trabajo de recopilación de fotografías, información, carteles, artículos y demás detalles para configurar la historia de Indarra, que no deja de ser también la de Vitoria y Álava. 

Tradición e innovación

En sus inicios, y es algo que se sigue manteniendo, la entidad tuvo como objetivo estudiar, conservar y reproducir, a través de las danzas, las costumbres de los diferentes territorios tanto alaveses como del resto de Euskal Herria. A eso se ha unido a lo largo de los años, una apuesta por aportar coreografías e iniciativas nuevas. Son dos facetas que se mantienen en el presente.

“Nos une la tradición y la innovación” y aquí se podrían citar varios ejemplos, aunque tal vez el más conocido sea el Gasteizko zortzikoa que se baila cada 5 de agosto. Se sabe que se interpretaba en el siglo XVIII, aunque luego se perdió, hasta que en 1988, Indarra apostó por recuperar la propuesta.

“Tiene un fundamento histórico y musical basado en documentos, en piezas de la Banda de Txistularis de Vitoria y en papeles del Ayuntamiento en los que se hablaba de esa dantza y que la asociación consultó en su momento”. Con ese material se creó el actual Gasteizko zortzikoa, en el que hoy toman parte unas 80 parejas, también pertenecientes a otros grupos. 

Esta es una de las citas importantes a lo largo del año para Indarra, cuyos locales ubicados en la calle Las Escuelas son un continuo hervidero a lo largo de la semana. “Hay momentos vitales diferentes y puede que a veces estés más alejado de ella, pero esta es una asociación que te hace volver”. Aún así, hay circunstancias que parecen inevitables, como que en determinadas edades –entre los 10 y los 18 años– haya algunas salidas, sobre todo entre los chicos. “A todos nos adaptamos”, también a una pandemia que igual ha hecho “que volver a empezar haya sido un poco complicado” aunque hoy es el día en el que en varios grupos de dantzas no hay plazas libres.

En el pasado quedan actuaciones en ciudades como la francesa Angulema y giras por Asturias, por ejemplo. En el futuro se dibujan infinitos momentos que compartir, también con la ciudadanía. En el presente “hemos pasado de aprender lo que podías con el que tenías al lado, a acudir a sitios como la Academia de Folklore para formarte mejor”. El aprendizaje no se detiene nunca.